Patrimonio

El museo del Santo Ángel de Sevilla se amplía con tres salas para admirar su pinacoteca

La nueva sala dedica a las mejores pinturas del Convento del Santo Ángel.

La nueva sala dedica a las mejores pinturas del Convento del Santo Ángel. / José Ángel García

La comunidad carmelita del Santo Ángel, en Sevilla, sigue apostando por dar a conocer su amplio patrimonio a la ciudad y a cuantos la visitan. Prueba de ello es la importante inversión que ha acometido para ampliar su museo, que pasa a tener de cuatro a siete salas, con la incorporación de 115 piezas. Este incremento dará cabida a importantes pinturas, entre las que se incluyen nombres como Rubens, Luis de Morales y Luca Giordano. Una apuesta por la cultura en la que se han tenido en cuenta criterios puramente expositivos . 

La ampliación de este museo se inaugura este lunes, con la asistencia prevista, entre otros, del alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz; el provincial de los Carmelitas Descalzos de España, Antonio Ángel Sánchez Cabezas; el presidente de la Real Academia de Bellas Artes, Juan Miguel González; y, por supuesto, el prior del convento del Santo Ángel y artífice de dicha mejora, Juan Dobado

Las nuevas salas expositivas se han creado con la intención de que el visitante contemple de la mejor manera posible obras de gran relevancia que atesora la orden. Por tal motivo, a diferencia de las otras dependencias que conforman el museo inaugurado en 2016 -en las que predomina el estilo conventual en la distribución de las piezas-, ahora se ha apostado por un criterio puramente expositivo en su diseño, que ha corrido a cargo del arquitecto Sergio Cornejo. De este modo, se ha pasado de los 254 metros con los que el museo contaba en origen a los 515 actuales. 

Un espacio amplio y luminoso

Santa María Magdalena, de Carlo Dolci, que se expone en el Convento del Santo Ángel. Santa María Magdalena, de Carlo Dolci, que se expone en el Convento del Santo Ángel.

Santa María Magdalena, de Carlo Dolci, que se expone en el Convento del Santo Ángel. / José Ángel García

De las tres salas que se han incorporado al recorrido, destaca especialmente la dedicada a la pinacoteca conventual, donde llama la atención su carácter diáfano y luminoso. Pinturas y esculturas la componen, aunque dejando un espacio libre en su centro para que el visitante pueda contemplar con toda comodidad las obras que allí se exponen y para futuras conferencias. Las mejores piezas -en palabras de Dobado- se reúnen en el testero frontal. Es, por así decirlo, la joya de la corona.

Una denominación nada exagerada si se atiende a los autores. Sobre esta pared cuelga, en todo el centro, un Rubens y a ambos lados, dos cuadros de Luis de Morales (1509/86): la Piedad y un Ecce Homo (de gran factura), en cuyo dorso lleva la inscripción "El Divino Morales". Esta pieza se ha sometido a un proceso de limpieza para incorporarla a la pinacoteca. Tampoco hay que olvidar La Inmaculada de Luca Giordano (1634/1705), en la que sobresale el azul del manto. Sirvió de modelo para obras posteriores del maestro napolitano.

No deben dejarse atrás una valiosa Santa María Magdalena, de Carlo Dolci (siglo XVII), réplica de la original que se conserva en Florencia, o la pintura de Daniel Seghers (1590/16661), Guirnalda de flores con la Virgen y el Niño, también una réplica original de la que posee el Museo del Prado y llena de detallismo. 

Paisajes e imaginería

El Niño Jesús de la Pasión, de José Risueño, que se expone en las nuevas dependencias. El Niño Jesús de la Pasión, de José Risueño,  que se expone en las nuevas dependencias.

El Niño Jesús de la Pasión, de José Risueño, que se expone en las nuevas dependencias. / José Ángel García

En esta sala, fuera de ese testero, también se exponen dos importantes obras paisajísticas de factura italiana, del siglo XVIII. Además, tienen cabida en ella un Niño Jesús de la Pasión, de escuela granadina, cuyo autor es José Risueño; y otro de Juan de Astorga, de talla completa; así como una Inmaculada de Diego de Mora (1658/1729). Especial mención requiere el mobiliario que completa la estancia, con piezas de estilo francés, de la época de Luis XV.

Antecede a esta sala otra de menor tamaño y en la que se exponen dos tablas góticas, de escuela valenciana, que son las más antiguas de cuantas posee el Santo Ángel. La tercera y última sala la componen piezas de mobiliario, bronce, porcelana y la recreación de un pequeño oratorio. También cobija una dolorosa, de procedencia malagueña, y pinturas profanas de gran calidad. Entre estas últimas ha de subrayarse un bodegón atribuido al holandés Melchior D'Hondecoeter (1636/95) y un naufragio de Claude-Joseph Vernet (1714/89), una temática que empezó a ser frecuente a partir del XVIII. No debe pasarse por alto, entre la porcelana, dos pequeños conjuntos de la firma Meissen, propia de la realeza europea en el siglo de las luces; y el medallón bordado con flores al aire, de 1879, obra de Isabel Borrajo

El Museo del Santo Ángel abrió sus puertas el 8 de marzo de 2016. En este tiempo ha contado con un grupo de restauradores encargado de conservar su vasto y valioso patrimonio. Además de pinturas, imaginería y mobiliario, el visitante puede conocer la extensa biblioteca conventual, compuesta por más de 3.000 volúmenes, entre cuyos donantes se encuentran nombres como los del Conde Duque de Olivares, Vázquez de Leca o Arias Montano. La intención en una próxima mejora es que el recorrido concluya en una terraza superior, sobre el antiguo claustro, y desde la que se puede admirar el conjunto de la iglesia desde el exterior. 

Incluido en la ruta de conventos

La ampliación ha sido posible gracias a los pisos que en su día compró la comunidad religiosa y que ahora albergan las nuevas salas expositivas. Para esta nueva etapa se ha creado un lotogipo, Musan, obra de Sergio Cornejo con la colaboración de Gonzalo de Ory. Cajasur, por su parte, ha subvencionado el nuevo marketing del museo, que se incluye en la Ruta de Iglesias y Conventos puesta en marcha por Sevilla City Office, dirigida por Antonio Jiménez

El precio de la entrada es de tres euros. Se puede acceder a él de lunes a sábado, de 11:00 a 13:00. A lo largo del año recibe una media de 14.000 visitantes. Todas las obras acometidas han sido costeadas por la orden carmelita, que ya tiene proyectadas nuevas mejoras en el que es, sin duda, el principal museo conventual de Sevilla. 

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