Paralizado por hoy el derribo de la gasolinera de Alcosa: "Tenemos un día más para pelear"
Medio centenar de personas se concentran en la puerta y consiguen parar la demolición de la estación de servicio
Un contrato nulo y una licencia provisional, las claves del caso de la gasolinera de Alcosa
Los trabajadores de la gasolinera de Alcosa, sus familiares, amigos y vecinos han conseguido paralizar al menos por un día el derribo de la estación de servicio, que la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla había previsto para este miércoles. Tras más de cinco horas de espera, los técnicos de Urbanismo se han marchado del lugar sin proceder a la demolición. Durante la mañana se han vivido momentos de tensión y emoción en las instalaciones, ubicadas en la calle Ulpiano Blanco, en la carretera hacia la barriada de Aeropuerto Viejo.
Unas cincuenta personas permanecen se concentraron allí desde primera hora de la mañana. Eran los trabajadores de la estación de servicio, familiares y amigos, que con estas medidas de presión consiguieron aplazar la demolición. Para ello colocaron un autobús y dos camiones, así como varios turismos, bloqueando las entradas de la gasolinera.
Poco antes de las nueve de la mañana se presentaron en el lugar los técnicos de la Gerencia Municipal de Urbanismo, acompañados por la Policía Local y la empresa de demolición. No pudieron iniciar los trabajos y se inició entonces una tensa espera. Los policías locales se marcharon pronto y se quedaron los técnicos de Urbanismo, que permanecieron la mañana en el interior de un coche a la espera de que un refuerzo policial para proceder al derribo. El padre de los tres hermanos que gestionan la empresa tuvo que ser asistido por una ambulancia del 061, pues se trata de una persona enferma del corazón que difícilmente podía soportar la presión.
Los trabajadores continuaron gritando consignas como "Alcalde, 20 familias nos quedamos en la calle", "No al derribo" o "Esta es nuestra lucha", y portando carteles contra la demolición de las instalaciones. El responsable del negocio, Jesús Martínez, portaba consigo un montón de folios con las más de 7.000 firmas de personas que se oponen al derribo, recogidas tras una campaña en las redes sociales en los últimos días.
Pasado el mediodía se produjo un pico de tensión, con varias personas acercándose al coche en el que estaban los funcionarios de Urbanismo. Hubo una serie de gritos y consignas, que se calmaron tras el diálogo del responsable de la gasolinera con uno de los trabajadores de la Gerencia. Una funcionaria comenzó a grabar con su teléfono, lo que motivó que se enardecieran los ánimos de los manifestantes. Uno saltó la valla del negocio y otra persona se colocó a unos centímetros de la ventanilla del vehículo, pero la situación no pasó a mayores.
"Nadie nos ha notificado el derribo, nos hemos enterado extraoficialmente de que hoy era el día elegido para ello. Ojalá nos diesen un plazo y se sentasen conmigo a negociar un acuerdo. Creo que todo se puede hablar. Para mí sería un sueño que pudiéramos pasar las Navidades y que mis compañeros puedan seguir trabajando, así como no perjudicar a terceros, como clientes a los que podemos generar deuda", explicó a este periódico el propietario de la gasolinera.
Una de las trabajadoras, Laura, de 19 años, lleva siete meses como empleada en la gasolinera. "Esto es una injusticia. Tengo que ayudar a mi madre, que es viuda, y esto nos viene muy mal. Cuando me enteré de que querían derribar la gasolinera me quedé en shock. No tengo palabras, como todos mis compañeros, que tienen también cargan familiares. Somos una gran familia".
Otro trabajador, Ángel, lamentó que ahora se quedará en paro "con muchas deudas por pagar". "Hay compañeros con hipotecas y con niños pequeños. Esos niños se van a quedar sin Reyes. Estamos muy afectados. No nos creíamos hasta hoy que nos iban a derribar. Todavía tenía esperanza, pero la he perdido cuando a las ocho y media de la mañana han aparecido policías locales, técnicos de Urbanismo y la empresa de derribo. Hoy en día no es fácil encontrar un trabajo".
Un juzgado de lo Contencioso-Administrativo declaró nulo el contrato de arrendamiento del terreno y la licencia de la estación de servicio, por lo que la empresa se quedó sin título habilitante para poder ejercer. La Gerencia de Urbanismo pretende proceder a la demolición como única forma de ejecutar la sentencia.
Pasada la una de la tarde, dos funcionarios de Urbanismo salieron del coche y pidieron hablar con el responsable de la gasolinera, al que comunicaron que el derribo se había paralizado por hoy y que ellos se marcharían en breve. El responsable de la estación de servicio llegó casi a desmayarse y tuvo que sentarse en una silla, al tiempo que sus trabajadores se felicitaban. Hubo momentos de emoción, lágrimas y alegría. "Se ha paralizado por hoy, no sabemos cuándo vendrán, pero al menos tenemos un día más para pelear", dijo Jesús Martínez. A un metro suya, su madre, Rosa del Estad, se abrazaba a Juan Manuel, otro de sus hijos, ambos con lágrimas en los ojos.
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