EL PSOE pospone la elección de su candidato a Sevilla hasta después de las autonómicas

El ex alcalde Antonio Muñoz quiere y tiene la mayor parte de las opciones, pero no está bendecido

Las tres negaciones de José Luis Sanz

Antonio Muñoz, portavoz socialista en el Ayuntamiento.
Antonio Muñoz, portavoz socialista en el Ayuntamiento. / J.C. Muñoz

Sevilla está muy triste y ha perdido fuelle, a lo que cabría añadir: y está muy sucia. Con una mugre veraniega en cada una de sus esquinas que amenaza con incrustarse más allá de las lluvias y de las temperaturas agradables del invierno. Las dos primeras afirmaciones son de Antonio Muñoz, ex alcalde y portavoz socialista en el Ayuntamiento; la segunda es obvia, compartida, a la vista de todos e interpela a la gestión del actual alcalde, José Luis Sanz, el hombre al que no le gustan los toldos que él mismo ha colocado en la Avenida, el dirigente popular al que Juanma Moreno ha vuelto a ignorar esta semana al encargar a la alcaldesa de Huelva el congreso que el PP andaluz celebrará en Sevilla.

Antonio Muñoz y José Luis Sanz, por distintas causas, son líderes débiles. El PSOE de Sevilla, y en cierto modo el de Andalucía, aunque ambos casi son lo mismo, decidirá cuál es su candidato a la Alcaldía hispalense después de las elecciones autonómicas de principios de 2026, la que decidirá el futuro de María Jesús Montero. Muñoz, por tanto, no está bendecido.

Puede ser otro u otra, aunque tampoco hay muchos más nombres y cada una de éstas alternativas son casi más problemáticas. En determinado momento alguien pensó en Susana Díaz, aunque ésta se enfadó mucho porque entendió que era rebajar su actual estatus de ex presidenta. Alfonso Rodríguez Gómez de Celis siempre ha figurado en esas quinielas, aunque ahora está en otros asuntos de Estado. Y Javier Férnandez, que juega a todo, que es líder y comunicador, no va a estar en esa batalla. La concejala Myriam Díaz es una buena opción a futuro y Sonia Gaya quizás lo fue de pasado. Y aun así, no se deben dar ninguno por descartado, la decisión esperará.

Un miembro de la Ejecutiva andaluza lo ha explicado así: es lo reglamentado, los candidatos socialistas se eligen en elecciones primarias y, hasta después de las andaluzas, el calendario no se va a poner en marcha. ¿Supone eso una censura a Antonio Muñoz, que quiere repetir como candidato? No, pero tampoco es un espaldarazo. De modo público, Muñoz ha recibido varios apoyos para su candidatura. El de María Jesús Montero, por ejemplo, y el del secretario general sevillano, Javier Fernández, que fue en un principio quien más dudas expresó sobre el ex alcalde.

Pero esto no significa demasiado. El PSOE quiere analizar bien las encuestas, pulsar bien la opinión ciudadana y, de acuerdo con eso, impulsar en unas primarias o nombrar a un candidato. Hay una opinión extendida en el partido sobre las posibilidades reales de recuperar la Alcaldía de Sevilla. Primero, porque Sanz no es un alcalde popular, su toma de decisiones viene marcada por una indecisión que desconcierta. Si ganó las elecciones fue porque Juanma Moreno tuvo que hacer campaña junto a él y porque el factor Pedro Sánchez se llevó muchas alcaldías socialistas o no asentadas, como la de Muñoz, o desgastadas.

Y a ello se unió la consolidación de Vox como fuerza municipal y la caída de la otra izquierda, "los primos comunistas", como les llaman en el PSOE, que acudieron a las urnas débiles y divididos. Sevilla es una gran ciudad donde el destino de su Ayuntamiento se decide entre dos bloques muy igualados. "Mientras los primos comunistas no se aclaren, nos va a costar mucho", explica un dirigente provincial.

El PSOE de Sevilla es hoy una familia cohesionada por el poder que aún conserva, y Javier Fernández, secretario general y presidente de la Diputación, es su jefe. Alcalde y natural de La Rinconada, como el propio Antonio Muñoz, es de los que ha sostenido que su paisano tiene que dedicarse más a los barrios, que es la Sevilla que vota y donde está, o estaba, el electorado natural del PSOE.

Lo de la centralización de Muñoz tiene su explicación. Cuando éste relevó como alcalde a Juan Espadas, Muñoz era un representante de la Sevilla más moderna, ajena a la red socializadora de hermandades y cofradías, vecino de la Alameda, del centro pero a extramuros de la ciudad convencional. Y se dedicó a espantar temores y recelos, visitó los conventos de monjas, se enfundó el terno de los días grandes, cultivó al empresariado... En definitiva, se hizo un alcalde de todos, aunque una parte del PSOE sostiene que fue fagocitado por ese mundo.

Muñoz es el portavoz en el Ayuntamiento, está convencido de que repetirá su candidatura, aunque tendrá que esperar a las encuestas y a otras elecciones, las andaluzas y las generales. Y es que cada uno de estos comicios marcará el futuro de los posteriores. No es lo mismo que el PSOE de Sevilla deba decidir cuál es su candidato sin tener el Gobierno de la Junta ni el de la nación que con este último. "Si no está Pedro y si María Jesús no gana, hasta Susana puede ser la candidata", apuntala un ex militante con demasiados trienios.

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