Una campaña por Victoria Esperanza que puede salvar muchas vidas: "Es por todos los que están esperando un donante de médula"
La lucha de una niña sevillana con alma malagueña ha impulsado una ola solidaria que busca aumentar las donaciones de médula ósea
Una médula, tres vidas: "Me siento muy afortunado"
Victoria Esperanza tiene seis años, un nombre lleno de fe y coraje, y una segunda batalla por la vida entre manos. En abril de 2022 le diagnosticaron leucemia linfoblástica B con sólo tres años. Dos años después, tras superar con éxito un tratamiento de quimioterapia, tocó la campana que marca simbólicamente el final del cáncer. Pero la alegría duró poco. En junio de este año, en una revisión rutinaria, se detectó una recaída. Ahora el tratamiento no acaba de responder y la pequeña necesita un trasplante de médula ósea para sobrevivir.
Para conseguirla, su historia ha comenzado a recorrer redes sociales, medios de comunicación, cofradías, asociaciones y corazones. Y todo gracias a una campaña ciudadana que ha prendido como una llama en toda Andalucía, y más allá, para fomentar la donación de médula ósea. Una acción que, como repite su entorno más cercano, “no sólo es por Victoria, es por todos los que están esperando”.
Juan Jesús García Mendoza, amigo de la familia, voluntario de la Asociación Española Contra el Cáncer y ex paciente oncológico, ha tomado la voz de este llamamiento. "Mucha gente nos llama diciendo que quiere donar para Victoria. Y hay que explicar que la donación de médula no es directa. No se dona para una persona concreta. Uno entra en un registro mundial de donantes y, si hay suerte, aparece una compatibilidad. Hoy puede salvar a Victoria, mañana a un niño en Canadá. Pero lo importante es entrar", explica en declaraciones a este periódico.
Desde hace días, Juan Jesús ha sido el rostro visible de esta campaña, que ha ido creciendo como una ola de solidaridad gracias a las redes sociales. "Yo hice una publicación que tuvo más de 30.000 visualizaciones, y a partir de ahí, empezó a repostearla gente conocida, como Las Mellis, Andy y Lucas, Roberto Leal o medios nacional como Telecinco y La Sexta. Ha sido algo muy bonito de ver", afirma conmovido.
"La médula no se saca de la espalda"
Uno de los objetivos de la campaña es combatir la desinformación. "Mucha gente cree que te pinchan la espalda o que es peligroso, pero no es así. El primer paso es sólo una extracción de sangre como cualquier otra, para analizar compatibilidades. Si resultas compatible, el proceso es similar al de una diálisis, dura una hora y media y no tiene efectos secundarios", explica Juan Jesús con claridad.
Los donantes ideales tienen entre 18 y 40 años y pueden acudir a cualquier centro de transfusión de su ciudad. "No hace falta estar en Sevilla o Málaga. Esto es un movimiento nacional, incluso internacional. Se trata de salvar vidas, no de dónde eres", añade.
Aunque Victoria Esperanza nació en Sevilla, por raíces familiares, su corazón está dividido entre dos ciudades. Su madre, sus abuelos y sus tíos son malagueños. Su nombre no es casual. "Es un homenaje a las Vírgenes de la Victoria y la Esperanza", explica el portavoz de la familia. Dos advocaciones muy presentes en las cofradías tanto de Málaga como de Sevilla.
"No hay mejor lema que el que su madre ha hecho viral: Tu Victoria es mi Esperanza", recuerda Juan Jesús. "Ella es muy creyente y se agarra a la fe y a la medicina. Tiene claro que la única manera de salir de esto es con esperanza y con ciencia", afirma.
Desde que se hizo público el nuevo diagnóstico, la respuesta de las hermandades ha sido masiva. La Cofradía de la Crucifixión de Málaga, a la que pertenece su tío, lanzó un primer mensaje en redes sociales. Después vinieron más. La Hermandad de la Macarena, otras de Málaga y Sevilla, artistas, futbolistas, medios y ciudadanos anónimos. Se organizó incluso un partido solidario en Alcalá de Guadaíra con su nombre. "La gente responde cuando sabe que detrás hay algo serio, una causa de verdad. Y esto lo es", resume Juan Jesús.
Pero más allá de las cifras, de las campañas, de las publicaciones virales, está Victoria. Una niña de seis años con una sonrisa permanente, una energía desbordante y una pasión por los huevos fritos que se ha vuelto un símbolo personal.
"Cuando puede comer, me llama para que le lleve huevos fritos. Me los llevo en un tupper isotérmico como si llevara un órgano para un trasplante. Yo siempre digo que Victoria me ha enseñado que todo el amor del mundo cabe en dos huevos fritos", cuenta emocionado su amigo.
Victoria no va al colegio ahora. Su salud es frágil y pasa mucho tiempo en el hospital, aunque un profesor acude a su casa dos veces por semana. Aun así, ríe, estudia, juega y sueña. Sueña con ir a la playa, con comer sardinas, con volver a correr por el patio del colegio.
"Estos niños son una lección constante. No entienden del todo lo que les pasa, pero enfrentan el dolor con una dignidad que te deja sin palabras", dice Juan Jesús, con un nudo en la garganta. "La oncología pediátrica no debería existir. Pero existe. Y, si existe, lo mínimo que podemos hacer es estar a la altura", concluye.
¿Cómo hacerse donante de médula?
Hacerse donante de médula ósea es un gesto sencillo que puede salvar vidas y está al alcance de cualquier persona sana con edades comprendidas entre los 18 y los 40 años. El proceso es rápido, indoloro y completamente seguro. Para registrarse como donante, solo es necesario acudir al centro de transfusión más cercano, donde se realizará una pequeña extracción de sangre destinada a analizar el perfil genético del voluntario. A partir de ese momento, sus datos pasarán a formar parte del Registro Español de Donantes de Médula Ósea (REDMO). Si en algún momento se encuentra una compatibilidad con un paciente, se contactará al donante para llevar a cabo la donación.
La médula ósea se regenera de forma natural y la donación, en la mayoría de los casos, se realiza mediante un procedimiento ambulatorio similar a una donación de sangre, sin necesidad de anestesia ni hospitalización. Cuantas más personas estén inscritas en este registro, mayores serán las probabilidades de que pacientes como la pequeña Victoria Esperanza encuentren el donante compatible que necesitan para sobrevivir.
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