Juan Lebrón. Productor de Cine y Televisión

"Hemos gastado 3.000 millones en Canal Sur y no hemos creado una industria audiovisual"

  • Productor de películas como 'Flamenco' o 'Semana Santa', Juan Lebrón ha sido un auténtico visionario de las posibilidades cinematográficas de la cultura, el paisaje y el patrimonio andaluz.

Juan Lebrón posee eso que se suele llamar "una personalidad arrolladora". Hombre de cine y televisión hasta la médula, comenzó en el oficio desde abajo, "a la norteamericana", y ha llegado a producir algunas de las películas más importantes del cine andaluz, como 'Sevillanas', 'Flamenco' y 'Semana Santa'. Al plumilla le recuerda a uno de esos grandes productores del antiguo Hollywood que salen en las películas: apasionados, un tanto locos, visionarios, algo tahúres y golferas, egocéntricos y excéntricos, seductores e irresistibles. Habla de hombres casi legendarios del cine español con la familiaridad del colega de toda la vida: Borau, Saura, Gutiérrez Aragón... Todo lo dice con entusiasmo y parece inmune a la melancolía. Debe ser muy difícil negarle algo como se empeñe en conseguirlo. Para él la vida es un juego "a lo grande" y puede llevarse horas hablando de proyectos variopintos, del pasado, presente y futuro de la industria audiovisual, de los personajes que pululan por la galaxia Lumière... Tiene oculto el tesoro de 500.000 metros de negativo sobre el paisaje natural e histórico de Andalucía y enseña sus películas con el orgullo del padre de un campeón. Nunca duda y pronuncia continuamente el nombre de pila del plumilla. Al fin y al cabo, debe saber que no existe mejor música para cualquier persona que su propio nombre.

-Usted lleva el cine en los genes. Alguna vez ha comentado que su padre era el operario del cine de Antequera, una historia muy parecida a la película Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore.

-Efectivamente, mi padre era el operador del Cine Torcal de Antequera, un lugar maravilloso de estilo art déco, similar al Gades de Cádiz. También era operador del Delicias, un cine de verano, y del Salón Rodas, un local entero de madera que salió ardiendo como en la película de Tornatore. Aunque tenía unos cuatro años recuerdo las llamas y la agitación de mi padre. Hay muchas similitudes entre Cinema Paradiso y mi vida... Yo también me enamoré de la hija del banquero. Tengo la certeza de que Tornatore y yo nos conocimos en los primeros ochenta en algún festival europeo, cuando yo trabajaba en Revista de Cine de TVE y él era el técnico de sonido en la RAI... Entonces la vida era muy loca y tuvimos que hablar en alguna fiesta. José Luis Borau, que era como mi padre adoptivo y que conocía muy bien mi historia, me dijo que tenía que ver Cinema Paradiso, pero yo tardé en hacerlo. Cuando la vi me hinché de llorar. Las similitudes son terroríficas.

-Usted fue uno de esos hombres que empezó en el oficio de la TV y el cine desde abajo...

-Eso es lo normal en Estados Unidos y los países anglosajones. Uno no empieza de la noche a la mañana a ser productor o director, que es uno de los problemas que hay en España, la falta de oficio de muchos. Yo fui muchos años ayudante de cámara, lo que en cine significa estar todo el día a medio metro del director, oír todas las decisiones que se toman en una película. Si tú estás interesado sólo tienes que abrir las orejas. Como ayudantes de cámara empezaron Kubrick y Saura.

-¿Pero como empezó?

-Estudiaba Biología en Madrid y militaba en el PCE. En un momento determinado me tuve que ir de España y acabé en Londres donde tuve una novia corsa que me introdujo en el mundo de la fotografía. Cuando regresé a España empecé a hacer fotos para los libros de texto de Santillana. Tenía una novia inglesa...

-¿La corsa quedó atrás?

