ES su año. O su trienio. Parafraseando a Méndez Núñez, hace medio milenio se juntaron la honra y los barcos. La gesta de aquellos marinos está presente a todas horas en la ciudad. En esta fotografría se percibe la confluencia de dos activididades completamente diferentes, unidas por la misma conmemoración. Emasesa organizaba una gincana vinculada con la primera vuelta al mundo. Mientras un joven caracterizado de Juan Sebastián Elcano daba las instrucciones a los participantes, que después irían a la Casa de la Moneda o las Siete Revueltas para descifrar diferentes enigmas, en dirección a Santo Tomás se formaba la cola de gente que aguardaba para entrar en la exposición El viaje más largo, una muestra conmemorativa de la gesta transoceánica.

Esta exposición es la carta de despedida antes de su jubilación de Manuel Ravina, gaditano, director del Archivo de Indias. Cádiz y Sevilla, los dos vectores del mundo según Villalón, que para dar la vuelta a su particular hemisferio no tenía más que recorrer la distancia que separaba a ambas ciudades. Mares de Magallanes y Elcano que recorrió Fernando Quiñones en su novela La canción del pirata, finalista del premio Planeta. De la que el autor de Chiclana, veneciano consorte, se quedó con las ganas de una buena adaptación cinematográfica. Se la merecía quien puso los cimientos de Alcances, festival de cine de Cádiz, a quien recordarán hoy con la entrega de tributos como el de mijitero de honor al marino y fotógrafo Eulogio García Romero. Doble vida de quien cantó con Pepe Hierro la Habanera en Bermeo y recitó con Saramago el Romancero de Lanarote. Magallanes fue un ilustre precursor del ganador del Nobel de Literatura o del cuádruple ganador de la Copa de Europa Cristiano Ronaldo. El sueño ibérico.

Antes de zarpar de Cádiz el próximo 3 de noviembre, tercer día de la campaña electoral, los marinos del buque-escuela Juan Sebastián de Elcano tienen un par de citas con Sevilla, la ciudad de la que salieron las cinco naves que comandaba Magallanes.

El lunes, el comandante del buque-escuela, acompañado por cuatro marineros y el capellán, visitó la casa-palacio de los Salinas para implorar la protección de la Virgen de los Remedios. Manuel Salinas, el primogénito de la estirpe, aprovechó la presencia de Antonio Muñoz, delegado de Cultura y vecino de la Alameda, para felicitarle por el cuidado de las cuatro columnas del espacio que urbanizó el conde de Barajas. El pintor admira las columnas, las dos de la calle Mármoles con Hércules y Julio César y las de Caetano Dacosta más próximas a la Comisaría, y es parroquiano del bar Las Columnas, decano de la zona.Los marineros del barco que lleva el nombre del marinero de Guetaria volverán a Sevilla para recibir el 8 de octubre el premio Torre del Oro que les ha concedido la Cámara de Comercio, Industria y Navegación. La primera circunnavegación y las posibilidades comerciales que abrió con las especias, el oro de las Molucas –Stefan Zweig dice en su biografía de Magallanes que en Venecia hicieron palacios con los beneficios de la pimienta– fue precedente empírico de las transacciones e intercambios.

El viaje más largo no ha hecho más que empezar. Un viaje sin fin.