Conferencia

"Necesitamos un coaching directivo para la confianza en los demás"

Monseñor José Ángel Saiz Meneses junto a Francisco José Fernández Romero.

Monseñor José Ángel Saiz Meneses junto a Francisco José Fernández Romero. / Redacción Sevilla

El Club Cámara Antares ha acogido este jueves el almuerzo Empresa, Fe y Valores, que ha organizado en colaboración con la asociación de empresarios y directivos cristianos Acción Social Empresarial, y que ha contado con la asistencia como invitado de honor del arzobispo de Sevilla, monseñor José Angel Saiz Meneses. Durante el mismo, el abogado y doctor en Derecho Francisco José Fernández Romero, socio-director del despacho Cremades&Calvo-Sotelo, ha pronunciado la ponencia Confianza Pública entre los cristianos, en la que ha invitado a directivos y empresarios a promover un ambiente de confianza social. “Habitualmente, el concepto que se asocia al emprendimiento es la autoconfianza, pero para el empresario tan importante como eso es aprender a confiar en los demás. Necesitaríamos un coaching directivo enfocado a la confianza en los otros”, ha señalado.

Según ha explicado, la confianza en los terceros es la clave de bóveda sobre la que se construye la arquitectura social. “Es difícil pensar una sola parcela de la vida en común que no dependa de la confianza. Compramos algo y pagamos con una moneda, un billete o un apunte bancario que en sí mismo no vale nada pero que el receptor confía. Pedimos un crédito y el banco nos lo concede en la confianza de que lo devolveremos. Firmamos cualquier acuerdo y ese contrato expresa la confianza de una parte en que la otra le prestará un servicio determinado. Pagamos impuestos en la confianza de que ese dinero revertirá en servicios públicos. Organizamos proyectos empresariales y equipos basados en lo que los demás esperan de nosotros y de nuestra función”, ha argumentado el abogado, que es autor del libro Confianza Pública, en el que defiende que la responsabilidad de sembrar esa confianza no corresponde solo a políticos e instituciones públicas, sino que es una cuestión que atañe a toda la sociedad y particularmente a directivos y empresarios. Durante su ponencia, Fernández Romero ha reflexionado sobre cuál debe ser el papel de la empresa en la generación de confianza, y cuál deben ser las tareas del carisma del humanismo cristiano en esa tarea. En este sentido, ha abogado por el activismo social, lo que supone “intervenir y trabajar en escenarios sociales diversos y en muchos casos ajenos a nosotros tanto afectivamente como en los valores que propugna”. “El mundo de la política, el mundo del trabajo, el mundo de la economía necesita de nuestra presencia transformadora inspirada por la Doctrina Social de la Iglesia; no podemos renunciar a denunciar injusticias, situarnos al lado de los más débiles, promover la dignidad de la persona y colaborar en la realización del bien común”, ha afirmado.

La desafección de la juventud

En este contexto, el autor ha apelado a la responsabilidad especial que los empresarios y directivos cristianos deben asumir para acabar con la desafección de la juventud y promover un sentimiento de esperanza en un futuro mejor. “España lidera con un 27,8% la tasa de desempleo juvenil en la eurozona, cuya media es del 13,8 %. El 12,7% de nuestros jóvenes en España ni trabaja ni estudia. El 25,4% de nuestros jóvenes solo accede a contratos a tiempo parcial. Precariedad laboral, precio de la vivienda, adelgazamiento demográfico, baja participación electoral, movilidad geográfica casi nula para buscar trabajo fuera de las ciudades de origen… y sobre todo una generación desilusionada y convencida de su propio inmovilismo, tenemos que asumir nuestra cuota de compromiso para cambiar todo esto e implicar a los jóvenes en la construcción de su futuro”.

Finalmente, el ponente ha defendido que “nuestra tarea de empresarios y directivos no tiene sentido sin una realización personal a través del trabajo y su relación con nuestras creencias”. "No podemos ser directivos de día y cristianos de noche”, ha señalado, sino “directivos y cristianos las 24 horas del día “y eso nos obliga a lo que el filósofo Javier Gomá llamó hace unos años ejemplaridad pública, es decir, el comportamiento imitable de todos los que participamos en la vida pública”, tanto en nuestras acciones, como en nuestras palabras, “que hoy tienen más importancia que nunca, por la dimensión que adquieren en las redes sociales”. “Contribuir a la confianza pública supone no embarrar gratuitamente el espacio público con afirmaciones inciertas, descalificaciones, memes de dudoso gusto o estilos argumentativos agresivos o que provoquen engaño”, concluyó.

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