Antonio Biosca

El área chica en un piso de Trifón

  • Vino de Almería a Sevilla pasando por un lugar de la Mancha del que sí quiere acordarse. De Rusia a Segunda, de Segunda al Mundial, vaivenes de un zaguero con alma de interior.

EL fútbol es un reloj de arena de gran precisión mnemotécnica. Los gemelos José Raúl y David acaban de cumplir 39 años. Uno trabaja de cajero, el otro en un edificio de la Cartuja. Su padre, como la película de Kusturica, estaba en viaje de negocios. "Me cogió en Alicante con la sub 21 para jugar un partido contra Turquía, de allí fuimos a Barcelona a jugar contra Dinamarca. Algunos me confundieron con el otro Biosca que jugó en el Barcelona y era el segundo de Kubala en la selección. Hasta creían que era yo el que había tenido un lío con Lola Flores. No volví a Sevilla hasta una semana después".

Antonio Biosca Pérez (Almería, 1948) es puro manquepierda, 13 temporadas en el Betis. Tres inolvidables. El 25 de junio de 1977 participa en la conquista de la primera Copa del Rey frente al rey de Copas, el Athletic. El 7 de junio de 1978 suple a Migueli en el Mar del Plata, el España-Brasil del Mundial de Argentina. En 1979, el ascenso. Con Julio Cardeñosa, tuvo la rarísima oportunidad de disputar un Mundial de fútbol estando en Segunda División. "Cuando nos llamó Kubala ya estábamos descendidos". Estaba demasiado lejos en el campo para evitar que Amaral despejara aquel balón imposible. "Julio se confió y le dio despacito, Leal pudo aprovechar el rebote".

Biosca viaja desde Almería hasta Sevilla con un paréntesis manchego en el Calvo Sotelo de Puertollano. "Nunca bebí de la famosa agua agria, decía la leyenda que quien la bebía se quedaba a vivir allí y se casaba con una del pueblo. Yo no me quedé, pero me casé con una manchega". La madre de los gemelos, antes de Clara, que nació en la Mancha y vive en Brasil con su marido argentino, y después de María, cuidadora y peluquera de perros.

Presencias y ausencias se cruzan en la memoria trepidante de un futbolista que creció en el barrio almeriense de los Cortijillos de Belén. "La primera vez que pisé el campo del Betis fue con el Plus Ultra de Almería, que presidía mi compadre Carlos Ruiz. Estaba recién muerto mi padre y yo venía de luto. Nos hicimos una fotografía en la plaza Virgen de los Reyes, junto a la Catedral".

El Calvo Sotelo era un gallito de la Segunda División. "Tenían una plantilla muy buena y había dinero". En uno de sus primeros partidos con el Calvo Sotelo, en Mallorca, Pereda, el cómplice burgalés del gol de Marcelino a la URSS, le rompió los ligamentos cruzados. "Estuve ocho meses de rehabilitación en Madrid y me quedé en el hotel Carlton".

Llega al Betis en la temporada 71-72. "Nos quedamos seis o siete futbolistas en un piso de Trifón. Estaban Rodríguez, Cobo, López, un tal Arrieta que vino de la Real Sociedad. De allí me fui a López de Gómara a un piso que le alquilé a Telechía". Retrasó su debut porque un árbitro sevillano le echó cuatro partidos en un Calvo Sotelo-Oviedo. "Era Álvarez Margüenda. Después se portó muy bien conmigo. Actuó de testigo cuando un chico atravesó indebidamente por República Argentina". El banco de Almería de la plaza de España está justo delante de la Oficina de Extranjeros. "Viví la etapa de los oriundos, esos futbolistas de padres españoles. Al Betis llegó Anzarda". Biosca está imbatido como internacional: dos victorias frente a México y Suecia, un empate con Brasil. Se midió a un delantero centro sueco "grande y con barba. Siempre lo superaba porque me quedaba arriba. Lo que hacía Santillana y ahora está aprendiendo Cristiano Ronaldo". Recuerdos gauchos. "En La Martona nos metieron en un sitio de caballos. Para ducharte tenías que agarrar la cortina, estaban pegadas con ventosas. Compartía habitación con Cardeñosa. Miguel Ángel y Santillana se enfadaron, yo me fui con Santillana y Julio con Miguel Ángel".

Sus dos goles en semifinales al Español le dieron al Betis el pasaporte para la final del 77. Desde entonces se reúnen los viernes últimos de mes. Y la Parca empieza a anotar bajas. "Cuando daban las habitaciones los entrenadores, Benítez miraba debajo de las camas y en los armarios. Una vez me metí dentro de un armario y le di un buen susto. En un partido contra el Barcelona, saltamos Marcial, Benítez y yo y le rompí la barba. Se acordaba de mí, del loco como me llamaba, cada vez que se afeitaba". Con Alabanda compartió habitación en el hotel Macarena en un partido de la selección sub 21 en Sevilla ante Turquía. "Pegaba unos ronquidos que no me dejaban dormir. Le pedí a Ángel Mur el cambio de habitación. Era un equipazo: Santillana, Del Bosque, Camacho".

Hijo de José y Emelina, sus hermanos mayores, Juan y José, murieron. "Yo nací de penalti en la prórroga". El Sevilla es el equipo al que más goles le marcó, con uno muy meritorio a Superpaco.

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