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8-M | Día Internacional de la Mujer

El 8-M logra una nueva manifestación masiva en Sevilla, tras el hito de 2018

  • Unas 130.000 personas han secundado la marcha, según el Ayuntamiento, más que el año pasado

  • La Policía Nacional habla de unas 50.000  

  • El recorrido ha transcurrido sin incidentes, con presencia de mujeres de varias generaciones, pero también muchos hombres 

La manifestación del 8-M en Sevilla, a su paso por la Torre del Oro

El 8 de marzo de 2018 y la masiva manifestación que se produjo en Sevilla con motivo del Día Internacional de Mujer no fue un espejismo. Aparentemente, ha venido para quedarse, a tenor de lo que ha vuelto a pasar este viernes en la ciudad.

Según el Ayuntamiento de Sevilla, unas 130.000 personas secundaron la nueva marcha del 8-M, más que el año pasado. La Delegación del Gobierno, con datos de la Policía Nacional, baja la cifra hasta las 50.000. En cualquier caso y aún con este dato se trataría una de las más importantes de los últimos años, después de un día en el que el seguimiento de los paros fue más desigual y dependiendo de los sectores.

Durante la marcha, no se colapsó el centro, porque se eligió un recorrido por avenidas: Paseo de Colón, Puerta Jerez, Avenida de la Constitución, hasta Plaza Nueva. La organización extendió un cordel violeta, para dejar un carril para personas con movilidad reducida. Pero en tramos también se desbordó.

La pancarta que abría la marcha ha sido portada por representantes del Movimiento Feminista de Sevilla, en el que se integran las plataformas 8 de Marzo y la Contra la violencia doméstica y el Colectivo Amazonas, con el lema Revolución feminista, ahora y siempre

Integrantes del Movimiento Feminista de Sevilla abrían la marcha, con el lema "Revolución feminista, ahora y siempre"

"Salimos a las calles porque las mujeres reclamamos plenos derechos y libertades plenas",  se recoge en el manifiesto que acompaña a la convocatoria, en el que se exige una "paridad real" y efectiva también para las mujeres en situación de vulnerabilidad, "igual salario a igual trabajo", "que no se mercantilice con nuestros cuerpos y nuestras vidas", "tolerancia cero a cualquier tipo de violencia" y "el derecho a la interrupción voluntaria del aborto, sin restricciones". 

Pese a su carácter reivindicativo, ha transcurrido en un ambiente festivo y en el que -para alegría de las veteranas del movimiento feminista- han vuelto a destacar la presencia de mujeres jóvenes y, también, de muchos, muchos hombres.

Algunos compañeros periodistas aseguran haber visto en la marcha a Rocío Ruiz consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación. Pero lo cierto es que los políticos no fueron protagonistas. O no se colocaron en un lugar destacado, como tantas veces, o la marea humana hizo que pasaran desapercibidos. 

"Sevilla será la tumba de machismo", "A mismo trabajo, mismo salario", "Sola o borracha, quiero llegar a casa", "Las calles y las noches también son nuestras", "Por la abolición de la prostitución" o "estos nos pasa por un gobierno facha", fueron algunos lemas que se han coreado y que se han leído en las pancartas, entre otros.  

El resorte del juicio de la Manada

Porque si, según muchos, en 2018 el juicio de la Manada y todas las consideraciones que se vertieron en el mismo, fueron un resorte para la contestación feminista, en este 8-M lo que estaba en mente de todos es ese discurso de Vox, de que la brecha no es tanta y que las leyes contra la violencia a la mujer son injustas para los hombres. Pero la mayoría prefería no hablar de ellos.   

"Las jóvenes deben ser conscientes de que lo que hemos conseguido lo pueden perder. Muchos no han vivido otra vida y no son conscientes de eso", recordaba Chon, pediatra jubilada, con sus amigas y compañeras de profesión Teresa y Lina, poco antes de sumarse a la manifestación, una más de las "muchísimas" a las que han acudido desde los años de Transición. Las tres son feministas militantes. 

También habitual en los 8-M, de antes y de ahora, Carlos Carrera, abogado y profesor jubilado de la Universidad de Sevilla, recordó que ha costado un siglo de movimiento por la igualdad de la mujer llegar a este punto, pero no debería perderse otro más en lograr la equidad real. Se mostraba preocupado además por los "insultos y el machismo" que se difunde por redes sociales, "un retroceso" y aboga por perseguirlo. 

Cerca de él, María, 26 años, periodista que prepara oposiciones a la Junta, portaba una pancarta elaborada en casa, con un cartón: "No somos histéricas, somos históricas". 

Poco más adelante y como muestra del ambiente variado de la manifestación, avanzaba un grupo de familias que se conocen porque sus hijos están en la misma clase del colegio Aljarafe, de Mairena, y se habían sumado a la iniciativa de su profesora, Erika, de elaborar una pancarta con una modesta tela y acudir a este 8-M. 

No se han producido incidentes. Muchos contemplaban y aplaudían el paso de la marcha desde las aceras. Algunos personajes de la ciudad, como Pive Amador, el músico, que decía haberse acercado para verla y recordaba el cambio que se ha producido en pocos años. Él aprendió hacer la cama en la mili, porque en casa las hacían sus dos hermanas y su madre. "A lo mejor es bueno que hayan salido algunos bichos, porque así nos damos cuenta de por dónde no tenemos que tirar, el camino que no hay que coger", ha comentado a este diario.  

Aunque en las aceras también hay otros que lo ven con más distancia, como cinco amigos que volvían de tomar unas copas en los bares del Paseo de Colón. "No lo entiendo", decía uno. "Hombres y mujeres somos complementarios", "yo esto lo veo como la independencia de Cataluña que se quiere plantear un conflicto" y "va a hacer que el partido Vox gane más votos".  La manifestación siguió su curso, marcando otra jornada histórica en la lucha por la igualdad de la mujer. 

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