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Sevilla

Los 10 negocios de la mafia

  • Organizaciones criminales de China y Nigeria operan en Sevilla desde hace años y se lucran, principalmente, gracias a la explotación sexual y laboral de sus compatriotas.

A principios de año, la Policía Nacional liberó a un menor chino que había sido secuestrado por cinco compatriotas suyos y torturado durante varios días en una vivienda de Alcalá de Guadaíra. Los secuestradores llegaron incluso a amenazar al padre, un comerciante chino de Sevilla, con enviarle los dedos de su hijo si no les pagaba un rescate de un millón de euros. Aquel episodio puso de manifiesto hasta qué punto podían llegar las actividades de las mafias procedentes de China, organizaciones que están asentadas en el sur de España desde hace años y cuentan con conexiones internacionales que hacen que sea muy difícil perseguirlas. También están llegando con fuerza otras bandas procedentes de África, de Nigeria, especializadas en varias modalidades de delincuencia. 

A continuación se expone un decálogo de las actividades ilícitas y las últimas tendencias delictivas que están siguiendo estas redes y cómo están evolucionando en España, basado en el curso de verificación operativa de documentos organizado por la Confederación Española de Policía (CEP), celebrado esta semana en Antares e impartido por el inspector jefe de la Policía Nacional, Francisco J. Carmona, responsable de la Brigada de Extranjería de Alcalá de Guadaíra.

 

Falsificación. El falsificador de documentos es la pieza clave sobre la que gira toda la organización criminal. Generalmente los falsificadores siempre están apartados del resto de miembros de la banda y sólo suelen tener contactos con los patrones. Suelen estar más protegidos porque es la persona que dota de una aparente legalidad a todas las actividades ilícitas. De hecho, el falsificador puede encontrarse en Madrid mientras que la organización opera en Sevilla y otras provincias. De ahí que sea fundamental para la Policía establecer una vigilancia sobre el falsificador, por larga que sea, puesto que puede terminar llevando hasta los niveles más altos de la organización. 

 

Los falsificadores que actúan en España han llegado a alcanzar bastante calidad y es difícil llegar a diferenciar a simple vista una tarjeta de la Seguridad Social o un pasaporte falsos de uno verdadero. Se falsifican pasaportes, certificados de penales, visados Schengen, permisos de trabajo y tarjetas bancarias, entre otros documentos. A veces el soporte es muy parecido al auténtico, pero todavía se cometen fallos casi infantiles. Por ejemplo, una persona de un país iberoamericano que pidió el alta en la Seguridad Social expuso que el motivo por el que lo hacía era "hincar", lo que llevó a la Policía a descubrir que su documentación era falsa. 

 

Los chinos han llegado a alcanzar un nivel de perfección importante en la falsificación. Sus organizaciones son muy verticales, en las que hay poca relación entre los miembros. A este inconveniente para combatirlas hay que añadirle otro: el idioma. Hay miles de dialectos del chino, lo que obliga a la Policía a tardar siempre algo más en traducir cualquier conversación intervenida.

 

Prostitución. Es una de las principales fuentes de ingreso para las bandas. Las mafias captan a las jóvenes en zonas deprimidas de los países de origen y les prometen un empleo en España. Generalmente las proveen de un pasaporte falso, que le retiran nada más llegar. Una vez aquí, le explican que en realidad serán prostituidas. Si alguna de ellas se niega, puede llegar a pasar una semana en un zulo subterráneo a pan y agua, como ocurrió con una banda china asentada en Sevilla que pretendía abrir un burdel en Algeciras. Los chinos se han especializado más en la prostitución a domicilio, mientras que los clubes son más recurridos por las mafias procedentes del Este. Muchas de las jóvenes acaban de alcanzar la mayoría de edad.

 

Amenazas. Sobre ellas se sustenta en parte el negocio de la prostitución. Las mafias tienen controladas a las familias de las jóvenes que obligan a prostituirse y las amenazan de muerte. Esto hace que la mayoría de las chicas aguanten más tiempo ejerciendo sin llegar nunca a denunciar los abusos. Los chinos son especialmente violentos en este punto. Los africanos también recurren a los ritos de vudú.

 

Explotación laboral. Detrás de muchos comercios regentados por chinos están las mafias, organizaciones que reciben el nombre de tríadas. Estas bandas surten de personal a negocios como restaurantes o talleres ilegales de confección. Para llegar a España, los trabajadores contraen una deuda importante con las mafias, que en ocasiones alcanza los 40.000 euros. Si un trabajador cobra al mes 1.100 euros, en realidad sólo recibe 100 y los otros mil se dedican a pagar la deuda. Esto explica que en una vivienda puedan llegar a residir más de una decena de chinos, que no disponen de dinero suficiente para permitirse más que compartir habitación con otros compatriotas en su misma situación.

 

Generalmente estos obreros nunca denuncian los hechos porque tienen un bien preciado: su permiso de trabajo. Con él, una vez que paguen la deuda por completo y se liberen, podrán traer a su familia y montar su propio negocio. El modus operandi de estas tríadas es el mismo que llevó a miles de ciudadanos chinos a EEUU. Los jóvenes eran captados en China creyendo que iban en busca del sueño americano, cuando en realidad iban a trabajar durante años en condiciones infrahumanas.

