Un grupo israelí negocia construir un nuevo centro multiusos en la Cartuja

Tras casi dos años de paralización, las negociaciones entre el Ayuntamiento de Sevilla y la Federación Española de Baloncesto para construir en la capital un pabellón multiusos que albergue el Mundial de Baloncesto de 2014 avanzan y perfilan un proyecto que, según las últimas conversaciones, se edificaría junto al Estadio de la Cartuja, tras haberse rechazado otros emplazamientos cercanos. Ésta es la preferencia que han mostrado el grupo inversor que levantará esta infraestructura que, lejos de ser un simple pabellón deportivo, se acompaña de un ambicioso plan de negocio que la hará rentable también para la ciudad.

Los inversores, concretamente israelíes a los que se sumarían algunas empresas españolas, están dispuestos a construir el pabellón a un coste cero para el Ayuntamiento. Más o menos, porque el precio será la cesión del terreno a cambio de la construcción y también su posterior explotación. En estos momentos, la parcela sobre la que se está trabajando es una de propiedad municipal situada en las inmediaciones del Estadio de la Cartuja que permitiría contar con una superficie considerable para aparcamiento, algo que también gestionaría el grupo inversor. Las vías de comunicación con este emplazamiento son varias, al estar situado cerca de la SE-30, con rápidas conexiones con el área metropolitana y a pie de una futura parada de Cercanías, el ramal que ya se construye para dar servicio a la Cartuja.

Los trabajos se centran en lograr que la operación cumpla con la legalidad para evitar cambios en el planeamiento urbanístico de la ciudad. De elegirse el solar que ocupan actualmente las caracolas de la Gerencia de Urbanismo, mucho mejor comunicado e integrado en la ciudad, no hubiera habido problema, pues el PGOU recoge que dicha parcela puede albergar servicios avanzados, entre los que se incluirían las actividades deportivas, culturales, también las multimedia, permitiendo incluso una reserva de espacio para usos terciarios.

No obstante, esta opción, por ahora descartada, permitiría contar con menos espacio para aparcamiento -algo importante para garantizar la afluencia a macroeventos- y obligaría a trasladar la Gerencia de Urbanismo, requiriendo también una permuta.

La última propuesta que se hizo todavía en tiempos de Alfredo Sánchez Monteseirín fue el Auditorio, de titularidad municipal desde 2006, después de que el Ayuntamiento recalificase los terrenos del Palenque. Su arquitecto ya explicó a este periódico que habría que transformar totalmente el edificio, algo que supondría un desembolso cercano a los 20 millones de euros. Pero, desde hace dos años, el Ayuntamiento es consciente de que cualquier alternativa pasa por la iniciativa privada. Y manda la opinión de los inversores, que ya rechazaron un solar en Sevilla Este y otro en Los Bermejales, previsto para la polémica mezquita y de reducidas dimensiones. De hecho, al final, este terreno se ha destinado para la Escuela Politécnica y un centro cívico.

El grupo inversor se ha centrado en una zona que, en un principio, se descartó: la Cartuja. El argumento fue que se trataba de una zona desgajada de la capital y, por tanto, incompatible con el modelo de centro multiusos de actividad permanente. El objetivo es que esta infraestructura pueda servir como segundo palacio de congresos, recinto para conciertos musicales y otros eventos culturales. Además, el pabellón iría acompañado de una red de pequeños comercios y servicios de restauración y de ocio familiar, por lo que se hace imprescindible una ubicación integrada en la ciudad.

De la apuesta por este enclave se intuye la intención del nuevo gobierno local de revitalizar la Cartuja y anexionarla a la ciudad. En esta zona existen varias parcelas municipales cuyo futuro uso planea ahora con celo la Delegación de Urbanismo. El obstáculo que encontraría el Ayuntamiento en esta ubicación es el Estadio de la Cartuja, pues el complejo planeado por los inversores extranjeros entraría en colisión con los usos del coliseo, donde se han acogido ya macroconciertos. Aunque, con consenso, ambas instalaciones podrían ser complementarias y beneficiarse también del resto de servicios que contempla el complejo multiusos, que podría generar empleo y actividad en ese entorno.