El pleno del distrito Casco Antiguo exige que se active la unidad policial Torre del Oro
Frente vecinal contra la gestión de Monteseirín y de Torrijos en lo que llevamos de mandato
La unidad de la Policía Local Torre del Oro, presentada por el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, hace un año para hacer frente a los problemas derivados de la botellona, todavía no está operativa según la denuncia que ayer realizó a este periódico la portavoz de la Plataforma por el Derecho al Descando, Lola Dávila. Los dos furgones comprados por el Consistorio en 2008 para que los agentes pudieran requisar y transportar las bebidas de los jóvenes que se concentran a beber en espacios públicos están almacenados en naves de la Renault a la espera de su utilización, motivo que ha motivado la aprobación por unanimidad de una moción en el pleno del distrito Casco Antiguo de octubre para la activación del grupo policial Torre del Oro. Dávila reconoció que el buen tiempo está provocando un rebrote de la botellona en las calles de Sevilla "no sólo en el fin de semana", ya que se registran concentraciones espontáneas también entre semana en zonas como la Alameda y la Plaza del Salvador.
El control de la botellona figura entre las cuentas pendientes que las direcciones de cuatro plataformas vecinales de Sevilla, así como una serie de entidades sociales, culturales y deportivas, han volcado en un manifiesto contra la gestión desarrollada por el gobierno local de PSOE e IU en lo que llevamos de mandato. Los responsables de la Plataforma por el Derecho al Descanso, Defensa de los Parques y Jardines de Sevilla, Comisión Ciudadana de Patrimonio y Federación de Asociaciones Independientes de Sevilla (que engloba a una docena de asociaciones de vecinos) han suscrito un texto conjunto en el que recuerdan la existencia de hasta 27 compromisos de la admimistración local sin ejecutar, por lo que solicitan la dimisión del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), y del primer teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos (IU).
Entre ellos, el manifiesto recuerda la persistencia de la prostitución callejera en determinadas zonas de la capital, como Nervión y Sevilla Este, así como su incidencia en la educación de los menores residentes en esos barrios, y el aumento del fenómeno de las "botellonas autorizadas" tanto en el centro como en los barrios de la periferia, hecho que denuncian tanto por sus efectos en la salud de los jóvenes como por los destrozos que estos ocasionan en la vía pública.
La falta de vigilancia en los barrios y el clima de inseguridad que ello conlleva; las contingencias de posibles caídas y torceduras por las obras municipales mal terminadas; la "nefasta" circulación automovilística motivada por la política de restricción al coche, eliminación de plazas de aparcamientos y una "superflua epidemia" de carriles bici, son algunas de las razonas puestas por escrito por este frente vecinal crítico con el gobierno de Monteseirín.
El catálogo de cuestiones pendientes señala la "pasividad" de las autoridades por el horario de cierre de los establecimientos nocturnos, la edificación de "construcciones desconcertantes y antiestéticas" en los enclaves elegidos, como las setas de la Encarnación, la Torre Cajasol y la Biblioteca del Prado; la "manipulación política y discriminatoria" de los Presupuestos Participativos, las tarifas del Metro, los casos de corrupción municipal que están siendo investigados por la justicia, el chabolismo y el "sometimiento" del alcalde a las "directrices" marcadas por su primer teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos.
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