-Sí, éramos muy jóvenes, unos 23 años. Como le decía, en una semana me llamaron Polanco para ser director de fotografía de Santillana, César Lucas para trabajar en El País y TVE para formar parte del equipo de Félix Rodríguez de la Fuente. Le digo todo esto para que vea lo afortunada que era entonces la gente joven comparada con la de ahora.

-La decisión final fue a favor de Rodríguez de la Fuente, un personaje sobre el que planea una leyenda negra que lo acusa de amañar las películas para conseguir las grandes escenas que rodó.

-Esa es una acusación malintencionada y está descontextualizada. Obviamente uno no va al campo con 500 kilos de equipo cinematográfico y espera que pase por allí un lince y se coma un conejo. Mi tío Miguel, cazador toda su vida en los campos de Antequera, me dijo que sólo una vez vio un lince en la distancia. Es muy difícil ver a un animal salvaje, a no ser que tenga hambre... Es cuestión de ponerle la comida y esperar. Así filma todo el mundo.

-Tenía que ser agotador...

-Yo soy el que mejor está de ese equipo. Nos andábamos quince kilómetros diarios con 25 kilos a la espalda. Todos estos problemas que tengo de cervicales vienen de ahí.

-¿Y cómo era en el trato el maestro?

-Un personaje extraordinario. Era el dentista que le arreglaba la boca a Sarita Montiel. Su historia es muy simple: debido a su afición a la cetrería, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, lo llamó para que seleccionase una pareja de halcones peregrinos españoles y los adiestrase para regalárselos al rey de Arabia Saudí. Su éxito fue tal que Fraga le preguntó qué quería y Rodríguez de la Fuente contestó que hacer televisión. Así nació Planeta Azul, su primer programa.

-También trabajó usted con otra leyenda de la Televisión, Antonio Mercero, en la famosa serie Verano Azul, quizás la más repetida de la historia de la TVE.

-Poca gente sabe que Verano Azul se iba a rodar en Chipiona y si al final se decidieron por Nerja creo que fue por su cercanía al Aeropuerto de Málaga. Yo estaba de ayudante de cámara y formaba parte de un equipo con los que fueron mis maestros: José Fernández Aguayo hijo, uno de los grandes directores de fotografía del cine español (su padre fue el gran pope, operador en películas como Viridiana, Tristana, MarcelinoPan y Vino...) y Carlos de las Heras (hermano de Rocío Dúrcal). Llevaba yo en la serie unos seis meses cuando me llamó Félix para que me fuese con él a Alaska a rodar. Yo dije que sí porque me apetecía un cambio, pero justo entonces le dio a mi padre una hemiplejía y me tuve que quedar en España. En mi lugar fue Alberto Mariano, que no quería debido a que estaba preparando su boda... Se mató también en el accidente de la avioneta junto a Rodríguez de la Fuente y Teodoro Roa. Alberto Mariano era un chico muy guapo, tanto que Dalí lo pintó como San Sebastián.

-Estamos hablando de grandes programas, de una época dorada de la televisión. ¿Qué ha pasado para que este medio sea ahora tan malo?

-Ha pasado que la cantidad ha podido con la calidad. La televisión es un arma política y comercial tan poderosa que a lo largo de los años se ha ido dejando jirones de libertad. No sólo pasa en España, sino también en EEUU y Europa. Antes las series se planificaban y rodaban con mucho tiempo, pero ahora las televisiones llenan el prime time con cuatro personas gritando. Ahora bien, no creo que esto dure mucho, porque, como me decía Carlos Herrera el otro día, ya todo está en Youtube... sólo hay que tener la experiencia y el conocimiento para buscarlo. Esa televisión mala que nos inunda tiene los días contados.

-¿Y qué sobrevivirá?

-Como me decía un amigo fotógrafo del National Geographic sobrevivirán los mejores productos. Hay que hacer el mejor producto, sea cual sea el tema elegido, porque no habrá lugar para el segundo. Por ejemplo, cuando alguien quiera ver una película sobre flamenco, todos los buscadores, todos los indicadores y avisadores le dirán al público que hay que ver la mía...

