La calidad del aire en Sevilla no se encuentra, de momento, en estado crítico. Sin embargo, no se puede decir que la ciudad tenga una buena calidad del aire. La ola de calor que está sufriendo la ciudad en los últimos días, unido a una intensidad del tráfico inusual en esta época del año cuando muchos vecinos se encuentran ya de vacaciones están haciendo mella en los indicadores por contaminación de ozono troposférico (O3).

Así lo han confirmado este miércoles a este periódico fuentes de la Asociación Ecologistas en Acción de Sevilla que indican que, en base a los datos recogidos en la Red e Vigilancia y Control de la Calidad del Aire de la Junta de Andalucía, hasta seis de las 12 estaciones de medición que se encuentran en la provincia han superado en los últimos días los niveles que marcan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Esto es, los 100 microgramos por metro cúbico durante siete horas seguidas. No obstante, en ninguna de ellas se han superado los topes que marcados por las respectivas legislaciones.

En concreto, el pasado 11 de julio registraron una situación "regular" las estaciones de Alcalá de Guadaíra, Dos Hermanas, Sevilla centro, San Jerónimo, Santa Cara y Torneo. "Los principales accesos de la ciudad donde se concentra un mayor volumen de tráfico a lo que se suman ahora los efectos de las altas temperaturas", argumentan las mismas fuentes. Esta misma calificación se volvió a repetir este martes en la estación de Alcalá de Guadaíra.

El ozono troposférico es un contaminante secundario que se forma a partir de reacciones fotoquímicas complejas en las que interviene la intensa luz solar y contaminantes primarios como son los óxidos de nitrógeno (NO, NO2) y compuestos orgánicos volátiles, causados sobre todo por el tráfico.

Según recoge el informe nacional sobre La calidad del aire en el estado español 2021 de Ecologistas en Acción, la alta presencia del ozono troposférico afecta a la salud por tener un "potente carácter oxidante" que a corto plazo "causa irritación en los ojos, superficies mucosas y vías respiratorias superiores, y reduce la función pulmonar". En concentraciones más bajas, pero sostenidas en el tiempo, afecta al desarrollo pulmonar, aumenta la incidencia y gravedad del asma, provoca alteraciones cognitivas similares al alzhéimer e incrementa la mortalidad de personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares crónicas, por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), diabetes e infarto, según se recoge en el mismo análisis..