Entre gallinas, patos y conejos, Salva se siente como pez en el agua. A sus 3 años, ya ha aprendido que no hay que tenerles miedo a los animales y, si hace falta, le acerca hasta el mismo hocico la hierba al burro Rafael para que coma. Su hermano pequeño está en "la guarde" pero "la granja es más guay".

La Buhardilla es uno de los dos centros que tiene en Sevilla la cooperativa La Casa Inglesa, un campamento urbano donde cada mañana van cerca de 50 menores entre 3 y 12 años. Se trata de una casona antigua de tipo colonial propiedad del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache con una granja, piscina, huerto y salas de juegos. "Ahora en agosto hay menos niños, pero en julio hemos superado las 90 plazas", explica Salvador Serra Martín, uno de los cinco socios que abrieron este centro hace más de diez años.

En La Buhardilla se trabaja, especialmente, la educación ambiental, la tolerancia y la igualdad. "Al estar en un núcleo urbano, trabajamos mucho el reciclaje y la contaminación acústica, mientras que en el otro centro -El Encinar de Escardiel, en Castilblanco de los Arroyos-, más retirado, se habla más del respeto al entorno, los incendios forestales o el cuidado de los seres vivos".

La mayoría de los niños que acuden a los campamentos urbanos de La Casa Inglesa son del área metropolitana de Sevilla pero, a veces, aparece algún bielorruso o saharaui. Se trata de los niños de acogida que pasan el verano en Sevilla. "Antes que estar en casa viendo la tele, muchos padres de acogida prefieren traer a los niños para que jueguen y se relacionen con otros menores", comenta Salvador Serra, licenciado en Biología.

A pesar de las numerosas ofertas tecnológicas que inundan el mercado, Salvador asegura que son los juegos tradicionales como el pañuelito o el escondite los que cosechan un mayor éxito, "juegos totalmente diferentes a los que practican en casa".

En La Casa Inglesa no sólo hay actividades en verano, también en cualquier periodo vacacional, como Navidades o Semana Santa. Además, durante el curso escolar los colegios visitan los centros, realizan talleres, se celebran eventos y los profesionales de La Casa Inglesa recorren los diferentes colegios con un programa de títeres y cuentacuentos llamado Baobab.

Sin embargo, la tan nombrada crisis también ha dejado su huella aquí. "El número de niños de 7 a 14 años matriculados en los campamentos semanales de Castilblanco se ha reducido a la mitad con respecto al año pasado", explica Serra. Por otro lado, el campamento urbano de San Juan de Aznalfarache (La Buhardilla) para menores de 3 a 12 años, no se ha visto afectado en este sentido, aunque "los padres sí han tardado mucho más en decidirse y en apuntar a sus hijos".

A pesar de ello, La Buhardilla estará abierto hasta septiembre y aún hay plazas libres para aquellos niños que, como Salva, siguen disfrutando con el escondite o dando de comer a las gallinas.