-Ahora hablaremos de su película Flamenco. Antes me gustaría preguntarle por su opinión sobre Canal Sur, una televisión pública que nació con la noble intención de dignificar nuestra cultura y de vertebrar Andalucía. Con dignas excepciones, no parece que se hayan cumplido los objetivos.

-En Canal Sur hemos gastado unos tres mi millones de euros. La TV3 se habrá gastado sólo unos 300 millones de euros más. ¿Qué han conseguido ambas televisiones después de 30 años de vidas paralelas? En Cataluña hay una extraordinaria industria audiovisual de todo tipo y el 80% de los personajes importantes de la televisión española son catalanes... Aquí en Andalucía no se ha desarrollado esa industria. El enorme éxito que han tenido Gervasio Iglesias y Alberto Rodríguez con La Isla Mínima no significa que el negativo de la película sea andaluz... nunca lo será. Esa es la realidad. El único productor de Andalucía que es cien por cien dueño de todo lo que produce soy yo.

-Pues la Junta no cabe de gozo...

-Me consta que el propio Alberto Rodríguez está un poco incómodo con el nombramiento de hijo predilecto. No porque no se lo merezca... Todo el mérito de la película es de ellos, un grupo de chicos que llevan juntos desde hace mucho tiempo y que han creído en lo que hacen. No le deben nada a nadie.

-Usted es el productor de tres cintas importantes: Sevillanas, Flamenco y SemanaSanta. Comencemos con las dos primeras, ambas dirigidas por Carlos Saura.

-Esas películas son el producto de una promesa que le hice a Paco de Lucía y a Sabicas en un restaurante de Nueva York. Hasta que no me fui a vivir a esa ciudad no había conocido la importancia del flamenco, porque los niños de mi generación éramos rockeros. Llamé a Saura y le dije que íbamos a hacer primero una película sobre las sevillanas que nos serviría como un ejercicio, un apunte, de lo que luego sería Flamenco. Sin embargo, ahora creo que Sevillanas es una obra maestra, más importante que Flamenco. En aquel momento, las sevillanas eran una danza folclórica desprestigiada, propias de Mario Conde y El Portón, el tablao al que iban las pijas de Madrid. Vinimos una Feria Carlos Saura, Pepe Caballero Bonald y yo y de ahí surgió la película. Manolo Sanlúcar fue el que hizo la selección. La película tuvo un éxito tan tremendo... Fue probablemente una de las producciones más premiadas de la historia de la televisión: la Rosa de Oro y la Rosa de Plata del Montreux, algo que no tiene nadie, y una nominación a los Emmy. Esto nos animó a acometer el proyecto de Flamenco.

-¿Y qué tal la experiencia con Saura?

-Extraordinaria. Es una persona entrañable, como si fuese mi padre, con la que hablo muchísimo. Puede que todavía hagamos algo en interiores, con camaritas pequeñas…

-También se metió en el embolado de Semana Santa. Conociendo al público capillita, para eso hay que tener valor. Lo mejor de todo es que, pese a algún problema del que hablaremos, la jugada le salió bien

-Ahora no me atrevería a hacer esa película. Lo digo de verdad. La hice en su momento por el arrojo y a la inconsciencia de la juventud. Yo me había pasado media vida retratando grandes acontecimientos extranjeros, como los carnavales de Río de Janeiro o los de Venecia, pero pensé que nunca había visto un espectáculo con mayor fuerza visual que la Semana Santa. Llamé al que sabía que me podía echar una mano, Carlos Colón, que es al que se debe gran parte de la película. Él fue el que nos guió a todos. Mi idea fue la de coger las músicas de las bandas de cornetas y tambores y adaptarlas a sinfónica. Fue un acierto y a la gente le gustó mucho. Le hice el dificilísimo encargo de la adaptación a Antón García Abril, responsable, entre muchísimas otras cosas, de la música de El hombre y la tierra. Yo, que como dice un amigo tengo complejo de cateto de pueblo y me gustan las cosas a lo grande, decidí trabajar con la Filarmónica de Londres al completo, con sus 95 músicos. Las cosas que se hacen a lo grande son las que perduran en el tiempo. El resultado está ahí.

