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Sevilla

Los hombres de naranja que inquietaron a Gorbachov

  • Trabajadores de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias, fundada en 1994, recuerdan las anécdotas vividas en estos 20 años

Mijail Gorbachov paseaba por las calles del barrio de Santa Cruz cuando su servicio de seguridad se percató de que unas tres personas vestidas con un llamativo color naranja perseguían al ex presidente de la Unión Soviética a cierta distancia. ¿Iban a atacarle? Su presencia lo inquietaba, pero, sobre todo, el color poco discreto de su uniforme lo desconcertaba. Eran los sanitarios del recién inaugurado servicio de emergencias del 061, encargado de la atención de los primeros ministros y los jefes de Estado que acudían a la Exposición Universal de 1992 fuera del recinto de la Isla de la Cartuja. El suceso no fue más que un malentendido, cuenta hoy Francisco Bonilla, director provincial del 061 en Sevilla y uno de los primeros médicos de la entidad, "aunque al principio se asustaron un poco".

Sólo cinco días antes de la inauguración de la Expo, el 15 de abril, el 061 empezó a andar de forma oficial bajo la coordinación del Servicio Andaluz de Salud (SAS). No obstante, no fue hasta octubre de 1994 cuando se creó la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES), desvinculándose, de este modo, el 061 del SAS. El servicio se creó primero en Sevilla, y luego se incorporaron Málaga, Córdoba y Huelva. "Los comienzos fueron duros, pero estábamos muy ilusionados. Era un proyecto innovador", apunta Bonilla.

"En España, este servicio sólo existía en Navarra", detalla el director. El objetivo era tratar al paciente en el lugar del accidente con los mismos medios que en la UCI de un hospital, y, una vez estabilizado, trasladarlo. Una filosofía contraria a la que existía hasta el momento, donde la prioridad era la evacuación.

En octubre de 1990 se seleccionó a los primeros profesionales y arrancaron los cursos de formación dirigidos a sanitarios y operadores. La primera plantilla estaba formada por doce técnicos de emergencias sanitarias (TES), seis médicos y seis enfermeros. Hoy son 155 profesionales: 57 médicos, 44 enfermeros y 54 TES.

El servicio nació con el nombre de Centro Provincial de Comunicaciones Sanitarias y su base de operaciones se encontraba en el antiguo Equipo Quirúrgico, en el Prado de San Sebastián. En febrero de 1991, el 061 comenzó a funcionar "en silencio", sin publicidad. "No teníamos UVI-móviles propias, sino que coordinábamos las ambulancias y los médicos del servicio de Urgencias de SAS", apunta Bonilla al mismo tiempo que enseña un antiguo buscapersonas Mensatel. Pero, pese a llevar un año de recorrido, la gran prueba fue el evento internacional de la Expo'92, fecha elegida para la inauguración oficial del 061.

Director en Sevilla desde 2004, Francisco Bonilla recuerda cuáles eran las condiciones de trabajo de los sanitarios antes de la existencia del 061: "Las ambulancias eran convencionales, no UVI- móviles, y su cometido era trasladar inmediatamente al paciente al hospital, no asistirlo in situ, como ocurre ahora", explica. "Los médicos solían moverse en turismos pequeños, unos Seat blanco conocidos popularmente como lecheras. El médico iba con su maletín, pero no tenía material de electromedicina, desfibrilador ni equipos de soporte vital avanzado".

La doctora María José Sánchez Marín tenía 27 años cuando la contrataron. Era finales de 1991 y formó parte de la primera plantilla. Sánchez destaca la sorpresa de los ciudadanos cuando los veían aparecer por primera vez: "Les chocaba nuestra presencia y forma de actuar. Por nuestra vestimenta, de color naranja, no nos reconocían, creían que éramos repartidores de butano", comenta. "Tampoco entendían nuestra filosofía de trabajo y nos gritaban para que nos marcháramos corriendo al hospital, no comprendían que dentro de la ambulancia estábamos tratando al paciente".

Uno de los casos que más ha impactado a María José Sánchez a lo largo de su carrera sucedió durante el primer año de vida del 061. Fue el 16 de julio de 1992, cuando, durante el ensayo de la ópera Otello en el Teatro de la Maestranza, el decorado se desplomó. En el accidente murió una persona y 36 resultaron heridas, cuatro de ellas de gravedad. "Eran nuestros comienzos y no todos teníamos uniforme, íbamos con pijamas de hospital", recuerda. "Fue muy impactante, había muchas ambulancias. Y, aunque al final el trabajo salió bien, al principio sí hubo un poco de caos".

Bonilla, por su parte, habla de la asistencia a "compañeros" de los cuerpos de seguridad cuando le preguntan por sus casos más impactantes: "Impresiona tratar a personas que conoces, sobre todo cuando coincide que horas antes has estado con ellos". Uno de estos casos fue un tiroteo en la Gran Plaza en el que un policía resultó herido. "Fui al hospital para hacer un seguimiento del paciente. Estuve con él en Observación y no lo reconocí. No fue hasta que salí y vi a todos sus compañeros en la puerta cuando me di cuenta de que el herido era mi amigo".

Todo el trabajo de los sanitarios se gestiona desde el centro de coordinación, actualmente situado en la Isla de la Cartuja. Desde aquí no sólo se atienden las llamadas al 061, también las derivadas del 112, de los números corporativos de los hospitales y los centros de salud y las del servicio Salud Responde. Desde este punto se coordinan todos los recursos de EPES en caso de una emergencia.

