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La cirugía robótica se consolida en Urología del Virgen del Rocío gracias a 'Da Vinci'

Una de las cirugías hecha por la unidad de Urología con el robot Da Vinci.

Una de las cirugías hecha por la unidad de Urología con el robot Da Vinci. / M. G.

El programa de Urología Robótica del Hospital Virgen del Rocío cumple 15 años en los que ha sumado 512 intervenciones, siendo el tercero más longevo del país puesto en marcha en un hospital público. Un programa que en los últimos años ha ampliado las indicaciones de uso y en el que se resuelve de una manera muy precisa problemas de salud cada vez más complejos.

Así, se ha pasado del equipo original que inició esta cirugía -los doctores Rafael Medina, José María Pena y Francisco Torrubia-, que se inició con un paciente a la semana con diagnóstico de cáncer de próstata muy localizado en 2007, a un equipo que en la actualidad lo confirman ocho urólogos que están acreditados en cirugía robótica y que operan entre cuatro y seis pacientes a la semana. Este incremento de personal, unido a la actualización de la tecnología, hace posible que en la actualidad atiendan cánceres de próstatas más complejos que requieren incluso de una extracción de ganglios o linfadenectomía y realicen reconstrucción de tejidos dañados.

Igualmente, practican cirugía radical de cáncer de vejiga (cistectomía) y cirugía más conservadora del cáncer renal, para eliminar solo la parte del riñón afectada por el tumor. También reparan algunas fístulas urinarias.

Fomentar estas intervenciones y usar esta tecnología con nuevas indicaciones es un reto para los especialistas del programa de Urología Robótica. De hecho, han iniciado la formación para poder realizar trasplantes de riñón de donante vivo y en un futuro aspiran a poder efectuar cirugías de los tumores renales con afectación vascular y de tumores de testículo con metástasis retroperitoneales.

Este cambio se ha conseguido a través de la creación en 2021 de un Comité de Robótica en el hospital donde los especialistas de estas áreas se reúnen para organizar y optimizar el uso que se le está dando con el objetivo de coordinar el empleo de esta herramienta por parte de las diferentes unidades clínicas, lo que ha permitido también rentabilizar al máximo su uso, mejorando de este modo también la eficiencia de la inversión que supone y las ventajas para el paciente. De hecho, el programa de cirugía robótica se ha consolidado en este hospital sevillano, que cuenta con uno de los nueve robots de este tipo que existen en Andalucía.

El robot Da Vinci cuenta con cuatro brazos quirúrgicos que reproducen fielmente y en tiempo real cada uno de los movimientos que ejecuta el cirujano desde una consola ubicada junto a la mesa en la que está el paciente. Los brazos robóticos permiten, frente a la laparoscopia convencional, el acceso a localizaciones del abdomen especialmente complejas, como puede ser la pelvis. Además, consiguen una amplitud de movimientos de los instrumentos en el interior de las cavidades imposible de lograr de otro modo por cirugía mini-invasiva.

La visión tridimensional, frente a la bidimensional de la laparoscopia convencional, también hace posible integrar imágenes de alta resolución, multiplicándolas hasta 10-15 veces. Como garantía de seguridad, los movimientos se verifican 1.500 veces por segundo, corrigiendo cualquier desviación o temblor que pudiera tener el especialista, que requiere de una gran destreza y capacitación técnica.

El equipo Da Vinci ofrece numerosas ventajas tanto al cirujano, que consigue un nivel máximo de precisión a través de una visión aumentada y tridimensional, así como un mayor confort durante la cirugía, ya que opera sentado en una consola. Pero también para el paciente, quien gana especialmente en seguridad al reducirse la posibilidad de que aparezcan algunas complicaciones y en comodidad postoperatoria.

De ahí que el Hospital Universitario haya apostado en este tiempo por esta tecnología, que permite reducir la agresión de una cirugía abierta convencional al pasar de una incisión de 10-20 centímetros a 4 ó 5 pequeños orificios algo mayores de un centímetro. A través de este menor daño se minimizan los efectos secundarios de la propia intervención, lo que lleva a reducir el tiempo de convalecencia, la estancia hospitalaria y por tanto los costes asociados al ingreso hospitalario, así como a minimizar los riesgos inherentes a una gran cirugía, disminuyendo el dolor postoperatorio y las secuelas estéticas o funcionales, entre otros beneficios de una cirugía mínimamente invasiva, como también ocurre en la laparoscópica.

Este equipo robótico también es empleado por las unidades de Cirugía General, Ginecología y Cirugía Torácica para diferentes procedimientos quirúrgicos que se realizan sobre recto, hígado, páncreas, esófago, pulmón, útero (por lo general procedimientos oncológicos) o sobre la pared abdominal.

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