Sevilla

La psicología como ciencia social

Llega a la entrevista subiendo las escaleras sin que le falte el resuello (el entrevistador, veinte años más joven, lo ha hecho en ascensor). "Me queda un año para cumplir los 65, pero no tengo ningunas ganas de jubilarme", dice este catedrático de Psicología de la Comunicación que pertenece a la muy extensa colonia de extremeños asentados en Sevilla. Para que no existan dudas sobre sus ganas de actividad ha aceptado recientemente ser el Comisionado para la Defensoría Universitaria de la Olavide en unos momentos en los que la crisis coloca a esta institución (normalmente ignorada) en primera línea de batalla. Es miembro de una generación que fue pionera en la introducción de la Psicología en Sevilla, una época en la que "hacíamos de todo". Entonces, como recuerda, "sólo se podía estudiar la carrera en Madrid o Barcelona. Todo estaba por hacer, empezando por la Facultad de la Universidad de Sevilla". Pese a que fue profesor de la Hispalense desde el 77 y en el 92 alcanzó la cátedra, en 2005 abandonó su casa madre debido al peso que habían adquirido allí las neurociencias en detrimento de las conexiones entre la psicología y la ciencias sociales, el mar en el que siempre le ha gustado navegar.

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