Ya forman parte del paisaje, como los Superhéroes de barrio de la canción de Kiko Veneno. Los superhéroes de Marvel y de DC (Detectives Comics) han sido indultados por aclamación popular, usando esa expresión del argot taurino que también se utiliza para salvar una falla o una carroza de la Cabalgata de Reyes Magos.

Su presencia en el muelle de las Delicias estaba previsto que terminase ayer, el mismo día que llegó a su final la cuadragésima edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión en la Plaza Nueva. Pero han prorrogado hasta el 7 de enero, el mejor regalo de Reyes para los niños -y padres- que los han disfrutado y quienes tendrán ocasión de

aprovechar la prórroga.

Ocho décadas de unos personajes del cómic que dieron el salto a la gran pantalla del cine

Hay un curioso vaso comunicante entre esta exposición de Superhéroes y la Feria del Libro Antiguo. El origen es el mismo. Conocidos sus personajes por el efecto multiplicador de los homónimos cinematográficos, antes de ser filmoteca, Marvel y DC fueron una impresionante biblioteca. La historia de dos emprendedores.

En 1939, el último año de la Guerra Civil española a la que vinieron sus compatriotas Ernest Hemingway y John dos Passos, el joven empresario Martin Goodman crea una editorial de cómics que sería el germen de Marvel y ese mismo año aparece Batman, el superhéroe más reconocido de DC, las iniciales de la competencia.

Malcolm Wheeler-Nicholson, el creador de Detectives Comics, también se fue a la guerra, pero en trincheras diferentes. El padrino de personajes como Superman, Batman, Joker, Catewoman, Flash o el Capitán Linterna fue el mayor más joven del Ejército de los Estados Unidos, combatió a Pancho Villa y participó en episodios bélicos en Filipinas y en Siberia. Hijo de una periodista, conoció en su infancia a Rudyard Kipling.

Iron Man, Hulk, Spiderman y Capitán América forman la artillería de la galería de personajes de Marvel. Capitán América, muy en la línea de la doctrina Monroe, nace en 1941 de la mano de Joe Simon y Jack Kirby. En la exposición, junto a las gigantescas maquetas de los personajes -con amables replicantes en carne y hueso que hacen las delicias de los más pequeños- aparece una pantalla con imágenes de las versiones en cine y paneles donde se da cuenta de los creadores de cada superhéroe, la evolución y su presencia en el cine. Un viaje del papel a la pantalla.

Además de este binomio Marvel-DC, un duelo en el cómic sólo comparable al de Dashiell Hammet y Raymond Chandler en la novela negra, hay presencia de parientes de aventuras y desengaños: sendos apartados monográficos dedicados a la saga de la Guerra de los Galaxias, la obra de George Lukas que ya lleva más de cuatro décadas en la cartelera, o Piratas del Caribe, con la caracterización como malo malísimo de Javier Bardem.

Después de recorrer la retahíla de personajes con sus correspondientes historias y los actores y actrices que los encarnaron, hay una sala de proyecciones donde se ven escenas verdaderas y tomas falsas, detalles de los rodajes y mecanismos del engaño para convertir un coche en miniatura en un paquidermo de la mecánica.

De los personajes, uno de los que más llama la atención es el que más recientemente se ha paseado por las pantallas, Thor, al que da vida Chris Hemsworth, el actor australiano casado con Elsa Pataky, la actriz española que fue taquillera del metro en Tiovivo de José Luis Garci y la protagonista de Ninette y un señor de Murcia en la adaptación cinematográfica de la obra de Miguel Mihura. La fotografía de Thor es española, la firma el eibarrés Javier Aguirresarobe, y por el elenco aparecen actores de primera fila como Anthony Hopkins o Jeff Goldblum. Casi ocho décadas de superhéroes que han sobrevivido a los cambios en los gustos y las tecnologías.