 

Tráfico de personas. Las organizaciones se dedican a traer a extranjeros desde sus países de origen, ya sean trabajadores para explotarlos laboralmente o jóvenes para prostituirlas. Los chinos suelen llegar por vía aérea a Madrid y desde ahí son distribuidos por toda España. En el caso de los nigerianos, suelen introducirlos por Marruecos y el puerto de Algeciras. Hasta la caída de Gadafi, las mafias establecidas en países como subsaharianos como Nigeria, Níger o Senegal trabajaban con barcos libios para cruzar el Mediterráneo. 

 

Las mafias pagaban a los patrones libios cantidades importantes por llevar a los inmigrantes hasta el puerto de Algeciras, una práctica que el Gobierno de Gadafi no sólo nunca persiguió, sino que posiblemente se hacía en connivencia con algunos miembros sobornados de la Policía o el Ejército libios. El cambio de régimen en este país puede marcar un cambio en las rutas seguidas por las mafias que trafican con personas en el norte de África. El pago se hacía a través de compañías de transacciones y operaciones financieras como Western Union.

 

Muchas de las prostitutas procedentes del África subsahariana que ejercen en España y en Europa han llegado por esta vía. Un dato que muestra la violencia que pueden alcanzar estos grupos es que no hacían cruzar el mar a ninguna mujer embarazada. Si había alguna, la hacían abortar inmediatamente antes de traerla a España. Una vez aquí, superaban el periodo del Centro de Internamiento de Extranjero (CIE) y eran ocultadas en pisos francos y repartidas por Europa. En Huelva se detectó un grupo que iba a ser enviado a   Bruselas y entre las víctimas había mujeres de Sierra Leona, Nigeria, Libera y Níger.

 

Estafas. Las organizaciones del África subsahariana  son las más especializadas en este delito. Tras una etapa en la que llegaron a dar bastantes golpes con el llamado timo de los billetes tintados, llevan años explotando el de las cartas nigerianas. Esta estafa consiste en realizar un envío masivo de cartas en las que se informa al receptor de que ha obtenido un premio de la Lotería. Sólo piden a cambio que deposite una fianza o depósito para que se le ingrese en la cuenta el importe del premio. Las cartas tienen sellos falsificados de Hacienda y una apariencia de legalidad. Los estafadores envían miles de cartas y siempre hay alguien que termina cayendo, ya que no piden cantidades demasiado elevadas como fianza.

 

Clonación de tarjetas.  Es una práctica que se está dando en los negocios regentados por este tipo de organizaciones, muy especialmente en locutorios. En Sevilla se han detectado algunos locales de este tipo en cuyo Terminal de Punto de Venta (TPV, el aparato que lee la banda magnética o el chip de la tarjeta de crédito) se había instalado un dispositivo que permitía obtener la información de la tarjeta y almacenarla para luego clonarla en un soporte blanco. Esta tarjeta clonada funciona como la original y con ella se pueden realizar compras. De hecho, a alguna de las víctimas llegaron a robarle entre 6.000 y 7.000 euros. En Sevilla uno de los locutorios en el que se encontró un chip clonador estaba en la Macarena y en el negocio también se hallaron numerosos pasaportes y tarjetas de la Seguridad Social falsas.

 

Armas. La tenencia ilícita de armas y el tráfico de las mismas es otra de las actividades clandestinas de estos grupos, si bien esta práctica ilícita se desarrolla a otra escala mucho más elevada. La explicación es lógica: una condena por tenencia de armas siempre es mayor que otra por delitos contra los derechos de los trabajadores o por estafa, siempre que ésta no supere una determinada cantidad. De ahí que las armas estén en poder de las personas con un rango más elevado. En España se han detectado este año dos pistolas oficiales de la Policía china en poder de la mafia, un hecho que da una idea de las conexiones que estas bandas pueden llegar a tener.

 

Drogas. El tráfico de estupefacientes es otra actividad común de estas redes, si bien es una práctica más secundaria debido a que ya hay potentes organizaciones que se dedican en exclusiva a las drogas. Los turcos, por ejemplo, controlan el negocio de la heroína y las rutas para traerla a través de Europa, casi siempre pasando por Holanda. En el caso de la cocaína, el pastel está mucho más distribuido, y la Policía ha detectado que las bandas de nigerianos que se dedicaban a las estafas o al tráfico de seres humanos han comenzado a mover cantidades importantes de esta droga.

 

Extorsiones. El caso del secuestro del menor chino es un ejemplo de ello. No es muy común que se celebren este tipo de prácticas, puesto que las mafias tienen formas mucho más limpias y seguras de hacer una gran cantidad de dinero. Eso no quita para que en Sevilla se hayan dado dos casos de secuestros relacionados con la mafia china desde 2004. El caso registrado a principios de año es un puro secuestro exprés, en el que los autores solicitaron un millón de euros al padre de la víctima a cambio de la libertad del menor. El anterior rapto ocurrió en Mairena del Aljarafe y pudo responder más a una venganza o ajuste de cuentas. Los secuestradores llegaron a ocultar a la víctima, un niño, en un zulo practicado en la depuradora de una piscina.

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