Sin comer por un "trabajo digno"
Un sevillano se pone en huelga de hambre en la Plaza Nueva después de tres años y medio en paro. No recibe ningún tipo de ayuda social.
Tres años y medio en paro y sin percibir ninguna ayuda. Éstas son las razones que han llevado a José Manuel F. R. a ponerse en huelga de hambre en la Plaza Nueva, a las puertas del Ayuntamiento hispalense. Desde el martes pasado, quienes paseen por este enclave podrán verlo sentado en uno de los bancos, detrás de la pancarta en la que se lee el lema: "Por un trabajo digno". Se vino con lo mínimo: un pantalón vaquero, una camiseta, zapatos, un saco de dormir y cierta esperanza de que la protesta sirva para encontrar un empleo. Atrás dejaba numerosas entregas de currículos, entrevistas laborales y algún que otro "chapú" para poder mantenerse.
"Llevo tres años y medio buscando trabajo. No me han dado ninguna oportunidad hasta ahora", narra este sevillano que, a sus 50, años vive de la caridad de la familia, amigos e instituciones que se dedican a tal fin. José Manuel -o Mani, como lo conocen en su entorno- está divorciado y tiene dos hijos de 12 y 18 años, respectivamente. que viven con su ex mujer. A lo largo de su vida ha desempeñado distintos oficios: camionero, electricista y hasta en la telefonía. Éste fue su último oficio.
Después de romper su relación matrimonial estuvo viviendo de alquiler, pero al quedarse sin trabajo y agotar la ayuda tuvo que refugiarse en casa de unos familiares en Málaga. Los últimos meses ha residido en el piso de unos amigos, hasta que el pasado martes decidió ponerse en huelga de hambre. Muchos días ha acudido al comedor que la orden de San Juan de Dios gestiona en la Plaza de la Misericordia. "No puedo seguir manteniéndome con la caridad. Necesito trabajar y valerme por mí. Soy consciente de que con 50 años resulta complicado que te contraten, pero mi situación es muy crítica, el único dinero que recibo es el que me prestan los amigos", explica este hombre cuyos hijos no conocen por el momento su decisión de ponerse en huelga de hambre.
Mientras describe su situación, Mani fija la vista en la fachada del Ayuntamiento. Desde que el martes ocupa un banco en la Plaza Nueva ningún político se ha acercado para preguntarle el motivo que le ha llevado a no ingerir alimentos. "Quizás ni se hayan percatado de mi presencia, carecen de la suficiente sensibilidad", relata este sevillano por quien sí se han preocupado muchas de las personas que transitan la zona a diario. "Bastante ciudadanos se han interesado por mí, por si me encuentro bien y por la causa de esta huelga de hambre", señala Mani, quien cree que la solución a largo plazo para muchos afectados pasa por la concesión de más créditos a las pymes por parte de los bancos y que se establezca una renta básica.
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