La Triana de anteayer (III)

CONTINUAMOS con las transformaciones urbanas, arquitectónicas y demográficas que han modificado la sociología del arrabal de Triana en el siglo XX (Ver Diario de Sevilla, 9 y 30 de diciembre de 2009). El "casco antiguo" podríamos fijarlo, por el Este, en la orilla del Guadalquivir, aunque nos parece que la actual calle Betis responde a una demografía más universal que trianera, más mediatizada por los establecimientos hosteleros y con menor peso residencial autóctono. Entonces, la frontera real por el Este del "casco antiguo" deberíamos fijarla mejor en la calle Pureza, avanzando hacia el Oeste por la plaza del Altozano para seguir por las calles San Jorge, Callao, Castilla y Patrocinio. En este caso, la calle Castilla sí es frontera, y el aledaño del paseo de Nuestra Señora de la O es una prolongación de la citada calle Castilla.

Por el Norte, la frontera estaría en la calle Troya, siguiendo hacia Pagés del Corro y no pasando de la zona que marca la estatua del lepero Rodrigo de Triana. La calle Voluntad marca otra zona fronteriza, con algunos aledaños hacia el Norte, mientras seguimos hacia el Barrio de León y luego giramos a la derecha hacia el Patrocinio. En este perímetro aproximado, sin rigor geográfico, podríamos decir que se concentra el "casco antiguo" de Triana, si bien tenemos que valorar como modernos los sectores de Santa Cecilia y otros núcleos de torres, incluidos en el mencionado perímetro ideal. Todo lo demás que existe hacia el Oeste de la ronda intermedia, ya es moderno, y lo mismo sucede en el Suroeste y el Norte.

Ahora bien, dentro del citado "casco antiguo" no se han mantenido los criterios urbanos y arquitectónicos que dieron carácter singular al "cuerpo" de la antigua Triana. Es verdad que se mantienen los viarios clásicos, de las calles Pagés del Corro, Pureza, San Jacinto, Castilla, Alfarería, plaza del Altozano, etc. Pero la arquitectura de la zona ya no es la misma, ya presenta numerosas alteraciones morfológicas, ya no es "casco antiguo" aunque esté dentro del perímetro ideal que hemos indicado antes.

Esta realidad, que debemos conocer y admitir como inexorable y en clara y rápida expansión demoledora, lleva anexo los resultados sociológicos de los cambios demográficos que imponen las modificaciones del "cuerpo" del arrabal, el urbanismo y arquitectura históricos. Porque no sólo han cambiado los trazados y las morfologías residenciales, sino que esas alteraciones llevan implícita la transformación del vecindario, es decir, del "alma" de Triana. Las fotografías que acompañan nuestras líneas ayudan a comprender mejor la geografía de Triana.