La operación Doberman fue la última macrorredada contra el tráfico internacional de estupefacientes que hizo la Guardia en Sevilla y otras provincias andaluzas antes de que se decretara el estado de alarma. Los agentes del instituto armado desmantelaron una organización asentada en Lebrija y Trebujena. En un chalé de este municipio, los guardias detuvieron a cuatro personas que estaban a punto de hacerse a la mar para traer un cargamento de hachís. 

Aquello fue el 10 de marzo. Casi dos meses después, una vez que la investigación está terminada y el secreto de sumario levantado, la Guardia Civil ha informado este viernes del resultado de la misma. En total fueron puestas a disposición judicial 51 personas. Se incautaron 1.255 kilos de cocaína y 390 de hachís. Se intervinieron dos plantaciones de marihuana con cerca de 600 plantas, así como nueve vehículos, cuatro de ellos sustraídos. 

Además, se aprehendieron más de 60.000 euros en efectivo, abundante documentación, dispositivos electrónicos de última generación, tres armas de fuego y seis embarcaciones semirrigidas valoradas en 1.500.000 euros.

Guardias civiles desplegados en el chalé de Trebujena.

Todo comenzó en septiembre de 2019, cuando la Guardia Civil detectó que se estaban botando narcolanchas en Lebrija. A raíz de este descubrimiento, los investigadores consiguieron ubicar una nave muy cercana al río Guadalquivir, que estaba sirviendo de guardería de este tipo de embarcaciones. Se estableció un dispositivo de vigilancia alrededor del edificio, y los guardias comprobaron que de la citada nave salían semirremolques, que presumiblemente llevaban en su interior las gomas.

En una de estas vigilancias, los agentes detectaron una nueva embarcación que poco después botaron. Días más tardes, traspasaron bultos a otra barca más pequeña que alijó en las costas de Huelva. En este dispositivo se incautaron unos fardos que contenían 1.255 kilos de cocaína de gran pureza. En Marruecos se intervinieron paralelamente otros 476 kilogramos de cocaína, que pertenecían a la misma organización. Tenían la guardería entre Casablanca y Rabat. 

Un agente del Grupo de Acción Rápida (GAR) monta guardia en el chalé.

Fruto de las investigaciones españolas y de la cooperación con las autoridades marroquíes, se pudo reconstruir la ruta que siguió la cocaína desde Suramérica a Europa. La droga llegaba a Marruecos a través de contenedores que la desembarcarían en el puerto de Casablanca. Desde allí la llevaban a una guardería cerca de la costa entre Casablanca y Rabat. La droga se transportaba en vehículos al punto de carga en la playa donde se acercaría la narcolancha. Tras una larga navegación, llegaría a las costas del sur de España.

Por otro lado continuaron las investigaciones y la Guardia Civil tuvo conocimiento de que parte de la organización tendría su base en Estepona. A esta rama se le intervinieron 390 kilogramos de hachís, que eran transportados también en narcolanchas.

Tras varios meses de investigación se llegó hasta los cabecillas, que eran un vecino de Lebrija y otro de El Cuervo. Ninguno de los dos hacían ostentación de su dinero y llevaban una vida discreta. Una vez que la Guardia Civil descubrió todo el entramado de la organización y su modus operandi, solicitó al juez 23 órdenes de entrada y registro en las provincias de Sevilla, Cádiz y Málaga.