¿Un oficio en crisis?

El Arzobispado inaugurará el próximo año un seminario menor con el que pretende aumentar las vocaciones

D. J. G. / Sevilla

02 de noviembre 2010 - 07:20

"España vive un invierno vocacional". Con estas palabras definía el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, la situación a la que se enfrenta la Iglesia ante el reducido número de nuevos sacerdotes, una merma que afecta a muchas diócesis a la hora de cubrir los servicios religiosos de todas sus parroquias. En Sevilla no se ha llegado a este extremo. Los 600 sacerdotes (aproximadamente) que hay en la archidiócesis son suficientes, por ahora, para atender las necesidades básicas, aunque con bastantes esfuerzos. La situación, sin embargo, invita poco al optimismo si se tiene en cuenta el escaso número de alumnos con los que cuenta actualmente el seminario metropolitano: sólo 36 tras la entrada de dos nuevos residentes este curso y la ordenación en septiembre de 12 sacerdotes y 7 diáconos, una de las peores cifras de su historia.

El gran edificio que diseñó José Antonio Carbajal (por el que mereció un premio de Arquitectura) comienza así a quedarse vacío. En nueve años el número de seminaristas se ha reducido en un 52%, pasando de los 75 que había en el curso 2001/02 (la cifra máxima desde que se abrió el nuevo complejo) a la actual. Esta bajada es motivo de preocupación del prelado hispalense, quien en su primer año de pontificado en tierras sevillanas no ha dejado de insistir en la necesidad de encontrar nuevas vocaciones en los distintos grupos de la diócesis, de ahí que uno de sus proyectos más inmediatos sea la puesta en marcha de un seminario metropolitano menor donde se atiendan las inquietudes espirituales de jóvenes de entre 14 y 18 años.

Miguel Ángel Núñez, nuevo rector del seminario metropolitano, señala al respecto que con este proyecto "se recupera una institución del pasado para atender a necesidades del presente". Según Núñez, "durante las visitas pastorales se puede constatar las inquietudes que existen en muchas parroquias sobre este aspecto, ya que actualmente no hay posibilidad de responder a estos adolescentes que desde temprano muestran su interés por el sacerdocio".

Ésta es una de las fórmulas para incentivar las vocaciones, pero no la única. El vicerrector del seminario, Ramón Valdivia, señala que una de las apuestas más firmes de la diócesis ha sido la pastoral vocacional que realiza una gran labor durante el año "que tendrá su frutos los próximos cursos". También tienen especial importancia los encuentros que se llevan a cabo con los jóvenes en distintos puntos de la provincia, así como la Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) que se preparan para el próximo año o el camino de Santiago organizado el pasado verano. "Además, cada viernes se acercan numerosos jóvenes hasta el seminario para tener convivencias de oración y una cercanía con nosotros, lo que habla muy bien de los valores de la juventud sevillana", afirma Valdivia.

En cuanto a la crisis de vocaciones que vive Sevilla (extensible en el ámbito nacional), tanto el rector como el vicerrector del seminario aclaran que "no se puede entrar en análisis sociológicos, ya que no hay una circunstancia que determine que en un momento haya más personas que decidan entregarse totalmente a este magisterio. Es una decisión libre del cristiano".

La edad media de ingreso en el seminario de Sevilla ronda los 29 años y medio, por encima de la media española, que se sitúa en los 26. Pese a ello, el rector del seminario subraya que es "la edad del compromiso, cuando los jóvenes toman decisiones maduras, ya sea para seguir a Cristo o para casarse". El nivel académico es otro de los rasgos característicos de los seminaristas sevillanos, ya que casi todos los que ingresan lo hacen ya con un título superior bajo el brazo. De hecho, entre los actuales integrantes hay periodistas, ingenieros, economistas, asistentes sociales, médicos y abogados. Esta alta formación es extensible al resto del sacerdocio sevillano, según el rector.

Sobre el sueldo de los presbíteros, Miguel Ángel Núñez asevera que el salario "es el justo para vivir dignamente, sin lujos, aunque sea un oficio de 24 horas".

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