En las entrañas de la operación Leda, así son los registros de la Policía Nacional en Sevilla
Dos periodistas de 'Diario de Sevilla' acompañan a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) en una jornada en Los Pajaritos
La Policía detiene a cinco atracadores que utilizaban armas de fuego en la vía pública
La batida contra el supermercado de la droga de Sevilla suma 27 detenidos en dos días
Leda es una figura de la mitología griega, famosa porque Zeus se transformó en un cisne para seducirla. Es también el nombre con el que, por aquello de que el cisne es un ave y el barrio en el que se desarrolla está formado por calles con nombres de pájaros, la Policía Nacional ha bautizado una operación que se prolonga desde la semana pasada en Los Pajaritos. Desde el miércoles 22 de octubre se han sucedido numerosos registros relacionados con todo tipo de delitos, desde el tráfico de drogas a los robos y homicidios. Ayer, el Grupo de Atracos detuvo a cinco personas presuntamente relacionadas con una banda de atracadores que asaltaban a personas en la vía pública con armas de fuego. Dos periodistas de Diario de Sevilla acompañaron a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) en el dispositivo diseñado para capturar a estos presuntos delincuentes.
Todo arranca a las siete de la mañana, aún de noche, en el cuartel de la Policía Nacional en el Cortijo de Cuarto. Los jefes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y de la UPR citan a sus hombres y mujeres a esta hora. En el patio central se forma un corrillo de policías. "Atención, por favor, vamos detrás de gente que tiene armas de fuego. Así que mucho cuidado". Hay más de un medio centenar de agentes, uniformados y de paisano, de las unidades de Seguridad Ciudadana, de la UPR, la UIP, los grupos de Judicial y de especialidades como Guías Caninos y Caballería. Formarán una combinación perfecta de investigación y acción a la hora de practicar las detenciones. Tanto que poco más de dos horas más tarde, la Policía habrá arrestado a todos los objetivos que tenía previsto atrapar este martes.
Tras la arenga inicial, que recuerda a aquel tengan cuidado ahí fuera que pronunciaba el sargento Esterhaus tras cada reunión en Canción triste de Hill Street, se pone en marcha una comitiva formada por más de una decena de vehículos. El cortejo parte de Bellavista, toma la SE-30 y se dirige a Los Pajaritos. Dentro de la furgoneta, uno de los agentes manipula un fusil Scorpion y se lo pasa a otro. "Está montado. Tiene puesto el seguro". Otra policía prepara el ariete, que lleva las iniciales UPR pintadas, la cizalla y la machota, por si hay que partir la puerta.
Uno de los registros es en un domicilio de la avenida Federico Mayo Gayarre, donde reside uno de los objetivos. En teoría es el piso de la madre, pero los agentes saben que el sospechoso vive ahí y que debe estar dentro. La UPR se prepara para actuar, una hilera de policías sube la estrecha escalera hasta el cuarto. Se forma lo que en el argot policial se denomina un churro, una fila de agentes listos para intervenir, armas en mano y protegidos con cascos y escudo por si el sospechoso abre fuego desde dentro. Uno de los policías carga con el ariete y otro con un sistema hidráulico de apertura de puertas. Los dejan en el rellano. "Abran la puerta", dice el primero. "¿Quién es?", se escucha desde dentro. Es una voz de mujer.
Acto seguido, la puerta se abre y entran los policías. La mujer estaba detrás de la puerta y ha optado por abrir. No es necesario utilizar el ariete ni el hidráulico, a diferencia de otras ocasiones durante esta misma operación. El jueves 23, los policías tuvieron que solicitar la ayuda de los Bomberos para entrar en una vivienda de la calle Lebreles que estaba convertida en un búnker. Era en la vertiente de Leda relacionada con el narcotráfico. En la de este martes, la de los atracos, los policías encuentran al sospechoso durmiendo en una habitación. Lo despiertan y lo trasladan al salón. En la casa hay un niño pequeño, de unos tres años, que se quedará al cargo de la madre una vez que se lleven al padre a las dependencias policiales.
Entran los policías del Grupo de Atracos y comienza el registro, en presencia de la letrada de la administración de Justicia. El detenido habla con su pareja en árabe y los funcionarios les piden que se callen. En un canapé se encuentran seis o siete teléfonos móviles cuya procedencia se investiga y el sospechoso, en principio, no puede acreditar. Todos guardan silencio. El arrestado sólo habla para pedir ir al baño.
