“El impacto paisajístico de la Torre Cajasol en la ciudad será contundente, ésta es la opinión del Colegio de Arquitectos aunque sé que habrá debate para rato”. Sin más calificativos valoraba el decano de la Escuela Oficial de Arquitectos de Sevilla (COAS), Ángel Díaz del Río, la construcción del que se convertirá en el primer rascacielos en la capital hispalense.

La construcción de dicha torre, que albergará las oficinas centrales de Cajasol, nació de la iniciativa de un concurso en el que el diseño del arquitecto César Pelli se alzó con el triunfo.

Desde que el pasado 17 de septiembre el Ayuntamiento diera finalmente luz verde a la edificación del rascacielos, han sido muchas las opiniones que han contrariado la construcción de la torre, pero sobre todo su ubicación próxima al casco antiguo -en la zona de Puerto Triana- y su altura -178 metros-, superando la talla de unos de los edificios más emblemáticos de la ciudad como es la Giralda.

En este sentido, el Colegio Oficial de Arquitectos de la ciudad admite que la visión de la Unesco, que se opone al proyecto porque pondría “en peligro la armónica línea de horizonte sevillana coronada por la Giralda”, es totalmente respetable pero que su “opinión es colegiada”.

“Una tipología de rascacielos en una zona histórica y de patrimonio cultural no es una tipología correcta, en eso estamos de acuerdo con la Unesco”, defendía.

Por otro lado, y aislándose aún más del debate surgido, el decano del Colegio oficial de Arquitectos achaca a las diferentes maneras de apreciar el entorno de la ciudad las distintas opiniones surgidas, aunque él mismo reconoce que quizás sea la “morfología urbana” de la ciudad la que provoque un impacto de rechazo en la ciudadanía.

“Para una ciudad andaluza la tipología de rascacielos no es habitual con la morfología urbana existente y ahí está la orientación de las opiniones, pero los peritos de Vanguardia son necesarios para construir una ciudad del siglo XXI y es a ese estilo al que responde la Torre Cajasol”, aseguraba.

En relación a su ubicación, a unos escasos 200 metros del casco histórico, Díaz del Río reconoce que “dentro de un medio físico plano” como es Sevilla “la ubicación de la torre hubiera provocado el mismo impacto” en cualquier zona de la ciudad.

En cualquier caso, desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla se dejan puertas abiertas para una continuación del debate, ya que el propio decano aseguraba que de admitírselo la Junta de Gobierno podrían hacer “cuatro convocatorias en febrero” para continuar con la discusión.