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Sevilla

Un juez investiga la actuación del falso cura de Pío XII

  • La Policía Nacional recibe la orden de requerir información y datos sobre las ceremonias oficiadas por el sacerdote impostado que han tenido efectos civiles.

Un juzgado de instrucción ha ordenado a la Policía Nacional la apertura de "diligencias previas de investigación" acerca de la actuación llevada a cabo por Ángel Orellana, el falso sacerdote de la parroquia de Santa María de las Flores y San Ignacio de la barriada de Pío XII. Fuentes autorizadas de la Policía informaron este jueves a este periódico de la decisión del magistrado y, por lo tanto, del inicio del requerimiento formal de todo tipo de información a las instancias eclesiásticas competentes, tal como confirmaron por su parte fuentes oficiales del Arzobispado de Sevilla. La Policía, que por medio de un atestado puso los hechos en conocimiento de la autoridad judicial, ha comenzado ya a recabar información sobre el proceder de este ciudadano ecuatoriano -del que se ignora su paradero- durante el tiempo en el que ejerció el ministerio sacerdotal, habida cuenta de que muchas de sus actuaciones podrían ser constitutivas de posibles delitos (fraude, estafa, simulación, etcétera). La Justicia analizará también los posibles perjuicios ocasionados por Orellana al oficiar ceremonias con efectos civiles, caso de los matrimonios. El Arzobispado ya confirmó en su día que estos matrimonios son válidos desde el punto de vista canónico (de acuerdo con el canon 144), aunque ilícitos. Hay que tener en cuenta que el artículo 61 del Código Civil establece que "el matrimonio produce efectos civiles desde su celebración" y el artículo 63 que "la inscripción del matrimonio celebrado en España en forma religiosa se practicará con la simple presentación de la certificación de la Iglesia o confesión respectiva". Los acuerdos suscritos por España y la Santa Sede en 1979 dictan que el Estado "reconoce los efectos civiles al matrimonio celebrado según las normas de Derecho Canónico".

La Archidiócesis dejó muy claro también en el comunicado emitido en su día que "en ningún momento se le asignó a Orellana oficio eclesiástico alguno". El falso padre Ángel no estuvo en ningún momento en la nómina de la Iglesia de Sevilla ni se le encomendó por ésta ningún destino u obligación. Tras presentarse en la curia y pedir un lugar para ejercer, el falso cura se decantó por la parroquia de Santa María de las Flores y San Eugenio, en Pío XII. Allí se fue ganando la confianza del párroco y los feligreses y fue desarrollando su trabajo cada vez con más intensidad y frecuencia, hasta el punto de asegurar los vecinos que siempre estaba en el templo dispuesto a echar una mano a quien lo necesitara, oficiando eucaristías e impartiendo los sacramentos del bautismo, el matrimonio y la comunión.

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