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Sevilla

Cacerolada de feriantes ante el Parlamento por el abandono del sector

  • La protesta está convocada para el día 10 por una federación que se constituyó a nivel nacional durante el confinamiento

  • Exigen ayudas y bonificaciones fiscales a los ayuntamientos por tasas e impuestos

Una protesta de feriantes, el pasado mes de junio, en Huelva.

Una protesta de feriantes, el pasado mes de junio, en Huelva. / Alberto Domínguez

Cualquier empresario con un negocio que dependa directa o indirectamente del ocio podría dar testimonio de las dificultades que está atravesando por la pandemia y la incerdumbre que se cierne, como poco, hasta mediados de 2021. Pero si hay un grupo en el que lo ocurrido es más severo, porque en más del 90% de los casos no han podido arrancar con su actividad ni tan siquiera para cubrir gastos, es el de los feriantes, del que dependen unas 3.000 personas en Sevilla y hasta 8.000 en Andalucía.

Durante el confinamiento, asociaciones de todo el país, entre ellas la que agrupa a los Feriantes de Andalucía, Ceuta y Melilla –unos 500 socios sevillanos– han constituido una primera federación de ámbito nacional, la Unión de Industriales Feriantes de España (UIFE), que se está movilizando para que el sector sea considerado como uno más y, como tal, se les permita retomar la actividad, sin suspender más ferias aunque sí lo hagan los actos en sí que supongan aglomeraciones o riesgo, con las medidas preventivas que sean necesarias, y se habiliten ayudas específicas, como las que ya ha aprobado Castilla y León para ayudarles a pagar el seguro de autónomos durante 2021.

El próximo día 10 de septiembre, a las 10:00 horas, coincidiendo con la segunda sesión del primer Pleno del nuevo curso político, se concentrarán ante el Parlamento andaluz, donde realizarán una “cacerolada” que ya han llevado ante otras cámaras autonómicas y van a seguir.

Según explica Ángel Gutiérrez, presidente de la UIFE, la situación es gravísima para los 32.000 empresarios del país. Suspendidas todas las ferias y fiestas, que eran “mucho más que bailes” –recuerda–, el 95% no ha podido montar sus atracciones, aunque sí tendrán que afrontar gastos, como los impuestos por los grandes vehículos que usan en sus desplazamientos y cuyos recibos que están llegando justo ahora.

Que los ayuntamientos les hagan bonificaciones o les eximan de alguna manera, es otra de sus reclamaciones, dado que estos vehículos están sin circular y son un sector que paga impuestos cada año para montar sus atracciones y genera movimiento y actividad para los negocios fijos del entorno allí donde se asienta. También se quejan del IVA, se les aplica el cultural.

Sólo se les ha permitido montar en puntos muy concretos de la geografía andaluza. Gutiérrez cita Matalascañas y otros puntos de la costa onubense, Cádiz, Aguilar de la Frontera o Linares. Carmona también permitió a un grupo de feriantes locales abrir sus atracciones.

El presidente de UIFE señala que cumplir con las medidas de seguridad frente al Covid les sería relativamente sencillo: cerrar con vallas la atracción, habilitar una entrada y una salida distintas; poner gel hidroalcohólico en la taquilla y desinfectar los habitáculos que usa cada cliente. El riesto de contagio, considera que podría ser menor incluso que en otras actividades que se están permitiendo. La suya es al aire libre.

Desmoralizados

Para el sector han sido además un jarro de agua fría los anuncios de algunas ciudades sobre la suspensión de carnavales, eventos a seis meses vista que le hacen temer que 2021 vuelva a ser un año en blanco. Están “desmoralizados” por ello, “no queremos perder otro año”.

Andrés Llamas, feriante, vecino de Dos Hermanas y ex presidente de la Asociación Andaluza, cree que el 70% del año que viene estaría ya perdido, y recuerda que además de carnavales, se anuncian también la suspensión de cabalgatas y otras ferias de la primavera.

Recuerda que la fecha en la que se declaró el estado de alarma, el 14 de marzo, cogió a muchos feriantes en cese de actividad, por lo que ni siquiera han podido cobrar las ayudas a los autónomos.

Muchos, están acudiendo ya a entidades benéficas a pedir ayuda. Los que tienen más suerte, se están pudiendo reciclar como transportistas, dado que tienen los permisos para conducir vehículos pesados.

En su caso, que es excepcional, ha podido montar un atracción en el Portil, en Huelva. Está usando un cañón de ozono para desinfectar. Pero también está buscando alternativas para un futuro inmediato lleno de incertidumbres.

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