El crimen de Los Galindos: medio siglo de incógnitas

El 22 de julio de 1975, cinco personas fueron asesinadas en un cortijo de Paradas

Cincuenta años después, el caso sigue rodeado de muchos misterios sin resolver

El cortijo Los Galindos, hoy llamado Nuestra Señora de las Mercedes, en la actualidad.
El cortijo Los Galindos, hoy llamado Nuestra Señora de las Mercedes, en la actualidad. / Antonio Pizarro

El crimen de Los Galindos cumple medio siglo el próximo martes, rodeado de incógnitas y convertido en uno de los grandes misterios de la historia de España. El 22 de julio de 1975, cinco personas fueron asesinadas en un cortijo de Paradas. Cincuenta años después, sigue sin saberse quiénes fueron los autores y cuál fue el móvil del quíntuple asesinato. Son los dos grandes enigmas que han marcado el caso desde el primer día. Pero hay otras preguntas que surgen de las múltiples irregularidades que marcaron la investigación, del comportamiento extraño de algunos de los implicados y de la búsqueda de teorías, alguna de ella bastante esotérica, para tratar de arrojar algo de luz ante tanta oscuridad.

Localización del cortijo de Los Galindos
Localización del cortijo de Los Galindos / Departamento de Infografía

El cortijo Los Galindos, hoy llamado Nuestra Señora de las Mercedes, ha cambiado poco en este medio siglo. Ahora hay una puerta corredera automática que impide al paso hasta la entrada de las casas y una pegatina de una empresa de seguridad avisa de que hay un sistema de videocámaras y alarmas conectado con una central. El techo de la casa de los marqueses de Grañina, dueños del cortijo, está ahora pintado de verde y la finca está rodeada de girasoles a punto ya para la recolección, aunque no se ve a nadie trabajando en la zona. Hay unos perros sueltos que ladran a todo el que se acerca.

Al cortijo se llega desde un camino que sale de la carretera SE-5200, que une el casco urbano de Paradas con la pedanía de El Palomar. Aprieta el calor, como apretaba aquel día de finales de julio de 1975, en una España todavía atrasada en la que Franco agonizaba y en la que un aristócrata como el marqués de Grañina, grande de España, todavía tenía influencia política como para dormir en su casa aquella noche, justo al lado de la escena del crimen que nadie supo perimetrar ni conservar como se haría hoy en día.

Asesinato de Manuel Zapata
Asesinato de Manuel Zapata / Departamento de Infografía

Manuel Zapata, capataz de la finca y antiguo guardia civil, fue el primero en morir, aunque su cadáver sería el último en aparecer. Fue asesinado en la parte trasera del cortijo con una pieza de una empacadora llamada pajarito, con el que fue golpeado en la cabeza desde atrás. Luego le clavaron una horca en el pecho. La segunda víctima fue Juana Martín, esposa de Zapata, asesinada también a golpes con un pajarito (se desconoce si el mismo u otro). Juana fue sorprendida en su casa, probablemente por una persona a la que conociera, pues estaba sentada cuando fue atacada.

Asesinato de Juana Martín
Asesinato de Juana Martín / Departamento de Infografía

Los siguientes en morir fueron el matrimonio formado por José González, tractorista de la finca, y Asunción Peralta. Fueron golpeados con la culata de una escopeta y luego parcialmente descuartizados y quemados en un almiar de paja. González había estado en el cortijo por la mañana y luego se marchó a recoger a su mujer a Paradas para volver a Los Galindos, donde ambos encontrarían la muerte.

Muerte del matrimonio de José González y Asunción Peralta
Muerte del matrimonio de José González y Asunción Peralta / Departamento de Infografía

El quinto y último muerto fue Ramón Parrilla, otro tractorista de la finca, que llegó sobre las cuatro de la tarde a recargar el depósito de agua de su tractor, con el que estaba regando los pies de los olivos. Se acercó a la sala de máquinas al ver que algo raro sucedía y fue sorprendido por alguien que le descerrajó un tiro de escopeta. Parrilla trató de huir, dejando un rastro de sangre en el patio del cortijo, y finalmente fue rematado en el camino de salida del mismo. Su cuerpo fue tapado con paja.

Muerte de Ramón Parrilla
Muerte de Ramón Parrilla / Departamento de Infografía

Antonio Fenet, trabajador del cortijo, descubrió cuatro de los cinco cadáveres al regresar al mismo, cuando vio la humareda del almiar de paja. Zapata sería hallado tres días después en una zona en la que se había ya revisado antes, lo que avala la teoría de que su cuerpo pudo ser movido durante ese periodo. Esos primeros días se pensó que Zapata era el asesino y andaba suelto.

La aparición del cadáver llevó las sospechas a González, pero las segundas autopsias practicadas años después por Luis Frontela lo exculparon. Sobre González y su mujer sigue cerniéndose una de las grandes incógnitas del caso, ¿por qué fue a por su esposa al pueblo? El matrimonio llegó al cortijo en el 600 de González. Asunción Peralta estaba vestida de domingo, ¿por qué? ¿a quién iban a ver?

El entierro de las víctimas, en el cementerio de Paradas.
El entierro de las víctimas, en el cementerio de Paradas. / EFE

Sigue siendo una de las grandes preguntas de un caso en el que, a medida que uno se sumerge, van surgiendo más y más incógnitas. ¿Quién cometió los crímenes? ¿Por qué? ¿Cuántos fueron los asesinos? ¿Por qué el marqués se empeñó en dormir aquella noche en el cortijo? ¿Qué papel jugó el administrador, mano derecha del marqués, cuya presencia aquel día en el cortijo está acreditada? ¿Por qué se separó el marqués poco después de su mujer y cortó toda relación con su familia? Una de las teorías más sólidas apunta a que esa separación podía ser clave, pues la que tenía dinero realmente era su mujer, Mercedes Delgado Durán, y que en el cortijo se estaba desviando trigo sin el consentimiento de ella al mercado negro. Quizás Zapata descubrió el fraude y alquien lo silenció para siempre. ¿Hubo una mano negra, alguien influyente que lo tapó todo? La desaparición del sumario y las armas empleadas en un traslado de los juzgados de Marchena a un depósito judicial, en 2015, no ayuda a pensar lo contrario.

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