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Episodios sevillanos del siglo XX

Sevilla y la aviación transoceánica

  • ENTREGAS PUBLICADAS: 7, 14, 21 y 28 de marzo; 4, 11, 18 y 25 de abril; 2 y 9 de mayo de 2010.La primera visita del Zeppelín fue el día 24 de abril de 1929, como homenaje a la Exposición Iberoamericana, causando enorme expectación en los ciudadanos en las calles y azoteas

Los difíciles años republicanos y la guerra civil borraron de la memoria ciudadana la frustración sufrida por los sevillanos con el dirigible Zeppelín y la construcción del Aeropuerto Terminal de Europa, dos proyectos unidos por la vocación aeronáutica de la ciudad que, desde 1910, cuando se realizó el primer vuelo en la dehesa de Tablada, estuvo vinculada a hitos decisivos de la historia de la aviación española.

Más adelante, Sevilla volverá a ser protagonista en este ciclo con temas como el inicio de la Aviación Comercial española, el reactor Saeta y el Aviocar, que tanto significaron para el despegue de la industria aeronáutica local.

El dirigible Zeppelín y al aeropuerto transoceánico o Terminal de Europa fueron dos temas que apasionaron a los sevillanos durante el primer tercio del siglo XX y que, por desgracia, terminaron en rotundas frustraciones, como tantos otros proyectos sevillanos durante la pasada centuria.

Recordamos las principales circunstancias que malograron el protagonismo de Sevilla en la llamada batalla del Atlántico, en la que España perdió la oportunidad de lograr el control comercial aéreo entre Europa y América, por incompresible desidia de los gobernantes españoles del primer tercio del siglo XX. En resumen, la enorme trascendencia que para España hubiera tenido convertirse en epicentro de la red de comunicaciones aéreas, con base precisamente en Sevilla, adelantándose a los proyectos de Gran Bretaña, Francia e Italia.

Sin embargo, subrayamos, que las autoridades sevillanas, y también el poder civil ciudadano, representado por las corporaciones mercantiles y los casinos, sí fueron conscientes de los valores que representaban para el futuro inmediato tanto la Base de Dirigibles como el Aeropuerto Terminal de Europa. Y lucharon con ahínco por lograrlos, pero sin respuestas positivas desde Madrid.

Y esta valoración positiva la hacemos a pesar de reconocer que no faltaron entonces, como no faltaron nunca en Sevilla, opiniones contrarias y cortapisas a todo lo que suponía cambiar el ritmo cansino de una parte de la sociedad sevillana. Así que tanto el Zeppelín como el aeropuerto tuvieron agoreros de oficio, pero no en exclusiva, pues enemigos atrincherados en las mal llamadas esencias sevillanas los tuvieron la exposición iberoamericana, las torres de la Plaza de España, el edificio de la Telefónica en la Plaza Nueva, los ensanches básicos y hasta el alcantarillado, pese a que Sevilla tenía el triste récord de ser la tercera ciudad del mundo en mortalidad infantil, solo superada por las ciudades de Bombay y Madrás, en la India.

Enemigos lo tuvieron el traslado del recinto de la Feria de Abril, el canal de navegación Sevilla-Bonanza y lo tienen aún la nueva esclusa y la adaptación del puerto a las exigencias socioeconómicas y técnicas actuales.

El Zeppelín vino a Sevilla en 17 ocasiones, pese a las dificultades que presentaban las instalaciones provisionales de anclaje y la nula ayuda de los gobiernos de Madrid para construir hangares de invierno y otras infraestructuras básicas. Casi todas las llegadas del Zeppelín a Sevilla fueron atendidas en terrenos de la huerta de Hernán Cebolla, cercanos al actual aeropuerto de San Pablo, cedidos generosamente por el matador de toro Ignacio Sánchez Mejías, los primeros, y por Ildefonso Marañón y Lavín, los segundos. Sólo en dos ocasiones las aproximaciones de los dirigibles se realizaron en el aeródromo de Tablada. Y en otras ocasiones, las últimas, en San Pablo.

La segunda vez que vino el dirigible fue el día 16 de abril de 1930, aterrizando en el campo de Hernán Cebolla.

La historia de la aviación sevillana tiene en Tomás de Martín Barbadillo su máximo valedor. En 1934 publicó un libro básico titulado Sevilla Aeropuerto Terminal de Europa. La batalla del Atlántico, donde recogió todas sus publicaciones fundamentales y los documentos oficiales sobre los proyectos de establecer tanto el aeropuerto como la estación de anclajes para los dirigibles. Tomás de Martín Barbadillo fue un personaje entrañable.

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