El testimonio más realista de Manu Sánchez y el cáncer en la gala de la AECC en Sevilla: "Soy optimista crónico"
El humorista sevillano ha recibido el reconocimiento de la Asociación Española contra el Cáncer de Sevilla a la 'Divulgación y conocimiento' por el alcance mediático de su experiencia contra la enfermedad
Sevilla se vuelca contra el cáncer en el Alcázar

Con humor, pero visiblemente emocionado, el humorista Manu Sánchez ha vuelto a repasar el capítulo de la historia de su vida que nunca hubiera querido escribir. En un escenario de lujo, en el Salón Almirante del Real Alcázar de Sevilla, y con un público a la altura, la gala de los premios anuales de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) celebrada este martes en Sevilla se convirtieron en un nuevo altavoz del sevillano para, con humildad, naturalidad y, sobre todo, mucha guasa apretarse los machos y mirar de frente a una enfermedad que, aseguró, llegó a ocultar a su familia, ante el inminente nacimiento de su segunda hija, y le llevó a despedirse de ellos. "Mi vida ha cambiado, yo he cambiado", manifestó en sus primeras palabras.
Empezó su discurso recordando una fecha que dio "la vuelta" a su vida. "Era 19 de abril de 2023 y me soltaron la bomba". Acuñó para dirigirse al cáncer de testículo con metástasis que le diagnosticaron entonces la popular expresión de "estar malito". "En Andalucía es bastante más grave estar malito que estar malo", espetó, arrancando las primeras sonrisas. Huyó de eufemismos. "Me negué desde el principio a llamar a esta enfermedad una cosita mala", dijo. Y defendió la naturalidad.
Recordó con sorna el haber recibido "la bronca más andalucista" que le han echado en su vida de parte del médico que le dio el diagnóstico. "Lo mío es cáncer de testículos. Me dijeron que si no me había notado nada y si no me había tocado. En mi compromiso con esta tierra de luchar contra el estereotipo de que somos flojos, vagos e indolentes, que te echen una bronca como andaluz por no tocarte los huevos es algo que llevo a gala desde entonces", bromeó, en su ya habitual defensa de Andalucía y los andaluces.
Recordó su travesía por los quirófanos, "con algunas operaciones a vida o muerte", enfatizó. Sesiones de tratamientos de quimioterapia y radioterapia y sus efectos. "Algunas fases del proceso fueron realmente complicadas", dijo en un tono más serio. En este punto habló de las ayudas, no sólo las primeras, las que proporciona el sistema sanitario y la ciencia, también "de las segundas y las terceras" para referirse, en una parte de su discurso muy emotiva, a su familia y amigos.
"Yo tuve mucho miedo y mucho frío aquel 19 de abril, pero más que frío y miedo tenía esperanza, tenía ciencia, tenía grandes profesionales cerca y tenía y tengo una familia maravillosa donde mi mujer no falló en ningún momento, tampoco mis padres. Donde mis padres no pudieron acudir aparecieron mis hermanos; donde ellos no llegaron, aparecieron mis amigos, donde ellos no aparecieron lo hicieron mis suegros... Esas primeras, segundas y terceras ayudas y, dentro de ellas, encontré a la Asociación Española contra el Cáncer", afirmó.
Continuó si salir del terreno familiar para hablar de sus hijos. El destino quiso que con sólo 48 horas de diferencia recibiera el mazazo del diagnóstico y la llegada al mundo de su segunda hija, Leonor. "Decidí no contarlo a la familia hasta que no pasarán unas semanas", reveló. "El que es carpintero le hace ilusión hacerle a su hija una cuna de madera; mi hija es hija de payaso y mi compromiso con ella era que llegase al mundo entre risas y alegría", dijo, arrancando otro fuerte aplauso.
También habló de los médicos que forman parte de su proceso de curación y a la ciencia y la investigación. "Me han salvado la vida", dijo. Refirió con cierto privilegio el tener la "doble sevillanía" por haber nacido dos veces en Sevilla, "el mismo día y en el mismo sitio, el Hospital Virgen del Rocío", haciendo alusión al día 5 de septiembre de 2023, en el que cumplió 38 años y fue sometido a su primera cirugía "a vida o muerte".
Cuenta que superó dos operaciones con duro pronóstico. "Desde entonces me he vuelto más disfrutón. Siempre lo he sido, siempre me ha dado igual cómo estuviera el vaso porque medio lleno o medio vacío, me lo iba a beber igual", sostuvo. "Esto no va de superhéroes. Soy optimista crónico", enfatizó.
Terminó, como arrancó, sacando sonrisas. Agradeciendo, "al sistema, a la familia y los amigos" y, por ñoño que parezca, haciendo un alegato a la vida, poniéndose énfasis en disfrutar de cada momento. "El cáncer ha venido a quitarme todo lo más caro. Me ha costado un huevo, un riñón y, se me ha quedado un ojo cagao. Pero, aunque vivir me haya costado un huevo, un riñón y un ojo de la cara, merece la pena. No sé si hay vida después de la muerte, pero sí sé que hay vida antes de la muerte, por eso hay que aprovecharla y mucho", sentenció.
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