Breve historia del órgano de la iglesia del Salvador
La inauguración de la recuperación del órgano de la iglesia, llevada a cabo en estos días, ha permitido volver a escuchar su espectacular sonido en las bóvedas de la antigua Colegiata
La iglesia del Salvador recupera su fabuloso órgano barroco
Durante las obras de la gran restauración integral del templo, llevada a cabo entre 2003 y 2008, fue necesario desmontar el órgano para resolver algunos graves problemas estructurales en su muro de apoyo, la trasera de la fachada a la plaza del Salvador. El instrumento se clasificó y empaquetó por el prestigioso organista Gerhard Grenzing, que garantizó su recuperación completa para la fecha de la reinauguración del templo. Desgraciadamente no fue posible y ha sido en estos últimos años cuando el Cabildo Catedral ha acometido el complejo proceso de restauración y montaje llevado a cabo por el organero Óscar Laguna.
Aunque el órgano es un instrumento musical, por su volumen e importancia, ha tenido un papel relevante en la configuración definitiva del espacio interior del templo. Lamentablemente, de los muchos órganos que llegó a tener la colegiata y de los que tenemos referencias desde el siglo XVI, sólo ha perdurado el existente, auténtica joya de la organería. El instrumento del Salvador de Sevilla es uno de los órganos barrocos españoles más singulares. Su autor, Juan de Bono, había participado con el equipo dirigido por su cuñado Jorge Bosch en la construcción del órgano del Palacio Real de Madrid y el de la Epístola de la Catedral de Sevilla, éste último sin lugar a dudas, una obra singular que supuso la cumbre de la organería clásica en la Península Ibérica. Por desgracia, este órgano desapareció en 1888 con el hundimiento del cimborrio de la catedral.
La actividad musical del Salvador fue permanente desde sus inicios como colegiata, alcanzando su mayor esplendor en los primeros años del siglo XVII con la figura de Francisco Correa de Arauxo, máximo exponente de la música barroca española, quién se convirtió en organista del Salvador cuando apenas contaba 15 años de edad. Muchas composiciones del llamado Bach español fueron escritas aquí.
El actual órgano fue concebido inicialmente por Francisco Ortíguez para ser situado entre las naves del Evangelio y central, sobre la sillería del coro, entonces situado en la nave principal, siguiendo el modelo clásico de las catedrales españolas. En 1772, al ser dañado el órgano por la construcción del retablo mayor, que estaba realizando Cayetano de Acosta, hubo que desmontar tanto la maquinaria musical como la vieja caja. A finales de 1788 el Cabildo tomó la decisión de construir un nuevo instrumento según los planos y diseño musical de Juan de Bono, que realizó un órgano de doble fachada, con tubos por delante y por detrás. El acuerdo se cerró por un importe de 65.000 reales, aprovechando los restos del viejo órgano del que “se hallaban los fragmentos por las tribunas y rincones de la iglesia”. La caja se encargó a Manuel Barrera y Carmona, reconocido retablista de influencia neoclásica, por un importe de 15.000 reales.
El nuevo órgano se terminó de instalar en 1796 en el segundo tramo de la nave central con fachada también a la nave del Evangelio, donde se mantuvo setenta años. Entre los años 1861 y 1867, se trasladó el órgano a su emplazamiento actual, desmontando para ello la tribuna de fábrica de los pies de la iglesia y construyendo un amplio soporte sobre la portada principal. Se anuló para ello la cara posterior del instrumento, que perdió algunas de las cualidades de resonancia y musicalidad que le proporcionaba el doble conjunto de tubos.
La desaparición del coro en el centro de la nave principal devolvió a la iglesia su espacio original. Tenemos referencias de la admiración que causó al público sevillano contemplar la totalidad de la iglesia vacía en su inauguración en 1712, focalizada en el templete del altar bajo la cúpula. Un impacto semejante debió causar la aparición del gran espacio de la iglesia sin obstáculos en 1861, una vez libre la nave central del coro de canónigos y el órgano colocado a los pies.
Con esta restauración se completa la iglesia del Salvador que recupera su extraordinario órgano y permite apreciar, nuevamente, las inmejorables condiciones sonoras de su espacio. Confiemos que esta iniciativa permita rescatar tantos órganos de otras iglesias, actualmente en desuso o arrumbados, historia viva de la música española.
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