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La Sevilla estudiantil: Universidad al 50% con bares al 100%

  • Varios vecinos de Ramón y Cajal denuncian el incumplimiento de las medidas sanitarias en los veladores de los bares y la suciedad que provocan, algo que los hosteleros niegan

Bares de la Avenida de Ramón y Cajal atestados de jóvenes clientes al final de la tarde del pasado jueves.

Bares de la Avenida de Ramón y Cajal atestados de jóvenes clientes al final de la tarde del pasado jueves. / Juan Carlos Muñoz

20:30 de un día cualquiera de esta semana. El principio de la Avenida de Ramón y Cajal es uno de los puntos más concurridos de Sevilla. Los bares frente a la Facultad de Económicas están llenos. Cientos de jóvenes se reúnen en los veladores, que forman una hilera que da la vuelta hacia la calle Avión Cuatro Vientos. "Apuran la hora de cierre y se llevan recogiendo y limpiando hasta la una de la madrugada", cuenta un vecino que prefiere no revelar su nombre. "Además limpian con pistolas de aire que hacen bastante ruido", añade.

Al igual que él se quejan otros inquilinos de los portales 2 y 4 de la avenida nervionense, donde se ubican más de 150 pisos. Bajo sus ventanas está el punto de encuentro de "chavales de toda Sevilla", asegura otra vecina que da clases en Sevilla Este y ha reconocido a alumnos suyos en la zona. El aparcamiento al aire libre que colinda con los bares, propiedad de las comunidades de vecino, es utilizado "para hacer botellón y beber cerveza", explican. Y ponen como ejemplo el estanco que está entre los negocios hosteleros: "Vende más bebidas que la abacería que tiene al lado". Algo que el propio estanquero desmiente, aunque reconoce que no puede controlar dónde se consumen los productos que ofrece.

Otra perspectiva de los bares del principio de la Avenida de Ramón Cajal. Otra perspectiva de los bares del principio de la Avenida de Ramón Cajal.

Otra perspectiva de los bares del principio de la Avenida de Ramón Cajal. / Juan Carlos Muñoz

La zona de veladores de algunos bares, principalmente los ubicados junto a la parada de autobús de la línea 28, es lo más llamativo de la problemática que denuncian los vecinos. Las normas sanitarias impuestas por la pandemia brillan por su ausencia en numerosas mesas, donde el número de clientes excede las 6 personas o se producen improvisados conciertos de guitarra sin mascarillas. "Todos los días es el cumpleaños de varios", expone un vecino aludiendo a la vertiente musical de los grupos que en esta zona se dan cita. Otro aspecto destacable es la apariencia de alguno de ellos. Mientras unos tienen recogidas las sombrillas y toldos, haciendo que la ventilación de los veladores sea mayor; otros los despliegan por completo, tomando la forma de un hospital de campaña verde.

Las quejas de los vecinos no sólo apuntan a los bares que tienen debajo, sino también a su alrededor. "Cuando cierran los bares, suben a los pisos y a la azotea a seguir con la fiesta", alerta una vecina, que dice esta práctica es habitual desde antes de la pandemia en el bloque. Y todo ello con un 50% de clases presenciales, lo cual está reduciendo la afluencia de alumnos a las varias facultades que rodean la hilera de exitosos bares.

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