DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Sevilla

El despliegue policial evita el desmadre en Sevilla

  • El amplio dispositivo policial evita que se produzcan escenas como las de hace siete días en la Alameda

La Policía Local desplegada este viernes en la Alameda de Hércules.

La Policía Local desplegada este viernes en la Alameda de Hércules. / José Ángel García

Bares llenos pero ninguna imagen tan lamentable como la de hace siete días. Así transcurrió la noche del viernes en Sevilla. Con la lección bien aprendida, el amplio dispositivo policial veló para que no hubiera grandes concentraciones de jóvenes bebiendo en la vía pública, como sí ocurrió en la Alameda de Hércules en la noche en la decayó el estado de alarma.

Siete días después, la Policía desplegada en este punto neurálgico de la movida sevillana ejerció como diluyente de cualquier atisbo de botellona. Eso sí, las terrazas de los bares tuvieron colgados el cartel de completo desde prácticamente la hora del almuerzo. Y es que en esta Sevilla de pandemia es imposible tomar algo en un bar si no se ha reservado con bastantes días de antelación. En la zona de la Alameda, concretamente en la calle Peris Mencheta, la Policía Local precintó un establecimiento por vender bebidas alcohólicas para su consumo en la calle e incumplir las medida para la protección frente al Covid-19.

Desde el Ayuntamiento han destacado que durante la noche ha habido un amplio dispositivo preventivo en las zonas en las que podía haber más problemas, como la Alameda. El número de incidencias en la ciudad ha sido bajo. También han puesto de manifiesto que la hostelería ha cumplido con las normas  y apenas ha habido dos precintos y dos cierres.

Contra las botellonas se han realizado una veintena de actuaciones en distintos puntos, pero sin haber grandes aglomeraciones.

Una imagen curiosa fue la producida a partir de las doce de la noche cuando los bares tuvieron que bajar las persianas y muchísimas personas deambulaban por las calles buscando un local abierto donde apurar la velada. Los que todavía podían recibir clientes, como la terraza Sojo en el Mercado del Barranco, tenían una curiosa cola para poder acceder.

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