Cofradías

La muestra que mueve las almas

La muestra que mueve las almas.

La muestra que mueve las almas. / José Ángel García

Se lee con claridad en la portada de un antiquísimo ejemplar: “Novena de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder para mover las almas al Santo Exercicio de la oración mental”. La fuerza del Señor es precisamente la descrita. Ser aldabonazo de las conciencias, generar bondad, atender las necesidades de las almas en la tierra. Cuatrocientos años bien merecen una exposición en el corazón de la ciudad. Una muestra que recuerda a aquella que rompió moldes, precisamente en el patio de la antigua Audiencia: Gloria Nazarenorum, considerada el faro y guía de treinta años de exposiciones de temática cofradiera, como recordábamos ayer con el fotógrafo Roberto Pardo, quien captó una impresionante imagen del Señor –que forma parte destacada de la muestra– justo antes de la última restauración a cargo de los Cruz Solís.

A esta exposición del Gran Poder conviene acudir como a los Viernes del Señor:con tiempo, serenidad, en varias ocasiones y dejándose llevar por los encantos de cada una de las salas. La muestra está trabajada con paciencia de prioste, cuidada como solo saben hacer las cofradías cuando se trata de arte efímero. Casi no le falta un detalle. O tal vez el detalle que le falta es precisamente la relación que cada visitante tenga con el Señor, icono de la mejor ciudad.

La portada de la novena al Señor La portada de la novena al Señor

La portada de la novena al Señor / M. G. (Sevilla)

Está el Señor en todos sus formatos, está la historia de cuatro siglos con sus cientos de detalles y están las personas: de cardenales a devotos anónimos, de ilustres hermanos mayores a penitentes, de capuchinos a artistas.

La sede de la Fundación Cajasol está prácticamente dedicada a esta exposición, la gran manzana cultural concebida por Antonio Pulido será ahora conocida por miles de sevillanos. Pulido, por cierto, preguntó por la cifra que costó la hechura del Señor: dos mil reales de 1620. ¿Qué cosas se podrían adquirir en la Sevilla de entonces con esa cantidad de dinero? ¿A cuánto ascendía el jornal de un trabajador de aquella ciudad que vio el nacimiento del Señor? Mesa estaba en su gran año, ya era un escultor muy reconocido.

La muestra rinde tributo con toda justicia al cura Javierre, el pregonero de 1993, del que se recupera uno de los pasajes más emocionantes de un pregón más que original, innovador, con sentido del humor y, por fortuna, exento de ripios.

Al final, la conclusión es que cuatro siglos de Sevilla no se concibe sin el Gran Poder. Hasta el ateo tiene una mínima experiencia con este Jesús de Nazaret, sabe quién es y que siempre está de guardia en su basílica, en los azulejos y en la memoria de los padres de sus padres.

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