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Historia de los trasplantes

"Mi donante seguirá vivo en los hijos de mis nietos"

  • Dolores fue trasplantada en 1980, a los 17 años, y poco después se quedó embarazada

Dolores Barroso, junto a su hija, Rocío Cabrera, y a sus nietos, Rocío y Agustín.

Dolores Barroso, junto a su hija, Rocío Cabrera, y a sus nietos, Rocío y Agustín. / d. s.

Dolores Barroso, natural de Pruna, desafió a sus médicos un 5 de febrero convirtiéndose hace 34 años en la primera mujer trasplantada de riñón en ser madre. "Los nefrólogos me advirtieron que era muy arriesgado para mí y para el bebé. La medicación podía afectar al feto. Pero quería ser madre y lo decidí por mí misma". Las vivencias de esta mujer de 54 años forman parte de la historia viva de los trasplantes. El retrato de Dolores con su familia, su gran conquista personal, escenifica la victoria de la sanidad pública frente a un problema de salud letal hace medio siglo, la insuficiencia renal crónica. Hace 40 años la maternidad era impensable para una mujer sometida a un trasplante y así se lo transmitieron sus nefrólogos. La valentía, no exenta incertidumbre, de Dolores a sus 18 años supuso un antes y un después en la historia de los trasplantes en Sevilla.

Los problemas de salud surgieron para esta mujer a sus 16 años. Comenzó a sentir mucho cansancio. "Cuando me vieron los médicos estaba ya en situación terminal. Me ingresaron en el Hospital Macarena, un mes... y luego otro. Directamente a diálisis. En los años 80 las máquinas de diálisis no son como las de ahora. Fue muy duro. Tenía que recorrer 100 kilómetros día sí, día no para engancharme a una máquina", recuerda. El nefrólogo que le atendía entonces, el doctor José Antonio Milán, le explicó que su única solución era un trasplante.

Su primer trasplante y el nacimiento de su hija tuvieron lugar en el Hospital Macarena

El riñón para Dolores llegó a los seis meses. Esta madre y abuela lo recuerda con gran claridad: "Fue un lunes. Acudí a diálisis y el doctor Milán me dijo que no me fuera a casa tras la diálisis. Sospeché algo, quizás había un riñón para mí. Pregunté a Margarita, mi enfermera. Tenía 17 años, era la niña del hospital. Margarita me dijo: Loli sí, hay un riñón para ti". Dolores es una de las primeras pacientes sometidas a trasplante renal en Sevilla. El 1 de diciembre de 1980 se sometió a la intervención en el Hospital Macarena. Durante los primeros años, equipos de cirujanos cardiovasculares del Macarena también asumieron los trasplantes renales. El doctor Jiménez, cirujano cardiovascular, se encargó del trasplante de Dolores.

La donación anónima y altruista dio la oportunidad a esta mujer para seguir adelante. A los 18 años, poco después del trasplante de riñón, Dolores conoció a su marido, Pepe, y al poco se quedó embarazada, pese a las advertencias de sus nefrólogos.

"Se llevaron las manos a la cabeza cuando me hice las pruebas y confirmaron el embarazo. Era la primera mujer trasplantada en quedar embarazada", recuerda. Dolores siguió adelante con su gran deseo de dar vida. Y lo consiguió. Su hija, Rocío, tiene 34 años y le ha dado dos nietos, la pequeña Rocío, de cinco años; y el pequeño Agustín, de solo un año. "Mi primer donante me ha regalado casi cuarenta años de vida, y sigue vivo en mí, en mi hija, y en mis nietos", explica.

Dolores vivió con su primer riñón 12 años. El rechazo del injerto la devolvió a diálisis durante nueve años. "Fue muy duro, no por la diálisis, sino por mi hija, era pequeña", recuerda. Rocío tenía ocho años cuando su madre volvió a someterse a diálisis. "Tenía que criarla. Le decía a todos que tenía que salir adelante como fuera. Por mi hija", relata. Y así fue. Una nueva oportunidad llegó. Otro donante. Otro ángel. "Los donantes se van dejando vida, no solo en los enfermos, sino también en sus familias", comenta esta abuela.

Sin sus dos donantes, Dolores no habría logrado tener su familia. "Cuando mis nietos tengan hijos, mis donantes seguirán vivos también en ellos". Vida concedida, de manera altruista y anónima, generación tras generación. "Gracias a ellos he viso a mi hija vestida de blanco, el día de su boda, y a mis nietos".

Dolores se sometió al segundo trasplante en el año 2001 en el Hospital Virgen del Rocío. "Conocí entonces al doctor Bernal, un ángel para nosotros". El doctor Pérez Bernal se encargó durante aquellos años de la coordinación de trasplantes en el Hospital Virgen del Rocío, en contacto directo con las familias. Tras su jubilación, el doctor Pérez Bernal continúa dedicado e implicado en la promoción de donación de órganos.

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