La 'lianza' de las civilizaciones
Batalla a la epifanía. La imagen ha dado la vuelta al mundo a través de internet. Los Reyes Magos intentan frenar el ascenso de Papá Noel en un balcón de la calle Arfe
AQUÍ no cabe la alianza de las civilizaciones. Sería en todo caso una lianza. Un lío, un batiburrillo, un ajilimójili entre las sagas artúricas y las orientales. Para eso no se hicieron unas cruzadas ni se llenó el teatro Falla de cruzados mágicos. A los Reyes Magos se les empezó a subir a las barbas el icono nórdico, gaseoso de Papá Noel. El trineo retaba a los camellos a un París-Dakar que se lo trajeron a Granada y ahora se lo han llevado a Buenos Aires. El mundo, lo decía Mel Brooks, está loco, loco, loco. Mientras sus Majestades de Oriente iban cubriendo etapas, los únicos que están de gira ahora que descansan los ciclistas, que velan armas los toreros hasta que se inicie la ronda en Atarfe y en Valdemorillo, que no hay Ayuntamiento que contrate a un cantante, coge Papá Noel y se encarama a los balcones trepa que trepa. Le han debido enviar un ejemplar de El diablo cojuelo, donde habrá aprendido que no hay nada como dominar una ciudad desde las azoteas, donde con tanta lluvia apenas hay ropa tendida.
Y en plena alianza de las civilizaciones, no se ven moros en la costa, desterrados del refranero y de las perífrasis. El rey Baltasar es subsahariano, faltaría más. Los Reyes, no sólo el Monarca que nació en Roma un día de Reyes, hijo del hombre que pudo reinar, nieto del rey que murió en el exilio y volvió al Escorial, también los Reyes Magos, lo tienen difícil en estos tiempos. Llegan a un país anti-norteamericano por antonomasia, donde cada provincia es un Michigan en miniatura, cada comarca un Oregón a escala. Los burgueses de antaño se han hamburguesado y la fuerza contra el imperio se les va por la boca, bases fuera, pero después claudican ante sus símbolos, desde Hollywood a la CNN pasando por la abulia diferida de los gigantes de la ACB. Papá Noel, que no es tonto y no descansa, como decía Sancho del diablo, aprovecha estas paradojas para colarse por la ventana, sabedor de que los Reyes Magos son tipos legales que entran siempre por la puerta, no al estilo Corcuera, claro, y están eximidos de cualquier alcoholemia por la aplicación de los artículos 43, 103 y 501.
La Navidad es muy larga, la fiesta más prolongada después del veraneo, un verano con guantes y bufanda. Hay lugar para todos, pero los Reyes Magos han dicho basta y en este balcón de una casa de la calle Arfe han decidido cortar por lo sano con la ascensión al Naranco de Papá Noel. La imagen ha dado la vuelta al mundo. Es el norte contra el sur, que hasta en eso tenemos mala suerte, somos el sur de un mundo, el norte de otro, bendita intersección con estrecho y con istmo, y encima presidiendo desde el día 1, San Manuel bueno y mártir, la Unión Europea. Una bofetada sin manos para unos monarcas entre asiáticos y africanos, donde nació la civilización cuando la alianza era una quimera. Los fiordos contra el desierto, Larsson contra Muñoz Molina, Ikea contra Merkamueble, Bergman contra los Ozores, Hamlet contra don Juan Tenorio. Terminado el centenario de Malcolm Lowry, regalen Bajo el volcán, la batalla de la epifanía se libra Bajo el balcón. Las espadas están en alto. Ha vuelto la Liga con Copa. Los Reyes van ganando tres a uno.
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