Otro de los registros tiene lugar en la calle Candelario. Los policías han detenido a otro presunto integrante de la banda de atracadores en un piso bajo. Al entrar, se han encontrado con un piso patera, en el que, además del sospechoso, residen cuatro familias, algunas de ellas de inmigrantes y con niños. Cada una de ellas paga 350 euros al mes por habitación. Es una vivienda que apenas tiene 40 metros cuadrados, pero que el propietario ha ampliado ilegalmente, construyendo dos habitaciones más en lo que era el patio comunitario del edificio. La operación policial, además de detener con éxito al atracador, revela uno de los grandes problemas que padece este barrio, donde los más humildes se ven obligados a pagar precios desorbitados por vivir hacinados.
El siguiente objetivo está en la calle Carena, en Madre de Dios, donde los policías se topan con un piso que estaba siendo preparado para instalar en él una plantación de marihuana. Está prácticamente diáfano y sin apenas mobiliario, lo que revela claramente la intención de ganar espacio para colocar las plantas. Dentro hay un perro, pero éste no ha atacado. Esta es una de las circunstancias que siempre se analizan a la hora de hacer una entrada y registro en una vivienda, quién está dentro, si está armado y si puede haber un perro. Tras la entrada, un equipo de los Guías Caninos examina la vivienda en busca de droga. Entra en acción Nevis. Hay una mezcla de olores que dificulta mucho la labor del animal.
Los cinco objetivos de este martes han caído. La operación Leda está a punto de cumplir una semana con gran éxito. Sólo en los dos primeros días se sumaron 27 detenidos. Falta conocer el balance total. Este tipo de cierre policial del barrio se decidió al confluir en Los Pajaritos una serie de investigaciones de distintos delitos: tráfico de drogas, robos con violencia, otros delitos contra el patrimonio, tiroteos y homicidios. Para ello se estableció un programa de registros a lo largo de varios días, coordinado por la UDEV (de la que dependen las distintas unidades de Policía Judicial, los encargados de las investigaciones) y ejecutado por la UPR, entre otros grupos.
La UPR es la encargada de realizar las entradas con la máxima seguridad, para lo que entrena durante todo el año. Acabados los registros, sus miembros siguen manteniendo una presencia no sólo en Los Pajaritos, sino en otros barrios de la ciudad. Suelen desplegarse también en las Tres Mil Viviendas, el Polígono Norte, el Vacie y Torreblanca. Hacen identificaciones de personas y controles de vehículos. Levantan actas de incautaciones de pequeñas cantidades de droga, detienen a personas reclamadas y recuperan vehículos sustraídos. Gracias a este trabajo diario y continuo, la Policía mantiene el principio de autoridad en barrios en los que, de no haber presencia policial, hace tiempo que éste se habría perdido. Como ocurre en Francia, por ejemplo. Basta recordar los incidentes en la final de la Champions League que se celebró en París.
De no entrar a diario, de no insistir con este tipo de intervenciones, habría mucho más dificultad a la hora de poner en marcha operaciones como Leda. Sería necesario emplear una fuerza mayor, pero a día de hoy los vecinos de estos barrios están habituados a ver a la Policía trabajar en sus calles. Tanto que un toxicómano del barrio que ejerce de aguador, como se conoce a las personas que están en punto fijo vigilando para dar el aviso a sus jefes por si viene la Policía, le admite a los agentes que esta semana no está siendo la mejor. Aunque a él le pagan igual, dice.
La UPR se compone de casi un centenar de agentes, repartidos en tres grupos. Dos de ellos van en furgonetas y otro en motos de gran cilindrada, muy operativas para persecuciones y patrullas por zonas de difícil acceso para los coches. Cada grupo se divide a su vez en dos subgrupos. Además de participar en operaciones como Leda, apoyan a los dispositivos de los partidos de fútbol, la Semana Santa, las ferias (tanto de Sevilla como de los municipios de la demarcación de la Policía Nacional) y también auxilian a los juzgados. Esta semana tienen otro gran reto: el dispositivo de la noche de Halloween.