-¿Y por qué Manuel Gutiérrez Aragón como director?

-En gran medida porque es un hombre de izquierdas, un comunista, y quería alguien que me garantizase una mirada desapasionada, no partidista, en el buen sentido de la palabra. Era muy fácil coger aquéllas imágenes y volverse loco. Sin embargo, Manolo no rodó la Semana Santa, esa labor la hice yo. Él lo que hizo fue montarla junto a Pepe Salcedo. A veces me dice que cree que va a pasar a la historia por Semana Santa.

-Aquella película tuvo la anécdota del helicóptero que sobrevoló la Madrugada con las consiguientes molestias.... ¡La que se lió!

-Bueno, Bueno… Ese día yo estaba en Cádiz… Escribí un artículo ayudado por Carlos Colón que se titulaba Error de Amor. Fue un exceso de celo y pedimos perdón. Lo que al principio fue un cabreo tremendo luego se volvió en el gran perdón. El entonces hermano mayor del Gran Poder, Antonio Ríos, me dijo una frase que se me quedó grabada: "Cómo no te vamos a perdonar si Jesucristo nos perdonó a todos". Dos años más tarde tuve una operación grave en Madrid y recibí un retrato de la Virgen de los Reyes enmarcado en plata y con la firma de todos los hermanos mayores. Lo guardo como oro en paño.

-Ya hemos hablado antes de lo que le gusta a la Junta sacar pecho con el cine. Ahora le toca al Ayuntamiento, que nos ha vendido el rodaje de Juego de Tronos como un auténtico maná. También está el fenómeno de las Film Commission...

-En Sevilla y en Andalucía siempre se ha rodado, antes incluso más, porque tenemos decorados extraordinarios. Las Film Commission son importantes pero hay que tener muy claro cuáles son sus objetivos. Desde luego no se crearon para vender tus decorados a cualquier precio. Las Film Commission se crean para que las historias se desarrollen en tu territorio. En La Isla Mínima, por ejemplo, la historia se desarrolla donde pasa y no se usa la marisma como un decorado de otro sitio. Eso es lo efectivo: Woody Allen rueda en Nueva York y cuando los catalanes pusieron mucho dinero para que rodara en Barcelona y la película se llamó Vicky Cristina Barcelona. ¿Con qué soy yo muy crítico? Pues con que no se puede dejar el Real Alcázar para que lo use alguien como decorado de otra cosa que no sucede allí. Eso es una catetada como la copa de un pino, y además es estúpido, porque estás devaluando tu edificio. Vaya usted a Florencia a decir que va a filmar en la Galería de los Uffizi una historia que no transcurre allí… Vaya.

-Usted tiene filmados más de 500.000 metros de negativo sobre la riqueza monumental y natural de Andalucía. Un auténtico tesoro.

-De ese archivo sólo se ha visto el nueve por ciento. Por ejemplo, Andalucía es de cine es un material que, hoy en día, anda por los cuarenta o cincuenta millones de entradas en youtube. Ahora estamos cerrando un acuerdo con TVE para que se vea en toda España. También en breve firmo un contrato con Canal Sur sobre una serie que enseñará los mejores monumentos de las ocho provincias de Andalucía, con planos aéreos y otros tomados pies a tierra. Lo mejor de este material es que está filmado en 35 mm, que es el único soporte que se puede transformar en superalta definición 4K. Todos los paisajes de Andalucía, bosques, playas, ríos, ciudades, monumentos, los tengo rodado en ese material. Ahora estamos negociando un crédito con la UE para coger todos esos activos y transferirlos a 4K, con lo que la difusión de Andalucía será bestial.

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