Día Internacional de la Física Médica

Radiofísicos: El 'escuadrón' silencioso de la batalla contra el cáncer

  • El equipo de Radiofísica del Hospital Virgen Macarena realiza un trabajo tan desconocido como imprescindible: velar por la calidad y seguridad en el uso de las radiaciones utilizadas en el diagnóstico y tratamientos

Los radiofísicos José Macías, Antonio Ortiz, Mónica Ortiz y José Antonio Terrón.

Los radiofísicos José Macías, Antonio Ortiz, Mónica Ortiz y José Antonio Terrón. / Fotos: H. U. V. M.

Los médicos y enfermeros son imprescindible en los hospitales, pero existen otros profesionales cuyo trabajo es fundamental para el funcionamiento de estos centros sanitarios. Son trabajadores que no se ven, pero su presencia es esencial. También en la batalla contra el cáncer. Recibir un diagnóstico siempre es sobrecogedor. En la consulta del especialista, la noticia cae como una losa sobre los pacientes y sus familiares, que en mitad de esa etapa de miedos y temores inician todo un máster acelerado en tratamientos para poner solución a la enfermedad. La quimioterapia es sin duda el más conocido. Suele estar unida a la radioterapia.

En ese camino, oncólogos médicos y radioterápicos forman parte de la cara más visible para el paciente en esta lucha. Pero junto a ellos, el diagnóstico y tratamiento requiere de un equipo multidisciplinar de profesionales. Uno de ellos es el especialista en Radiofísica Hospitalaria, cuyo trabajo hacia los pacientes es el gran desconocido. Una suerte de escuadrón silencioso sin el cual no sería posible la realización de muchos de ellos.

Situado en el sótano del Hospital Virgen Macarena, junto al resto de servicios de Oncología, el equipo de radiofísicos trabaja a marchas forzadas. Son los encargados de diseñar los tratamientos cuando hay radiaciones de por medio. La precisión milimétrica es la clave de su éxito. Está compuesto por diez físicos especialistas en Radiofísica, tres residentes, cuatro técnicos especialistas en Radioterapia y un auxiliar administrativo.

José Antonio Terrón forma parte de este equipo y explica que el papel del especialista en Radiofísica en la Radioterapia "es uno de los exponentes de la medicina personalizada actual" ya que, para que los pacientes puedan recibir su tratamiento, se ha de diseñar de manera individualizada, siguiendo la prescripción del oncólogo radioterápico. "El radiofísico garantiza que el paciente recibe la dosis indicada en el tumor o zona de tratamiento y que la dosis en otros órganos se reduce al máximo, alcanzando así los objetivos del tratamiento con los menores efectos secundarios", argumenta.

Añade que la función principal de los profesionales de este Servicio es colaborar en la consecución de la calidad y la seguridad del paciente en el uso de las radiaciones utilizadas en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.

Terrón destaca que el equipo de Radiofísica participa en aquellos procesos asistenciales en los que están presentes las radiaciones ionizantes, fundamentalmente para diseñar tratamientos en los procesos terapéuticos, calcular las dosis impartidas a los pacientes en los procesos diagnósticos y terapéuticos y asegurar la calidad de los mismos. Esto hace que el control de calidad de los equipos y tratamientos diseñados sean otra tarea fundamental para garantizar la seguridad del paciente, protegiendo los órganos de riesgo y el éxito del tratamiento al depositar la dosis de radiación en el tumor con la máxima precisión y exactitud.

Primer paso en la zona de TAC donde se estudia la anatomía del paciente. Primer paso en la zona de TAC donde se estudia la anatomía del paciente.

Primer paso en la zona de TAC donde se estudia la anatomía del paciente.

Diseñar los tratamientos con radiaciones

Para ello, "hay que ser muy milimétrico", afirma la radiofísica Mónica Ortiz. "No hay dos tratamientos radioterápicos iguales, cada uno se adapta al paciente según sus propias características", añade. Para que esa precisión se cumpla al detalle, el primer paso es estudiar la fisonomía anatómica del paciente a través de la realización de un TAC. "La idea es que el paciente esté posicionado de tal manera que sea luego perfectamente reproducible en la zona de tratamiento porque esa es la posición que vamos a usar para diseñarlo y, posteriormente, aplicarlo", explica Ortiz. Este paso requiere del uso de inmovilizadores que luego se usarán tal cual a la hora de aplicar el tratamiento para mantener al paciente en la posición exacta.