En noviembre de 1990, Milagros Abascal cambió los contratos temporales que le ofrecían en una multinacional de semillas por otro de operadora en el aún inexistente 061. "Teníamos un sistema operativo sueco llamado Coorcom. Eso era una nave espacial. Podías gestionarlo todo desde tu silla, y eso que sólo usábamos el 50% de su capacidad".

Abascal reconoce que para trabajar de operador no se necesita un perfil académico específico, más bien saber gestionar las situaciones de estrés. "Es muy importante controlar la situación. La persona que llama suele estar alterada. Tú tienes que conseguir que te atienda y te dé la máxima información. De ti depende que los recursos lleguen al lugar del incidente", apunta. "Aquí hemos tenido a gente con dos y tres carreras universitarias que a la tercera llamada se han levantado y se han ido porque no podían con la presión".

La operadora recuerda cómo en una ocasión fue un joven guardia civil el que llamó para alertar de un accidente: "El hombre estaba conmocionado, la situación era horrible. Es raro porque la Guardia Civil es el cuerpo que más experiencia tiene en este campo". Según Abascal, el joven pedía asistencia médica para personas que ya estaban muertas: "Lo que me describía era incompatible con la vida, pero él no se percataba, estaba en shock".

Pero uno de los casos más difíciles para Milagros Abascal fue el de un niño que fue rescatado por su abuelo de una piscina y no respiraba, en Carmona. "Movilizamos varios recursos, incluso enviamos al helicóptero y avisamos al médico de Carmona. El abuelo estaba sólo". El problema fue que acceder a la casa era complicado, no la encontrábamos y tampoco sabíamos si el helicóptero podría tomar tierra. "En estos casos el tiempo es oro. Me sentía impotente. No podíamos llegar". Abascal le indicó por teléfono al abuelo del pequeño cómo reanimarle y, cuando los sanitarios consiguieron llegar, el niño empezó a reaccionar.

Durante estas dos décadas, el Servicio Provincial 061 de Sevilla ha atendido cerca de 10 millones de llamadas en su centro de coordinación (unas 1.500 al día, cifra que alcanzan las 3.000 en meses de alta frecuentación), con más de tres millones de demandas de asistencias recibidas y la asistencia directa de cerca de 200.000 personas.

Para atender estas emergencias, el servicio provincial dispone de seis UVI-móviles, un equipo de soporte vital básico, dos equipos de coordinación avanzada (ECA), un equipo de apoyo logístico para la atención de accidentes con múltiples víctimas, un equipo de intervención ante riesgos químicos y tres equipos para el traslado de pacientes críticos interhospitalario, además de un helicóptero, con base en la Isla de la Cartuja.

Alfonso Yáñez es uno de los enfermeros que se sube de forma habitual a este helicóptero desde 1993. Este aparato realiza entre 500 y 600 salidas al año, según señala Yáñez, que antes estuvo trabajando durante cinco años en Urgencias del Hospital Virgen Macarena. Este helicóptero cubre las incidencias de Sevilla, Huelva y Cádiz, excepto de junio a septiembre, época en la que la provincia gaditana cuenta con su propio autogiro. "El punto más alejado es Ayamonte, que tardamos 25 minutos en llegar", anota Yáñez.

El enfermero tiene un amplio compendio de vivencias: desde la picadura de una serpiente venenosa hasta la colisión entre un autobús y un camión que transportaba vigas y que provocó tres muertos y más de 20 heridos. Yáñez recuerda especialmente un campeonato de motocross en la Sierra Sur de Sevilla en la que un quad cayó por un barranco. "El terreno era de difícil acceso. Nosotros fuimos los primeros en llegar, la Guardia Civil tuvo que bajar andando".

La empresa pública también cuenta con una Unidad de Apoyo a Desastres Naturales que ha participado en los terremotos de Argelia (2003), Haití (2010) y Filipinas (2013). Joaquín Alfonso Pérez Pacheco se estaba bañando en la playa en Cádiz cuando le llamaron para viajar a Argelia de forma inmediata. El equipo del 061 estuvo trabajando durante cinco días en colaboración con la Media Luna Roja en la ciudad de Bumerdés desarrollando funciones de atención primaria. "Los centros de salud estaban derrumbados, la gente vivía en la calle, los pacientes crónicos habían perdido su medicación y no había posibilidad de conseguir nuevos fármacos", apunta este técnico de emergencias sanitarias (TES). Pero, al quinto día, representantes de la Embajada española acudieron al campamento base anunciando la inmediata evacuación del equipo español e inglés por riesgos de un atentado por la participación de España y Reino Unido en la invasión de Iraq.

En el caso de Haití, el equipo español trabajó en el Hospital de la Paz de Puerto Príncipe. "En 24 horas preparamos 1.500 kilos de material", apunta Pérez, que, en el último momento, no pudo viajar. Y en Filipinas, tras un accidentado vuelo de 45 horas, los cuatro miembros de 061 se asentaron en Visayas bajo la coordinación de la Unocha (United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs), gestionada por la ONU. "Aquello era auténtica ingeniería sanitaria. Te tenías que buscar la vida con los pocos recursos que había", apunta el técnico. El equipo del 061 ayudó a rehabilitar parte del Hospital Regional de Visayas e instauró un sistema de coordinación para el traslado de los pacientes en función de sus necesidades y los recursos de cada uno de los hospitales en funcionamiento.

"Haití y, sobre todo, Filipinas fueron un punto de inflexión. Hasta el terremoto de Haití, la ayuda humanitaria llegaba, montaba su campamento y empezaba a atender a los heridos. Luego, a los quince días se marchaba y la asistencia no continuaba", apunta Pérez. "Ahora, los trabajos están coordinados". Cada hombre de naranja tiene su función.

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