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El ejemplo perpetuo del profesor Olivencia

La Fundación Cuatrecasas entrega en Sevilla el I Premio Manuel Olivencia a la Excelencia Universitaria a un joven catalán y una estudiante de Deusto

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Marc Morros y Marta Vélez posan con sus galardones, en los que se aprecia el perfil de Manuel Olivencia, este jueves en Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

El Salón de Grados de la Facultad de Derecho albergó este jueves la ceremonia de entrega del I Premio Manuel Olivencia a la Excelencia Universitaria, con el que la Fundación Cuatrecasas reconoce a alumnos y alumnas con expedientes académicos “sobresalientes”, futuros algo más que prometedores en el mundo jurídico y virtudes que de alguna manera recuerdan a las muchas que atesoró el “referente” que da nombre al galardón. Olivencia sigue siendo una figura tan relevante que 32 candidatos de toda España se presentaron al certamen. El ganador fue Marc Morros, un joven catalán de 22 años que ha cumplimentado el doble máster universitario de Abogacía y Procura y Derecho Internacional de los Negocios en la Esade Law School de la Universidad Ramón Llull y que en septiembre, si Donald Trump no lo impide, se marchará a Georgetown. Pero el nivel de los aspirantes fue tan elevado que el jurado también concedió un áccesit a Marta Vélez, que cursa el último curso del doble grado en Derecho y Relaciones Internacionales de la Universidad de Deusto.

El acto estuvo impregnado del recuerdo del jurista de Ronda, y por supuesto sevillano adoptivo. Bajo el auspicio de la consejera de Empleo, Rocío Blanco, allí se sentaron los dos hijos de Olivencia, Daniel y Macarena (esta última es presidenta de honor de la Fundación Cuatrecasas); su yerno, Javier Arenas, senador y presidente de honor del PP-A; o grandes amigos, como Concha Yoldi, presidenta de Persán; Manuel de la Cruz, delegado territorial del Banco Santander en Andalucía; Soraya Sáenz de Santamaría, en su día consejera de Cuatrecasas; Manuel Ricardo Torres, su discípulo predilecto; su gran amigo José Francisco Acedo, de la inolvidable tertulia El Coliseo; los hermanos José Luis y Francisco Ballester, abogados; Carmen Tello, la mujer de Curro Romero; o el neurocirujano Francisco Trujillo. Sin olvidar al decano de la Facultad de Derecho, Fernando Higinio Llano; el secretario general de la Universidad de Sevilla, Martín Serrano, o el presidente de Cuatrecasas, Rafael Fontana.

Macarena Olivencia, Soraya Sáenz de Santamaría y Javier Arenas. / Juan Carlos Muñoz

La primera galardonada en hablar fue Marta Vélez. “Recibir este premio es un honor y una gran motivación”, confesó. “Asumo el reto de estar a la altura de este reconocimiento”, añadió. Marta, que en 2024 llegó a intervenir ante la ONU como representante principal de la asociación independiente de estudiantes de Derecho más grande del mundo, no olvidó a Manuel Olivencia en su discurso: “Es un gran referente del Derecho español, lo que me motiva más para seguir formándome y estar a la altura de ese nombre”, proclamó.

Marc Morros también definió su presencia en Sevilla como “un gran honor”. “La palabra ‘premio’ significa reconocimiento a lo que uno ha hecho, pero en latín significa reconocimiento a lo que uno hará. Desconozco lo que me deparará el futuro, pero voy a tratar de llevar siempre por bandera los valores de Manuel Olivencia”, aseguró. De hecho, aunque sea por referencias, el joven conoce bien al gran jurista rondeño: el tutor que lo guía en una empresa de mediación, Juan Fernández-Armesto, fue el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que encargó e impulsó el Código Olivencia, un conjunto de recomendaciones sobre el buen gobierno corporativo de las empresas. “Me ha dicho que era muy sevillano, muy envolvente, magnético con las personas, y con un compromiso continuo para con la mejora de los ciudadanos”, recordó.

Concha Yoldi, presidenta de Persán, acudió junto a Carmen Tello, la mujer de Curro Romero, e Isabel Herce, viuda de Antonio Burgos. / Juan Carlos Muñoz

Los discursos prosiguieron con el de Rafael Montana, cabeza visible del bufete que en 2006 se fusionó con el histórico despacho sevillano Olivencia-Ballester. “No sólo honramos su memoria, sino que renovamos nuestro compromiso con sus valores”, dijo.

Rocío Blanco se encargó de clausurar el homenaje a “alguien que dejó huella más allá de las aulas”. Un rápido vistazo la biografía del catedrático sirve para entender que en efecto fue así. “El Derecho no es únicamente una carrera, es una manera de entender la vida. Es profundidad, respeto y compromiso con los demás. Marc y Marta encarnan esos valores. Vuestro talento es una promesa para vuestra profesión y para el país. Seguid estudiando y creciendo, pero además sed buenas personas”, agregó la consejera de Empleo, que como acotación final rememoró otra frase del maestro, una más de las muchas que legó a sus alumnos... y a quienes no lo fueron: “No basta con saber Derecho, hay que saber vivir el Derecho”.

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