"Dependiendo del tipo de cáncer, cada vez es más necesario hacer un control respiratorio del paciente para comprobar cómo se va a mover el tumor con la respiración para así tratarlo con unos márgenes mínimos, de cara a la menor afectación de los órganos cercanos", añade la radiofísica. En estos casos, la posibilidad de realizar TACs 4D (que incluyen la respiración), junto a sistema de inmovilización estereotáxicos, proporcionan la precisión necesaria para administrar en las nuevas unidades este tipo de tratamientos, altamente efectivos.

"En definitiva, la clave de este primer paso es, sin estar irradiando, ir diseñando con el paciente cómo será la aplicación del tratamiento, teniendo muy en cuenta sus propias características, es decir, adaptar el cómo se va a aplicar el tratamiento al tipo de tumor que se va a tratar y a la persona concreta que tenemos", aclara José Antonio Terrón. "Este es el punto de partida. A partir de aquí, en todos los pasos que demos tenemos que reproducir de manera fiel y precisa todo lo que hayamos hecho aquí para garantizar que damos la dosis en la parte del cuerpo que queremos y que protegemos adecuadamente el resto de órganos. En definitiva, reducir al mínimo los efectos secundarios y controlar el tumor como se desea", apostilla.

Parte del estudio de simulación para el diseño del tratamiento individualizado. Parte del estudio de simulación para el diseño del tratamiento individualizado.

Parte del estudio de simulación para el diseño del tratamiento individualizado.

El siguiente paso, puntualizan los profesionales, es llevar esta información al "sistema virtual de tratamiento", la sala de planificación, que es donde se diseñan las terapias, previo al estudio en los aceleradores lineales, donde el equipo de Radiofísica comprueba que todo se rige según el plan diseñado. "Lo que se hace aquí es comprobar ya en la máquina de tratamiento que el paciente se está posicionando tal y como se había programado y exactamente igual que se había puesto en el TAC. Los aceleradores reproducen una imagen que se va a comparar con la que se había recogido en el TAC y eso nos va a permitir verificar que realmente la posición del paciente es la misma", explica Mónica Ortiz. "En esta parte del proceso es cuando comprobamos con precisión qué dosis recibirá el paciente en cada punto exacto de su anatomía. Como la radiación no se ve y no podemos poner al paciente, en su lugar utilizamos detectores y maniquíes que tienen forma humana o cubas de agua para, a partir de lo que vemos aquí, ser capaces de ver qué nivel de dosis recibe cada parte del cuerpo", aclara Terrón.

Los aceleradores de última generación instalados, incorporan dispositivos de IGRT (Radioterapia guiada por la imagen) que permiten la adquisición de imágenes de verificación de gran calidad (similares a una imagen TAC). Esto, junto con la posibilidad que brindan las mesas 6D, que permiten movimientos de desplazamiento y rotación, permiten asegurar que el tratamiento se da exactamente como había sido diseñado. Estas nuevas unidades también permiten realizar arcoterapia volumétrica de intensidad modulada (VMAT), de manera que el tratamiento se imparte con un movimiento continuo del equipo mientras irradia y se adapta al volumen a tratar, según se ha diseñado. Esto ayuda a alcanzar perfectamente los objetivos de dosis y las limitaciones de órganos de riesgo con una reducción de los tiempos de tratamiento. "Esto último se mejora aún más al emplear los haces de fotones sin filtro, que pueden aumentar hasta tres veces la velocidad con la que se da un tratamiento, lo que reduce la posibilidad de movimiento del paciente y mejora el resultado desde un punto de vista radiobiológico", explica la doctora Ortiz.

El acelerador donde se aplican los tratamientos radioterápicos. El acelerador donde se aplican los tratamientos radioterápicos.

El acelerador donde se aplican los tratamientos radioterápicos.

