La complicada carrera de Itálica y Carmona hacia el Patrimonio Mundial de la Unesco
Actualmente hay 31 sitios y bienes españoles esperando a presetarse ante la Unesco
El Gobierno sorprendentemente no ha aprobado este año ninguna candidatura
Carmona: Siete razones para ser Patrimonio de la Humanidad
"En Itálica, Adriano hace su ciudad ideal"
Un camino complicado. Itálica y Carmona aspiran a convertirse en Patrimonio Mundial de la Unesco por sus valores únicos y excepcionales. La ciudad romana, por ser un ideal del urbanismo del gran emperador Adriano, levantada desde cero. La localidad de los alcores, por su parte, basa su defensa en la persistencia de la población durante los últimos 5.000 años, la confluencia de culturas y el paisaje cultural único que ello ha generado. Las dos propuestas son fuertes, pero la carrera hacia la Unesco no es fácil. En la presentación de las candidaturas –España puede proponer una al año– entran en juego aspectos que van más allá de las propiedades o los valores del bien que se juzga. La política o el equilibrio entre los diferentes territorios y países también son claves. Actualmente, España cuenta con una lista de 31 monumentos o paisajes esperando para ser declarados Patrimonio Mundial de la Unesco. Algunos llevan más de 25 años esperando su momento.
“El proceso se viene complicando desde el inicio del siglo XX porque hay mucha demanda para entrar. Hay que acreditar el valor universal excepcional, que no esté repetido y que sea representativo. La candidatura debe avalar un plan de gestión. Además, desde 2021 se han endurecido los requisitos de acceso con una evaluación preliminar antes de que se comience a elaborar el expediente, lo que puede hacer más largo el camino”, explica Víctor Fernández Salinas, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla y miembro de Icomos, uno de los organismos vinculados a la Unesco que se encarga de las evaluaciones de los bienes y candidaturas. En este reportaje expresa sus opiniones de manera particular.
La candidatura de Carmona acaba de entregar a la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía el formulario para acceder a la Lista Indicativa, paso previo e indispensable. Aquí se encuentran las propuestas que aspiran a ser Patrimonio Mundial y tienen que estar, al menos, un año antes de que elevarse definitivamente por el Gobierno del Estado a la Unesco. En España la lista la conforman 31 bienes, aunque las candidaturas activas no superan la decena. Hay solicitudes desde 1996, como la de la Ribeira Sacra, Lugo y Orense. La última en entrar, en enero de este año, ha sido la del Paisaje dulce y salado de Sigüenza y Atienza, propuesta por Castilla la Mancha.
Itálica lleva desde enero de 2019 en la Lista Indicativa, que ya por sí misma supone un gran reconocimiento. Una vez ahí, la candidatura, en este caso promovida por la sociedad civil Civisur, elabora el formulario definitivo para la defensa. Este documento, con casi 500 folios y más de 400 planos e imágenes, fue entregado a la Junta en enero de este año. De ahí pasa al Ministerio de Cultura para su análisis por distintos equipos. Es ante el Consejo del Patrimonio Histórico Español, del que forman parte todas las comunidades autónomas y el Ministerio de Cultura, donde se hace la última defensa. Este órgano es el que decide la candidatura que se lleva cada año al Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco para su evaluación y declaración posterior.
La cita de 2022 se ha aplazado
La situación actual es bastante compleja por varios motivos. Estaba previsto que la Unesco analizara en junio de 2022 la candidatura de la Cultura Talayótica de Menorca, en la Lista Indicativa desde 2013. Pero la cita ha sido aplazada indefinidamente ya que estaba prevista su celebración en la ciudad rusa de Kazán. Además, el Ministerio no ha propuesto este año ninguna candidatura, lo que agrava el atasco existente y las aspiraciones de Itálica, que esperaba que su momento llegara en 2023. En el año 2021, el Ministerio eligió la candidatura andaluza de los Paisajes del Olivar. Tenía que haberse presentado formalmente en febrero de este año, pero no se ha hecho, aplazándose previsiblemente hasta 2023 y retrasando los planes de Itálica y otras candidaturas.
Carmona, tras entregar el primer formulario a la Junta de Andalucía, aguarda ahora a la evaluación estatal para pasar a la Lista Indicativa. “Esa es una primera aproximación en la que se justifica el hueco que viene a cubrir, los criterios que cumple o las leyes que a las que está sujeta. Es la primera noticia que tiene la Unesco de que se está trabajando y que el proceso es serio. Hay muchos bienes en la lista que están durmiendo el sueño de los justos porque nunca van a entrar en la Unesco, pero no los sacan porque ya estar ahí revela que se trata de sitios o bienes de relevancia”, sostiene Fernández Salinas.
España ha perdido peso en los últimos años
En todo este proceso entran en juego muchos intereses políticos, porque tantos a las comunidades autónomas, en el caso español, como a los estados les interesa contar con el mayor número de sitios reconocidos por la Unesco. España hasta hace unos años ocupaba la primera plaza junto a Italia, pero ha retrocedido varios escalones. Cuenta con 49 registros en el Patrimonio Mundial por los 58 de Italia, los 56 de China, los 51 de Alemania y los 49 de Francia. De los 49 bienes españoles, siete están en Andalucía: la Alhambra, el Generalife y Albaicín de Granada (1984, 1994); el Centro Histórico de Córdoba (1984, 1994); la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias de Sevilla (1987), el Parque Nacional de Doñana (1994, 2005), los Conjuntos Monumentales Renacentistas de Úbeda y Baeza (2003), los Dólmenes de Antequera (2016), la Ciudad Califal de Medina Azahara (2018); y el Paseo del Prado y el Buen Retiro, Paisaje de las Artes y las Ciencias (2021).
“En todo el proceso hay una parte más científica, que realizan los expertos, y luego está el juego político. Por ejemplo, Úbeda y Baeza tuvieron que presentarse varias veces. Una vez ahí, te aceptan, te pueden pedir que modifiques partes del expediente o te requieren una reestructuración completa”, indica el catedrático de la US. La declaración de Madrid también es otro ejemplo de ese equilibrio entre territorios, ya que era la única gran capital europea sin Patrimonio Mundial de la Unesco.
El relato y el argumento
No hay un tiempo establecido, por tanto, para que la Unesco declare un bien como Patrimonio Mundial. El trabajo suele durar años y el Gobierno tiene que ver la oportunidad de presentarlo. “Lo importante es encontrar el relato y el argumento. En el caso de Itálica hay que explicar que lo que se propone engrandece el valor de la herencia romana, ya que restos romanos Patrimonio de la Humanidad hay muchos. Itálica es la propuesta de ciudad de Adriano”, sostiene Fernández Salinas. Con respecto a Carmona, este experto indica que podría ser un buen ejemplo de paisaje histórico, tanto interior como exterior, de una ciudad pequeña: “Hay que proponer algo que no esté en la lista. Llenar esos huecos”.
Pese a que el Consejo de Patrimonio Español no ha celebrado este año ninguna reunión decisoria, la candidatura de Itálica ha logrado que avalaran la realización una evaluación externa y ha llegado a presentar, aunque de forma muy breve y somera, el expediente ante sus miembros. Sus responsables esperan que la defensa definitiva, para la que están más que preparados puesto que el Consejo Asesor es de una tremenda solvencia, pueda hacerse lo más pronto posible para que España lleve la propuesta a la Unesco. El formulario de Carmona para entrar en la Lista Indicativa se podría analizar por los expertos del Ministerio en otoño y así pasar a engrosar este inventario de los bienes susceptibles de ser declarados Patrimonio Mundial en un futuro. Algo que ya sería todo un hito.
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