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Tradiciones

Así es la fábrica de la devoción carmelita en Sevilla

Varias religiosas de Las Teresas confeccionan los escapularios carmelitas en la hora de la recreación.

Varias religiosas de Las Teresas confeccionan los escapularios carmelitas en la hora de la recreación. / D. S.

La devoción carmelita en Sevilla tiene su particular fábrica en el barrio de Santa Cruz. Allí se encuentra el Convento de San José del Carmen, conocido como Las Teresas, en el que sus 14 monjas confeccionan al año entre 15.000 y 20.000 escapularios de la Virgen del Carmen, cuya festividad se celebra este 16 de julio. Una fecha marcada en rojo en el calendario de muchas órdenes religiosas, hermandades, así como en diversas instituciones y colectivos que tienen esta advocación mariana como patrona.

Una parte a máquina, otra a mano y con diseños exclusivos. Así trabajan las carmelitas descalzas de Las Teresas, uno de los conventos más bellos de la capital andaluza, situado en pleno barrio de Santa Cruz. Los escapularios que confeccionan a diario se convierten en uno de los principales sustentos de la orden, integrada en su mayoría por españolas, aunque también tienen presencia en ella una argentina y una japonesa. La superiora es madre Inmaculada.

Además de escapularios, las religiosas de Las Teresas se dedican a la encuadernación de libros y revistas (labor por la que son muy reconocidas). También confeccionan ropa de bebés. Hasta hubo un tiempo en que criaron codornices. Todo con la intención de hacer frente al mantenimiento del templo y el cenobio.

La hora de la recreación

Los escapularios carmelitas los elaboran en el momento de la recreación. Se trata de la hora posterior al almuerzo y la cena, cuando las religiosas hablan, comentan los asuntos del día y se dedican a confeccionar estas piezas que tanta demanda siguen teniendo en Sevilla.

La maquinaria empleada en la elaboración de los escapularios. La maquinaria empleada en la elaboración de los escapularios.

La maquinaria empleada en la elaboración de los escapularios. / D. S.

El origen del escapulario carmelita se remonta al siglo XIII, cuando la noche del 15 al 16 de julio la Virgen se le apareció a San Simón Stock, superior de los carmelitas, y le entregó el escapulario como señal de salvación y protección. A partir de entonces se convierte en el hábito de estos religiosos, cuya orden se extiende por toda Europa. “Más adelante, ese escapulario deja de ser exclusivo de los carmelitas y pasa al pueblo”, comenta fray Juan Dobado, prior del Convento del Santo Ángel, donde a diario se impone el escapulario, hasta sumar unos 5.000 al año.

“El escapulario que se entrega es una copia en tamaño reducido de la pieza del hábito que cuelga de los hombros, por delante y atrás”, explica Dobado, quien recuerda que antiguamente existía la tradición de que nadie se iba “a los baños” sin recibir la protección que confiere el escapulario.

Personalizados con fotos

En Las Teresas se fabrican para conventos como el Santo Ángel, parroquias y hermandades. Los hay personalizados, con la foto de una imagen sagrada de la Virgen del Carmen.

Frente a las modas pasajeras que tanto se suceden en las cofradías, la devoción carmelita se mantiene inalterable. De ahí que el 16 de julio sea un día que muchos sevillanos no pasen por alto. El escapulario lo recuerda.

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