Cuando la docencia no es un suplicio

Profesora de Física y QuímicaLola Alfageme nació en Valladolid y trabajó en Madrid antes de impartir clases en Cádiz y en Sevilla. "Ahora me chocaría volver a enseñar en Madrid". Anima a todos los que quieran dedicarse a la enseñanza porque su experiencia sólo puede tildarse de positiva.

Cuando la docencia no es un suplicio
Cuando la docencia no es un suplicio
F. P. A.

13 de julio 2010 - 05:03

Acaba de jubilarse tras más de cuarenta años en la docencia, 25 de ellos en el IES Nervión. Nació en Valladolid pero su vida profesional se ha hecho en Andalucía, primero en Cádiz y luego en Sevilla. Se va con buenas sensaciones, dispuesta a animar a todo aquel que esté dudoso a que se dedique a la docencia. "Hay niños que dan guerra, pero más guerra dan los padres. Es verdad que hay alguno que está más fuera de las normas que otro, pero tampoco es para tanto. Lo que ocurre es que se magnifican los casos extremos, pero la docencia para nada es un suplicio". Cuenta que en cuanto un profesor muestra cariño, atención y sentido común a un niño, ya lo tiene ganado.

Imparte Física y Química y por sus clases han pasado miles de alumnos. Le agrada reconocerlos de mayores. "Una alumna me vendió una olla exprés en El Corte Inglés. Pensé que como vendiera igual que hacía los deberes de Física y Química estaba lista. Pero ¡qué va! se le daba estupendamente". Dice que no es consciente de la influencia que puede ejercer en un alumno. Tanto que algunos se han hecho profesores en parte por ella y por alguna frase que les dijo en algún momento durante una clase.

Le gusta recordar que un alumno suyo ganó recientemente la medalla de plata de las Olimpiadas de Química a nivel nacional. "Es para estar orgullosa. Me voy con muy buenas sensaciones y creo que con el cariño de los alumnos y de mis compañeros".

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