Poder celebrar una boda en Sevilla ya es un privilegio, porque la capital hispalense, su luminosidad y su olor, otorgan belleza y dan un toque de elegancia y alegría que se respira en la mañana del día señalado y que se palpa en el ambiente de cada una de las haciendas para bodas que existen en la proximidad de la ciudad.

SI antes, hace unos años, tuvieron el boom los hoteles, con el Alfonso XIII a la cabeza y cuyos salones majestuosos siguen siendo testigos de muchas fiestas y celebraciones, en la actualidad cada vez se tiende más a celebrarlo en una hacienda, al aire libre.

La ciudad tiene una experiencia contrastada en mirar al cielo de primavera, en las ocasiones más importantes, por lo que no pesa a muchas parejas tenerlo que hacer las semanas previas a su enlace si con todo pueden hacerlo al aire libre y muchas veces con olor a azahar.

Esta es el principal motivo por el que los banquetes de boda en Sevilla se vuelven a celebrar en haciendas, ya que en la mayoría de los casos se puede contar con un back-up plan para la consabida lluvia que agua a veces cualquier fiesta.

Además, con la proliferación de las bodas civiles, siempre suele ser muy recurrente que se habilite un espacio de la hacienda para oficiar la ceremonia, con su pérgola, sus sillas, flores y con el único techo del cielo sevillano. Es un ambiente distendido, relajado y amigable.

Las haciendas para bodas en Sevilla, además, dan mucho juego en la decoración y por tanto, en la personalización…velas por un camino, un pallet de flores secas, una bici que sirva de photocall, adornos en los árboles…se pueden hacer muchas cosas y rizar el rizo cuanto se quiera. Además, si hay niños pequeños, siempre podrán estar entretenidos corriendo de un lado a otro – también es muy común que se cuente con animadores que organizan juegos para que ellos también disfruten.