La mayor complejidad de estas técnicas requiere mayores medidas de seguridad, por lo que cada tratamiento individual debe ser verificado por el radiofísico con dispositivos especialmente diseñados para ello. "La labor del radiofísico empieza, por tanto, antes de la puesta en marcha de todos los nuevos sistemas descritos ya que han de ser estudiados, aceptados, medidos, caracterizados y modelados para que puedan utilizarse de manera correcta y segura", añade.

El control desde el diagnóstico

Por su parte, la innovación tecnológica también está presente en el diagnóstico con radiaciones, así en el radiodiagnóstico la incorporación de nuevos equipos que reducen la dosis que recibe el paciente y la digitalización de los sistemas de imagen y registro permiten una mayor accesibilidad a la imagen diagnóstica facilitando la labor clínica. Además, la puesta en marcha de nuevos sistemas de gestión de dosis, dentro del proyecto Huella de energía, en el que están participando algunos profesionales de la unidad, permitirá que se optimicen y unifiquen los protocolos de estudio y que se optimicen las dosis de radiación recibidas por los pacientes. De esta manera, se pondrá a disposición de los pacientes el mejor diagnóstico con la menor dosis. "El análisis de esos datos es fundamental para obtener lo que llamamos niveles de referencia diagnósticos que son una herramienta para saber si este tipo de pruebas se está haciendo de manera adecuada y para optimizar la realización de las mismas, es decir, ajustar la dosis de radiación para obtener en cada procedimiento la información diagnóstica requerida", explica el también radiofísico del Macarena, Antonio Ortiz.

La incorporación de nuevas técnicas, junto con el Servicio de Oncología Radioterápica, requiere, antes de su implantación, estudios previos, visitas de formación a otros centros, elaboración de procedimientos de simulación y tratamiento y todo lo necesario para que los pacientes se puedan beneficiar de estos avances con seguridad. Algunas de estas mejoras han sido el hipofraccionamiento, es decir, lograr administrar más dosis en menos fracciones, "un avance que ha sido posible por la confianza en la precisión del tratamiento y que ha permitido disminuir el número de sesiones significativamente en patologías muy comunes como mama o próstata lo que mejora la calidad de vida de los pacientes al ahorrar visitas al hospital, mientras mejora la logística del servicio", recalcan los profesionales.

Otras técnicas como la SBRT, que permite tratar en un número de fracciones entre cinco y una pequeñas lesiones, con una dosis por fracción a veces hasta 10 veces mayor de la estándar, han supuesto un esfuerzo considerable ya que la precisión geométrica es esencial.

El control de calidad

Por su parte, el equipo de Radiofísica también es responsable de los procedimientos para la puesta en marcha, aceptación, caracterización y posterior control de calidad del equipamiento médico–radiológico utilizado en los procedimientos asistenciales para el tratamiento o diagnóstico con radiaciones ionizantes, así como de los equipos de cálculo y medida asociados. Detrás de esta función en el Macarena se encuentra el radiofísico José Macías. "El control de calidad consiste en comprobar que las máquinas funcionen y que lo hacen dentro de los límites de tolerancia que mantienen las referencias nacionales e internacionales, básicamente porque los tratamiento son cada vez más hicpofraccionados y los volúmenes más pequeños y es necesario conocer, no sólo la dosis exacta que se va a dar, también dónde porque es muy importante tratar al paciente, pero, sobre todo, hacerlo bien", explica. "La calidad de las máquinas forma también parte del tratamiento del paciente", añade.

Más allá del paciente, el equipo de Radiofísica del Macarena señala que, como Servicio de Protección Radiológica autorizado por el Consejo de Seguridad Nuclear, otra de sus funciones es velar por el uso seguro de las radiaciones en el hospital para profesionales y público en general. Por ello su labor se extiende a ambulatorios, centros de especialidades y centros de salud de Sevilla y otros pueblos del área. Además, la implicación de lo profesionales de la unidad se muestra también en su colaboración con la docencia pregrado (grados de Medicina, Biomedicina y Odontología), postgrado (Máster de Investigación Biomédica) y formación continuada en el uso de las radiaciones a los profesionales de la salud.

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