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Hablan los expertos

Intervenciones estéticas entre los jóvenes: "Me han llegado casos de chicas con la mayoría de edad recién cumplida"

Ilustración: Dani Rosell

Ilustración: Dani Rosell

Se llama dismorfofobia y, según explica la médico estética sevillana, Dolores Robina, es una afectación psicológica cada vez más común entre gente cada vez más joven debido a un inconformismo continúo con el aspecto físico inducido, en parte, por una obsesión hacia los nuevos cánones de belleza que marcan fundamentalmente las redes sociales. "Podemos decir que es una enfermedad similar a la anorexia, pero en cuanto a imagen facial. Es decir, jóvenes que cada vez quieren más perfeccionamiento estético para parecerse al rostro famoso o inluencer de moda y que puede degenerar en un trastorno si la persona acaba renegando a verse tal y como es y se obceca en transformar su rostro o cuerpo en base a una imagen que, además, no existe porque está pasada por tantos filtros y retoques que se trata de belleza ficticia", explica la directora de la clínica Ixora en Sevilla con 30 años de experiencia en Medicina Estética. Unos filtros que se han prohibidos ya en ciertos países como Reino Unido cuando implican fines comerciales.

En plena dictadura de la imagen, con el boom de redes sociales y plataformas como Instagram, la medicina y cirugía estética viven su época de máximo apogeo. Las intervenciones quirúrgicas para mejorar el físico y la autoestima no sólo han dejado de ser tabú o algo de lo que avergonzarse, sino que ahora se exhiben sin complejos. Tradicionalmente, los retoques estéticos solían realizarse en personas de avanzada edad que buscaban paliar los signos del envejecimiento. Sin embargo, la presión profesional por la buena presencia social, la pérdida del miedo al quirófano y la facilidad de financiación son algunos factores que contribuyen al auge actual de todo tipo de intervenciones y a un cambio radical del perfil del consumidor. Los tratamientos con toxina botulínica –más conocida como bótox– y ácido hialurónico se han vuelto cada vez más populares entre los más jóvenes y, en parte, se debe a las redes sociales. Muchas personas acuden a la medicina estética a edades muy tempranas influidas por la difusión que tienen estos tratamientos en plataformas digitales, solicitando en las clínicas aquello que ven a través de la pantalla. Imágenes que en su mayoría no son reales porque han sido retocadas y pasadas por muchos filtros hasta conseguir transformaciones en la anatomía imposibles de reproducir con el bisturí.

La doctora Robina confirma la nueva realidad. "Está claro que hay una tendencia a someterse a intervenciones estéticas en personas cada vez más jóvenes. Antes se pensaba que un lifting, por ejemplo, era algo típico de personas de más de 70 años y la tendencia ahora son los cuidados en edades más tempranas y también hacer tratamientos preventivos del envejecimiento", explica.

Una paciente es sometida en la clínica Ixora a un tratamiento estético de fototerapia lumínica. Una paciente es sometida en la clínica Ixora a un tratamiento estético de fototerapia lumínica.

Una paciente es sometida en la clínica Ixora a un tratamiento estético de fototerapia lumínica. / José Ángel García

Hasta aquí todo normal. El problema llega cuando esa obsesión por mejorar se hace en base a la búsqueda de una belleza irreal. ¿Puede la cirugía esculpir esos rostros irreales conseguidos a base de filtros? La especialista en medicina estética señala que cada vez es más común el patrón de la chica joven que llega a una clínica con una imagen de algún personaje famoso y quiere, por ejemplo, que sus labios sean idénticos a los que ahí aparecen. "Nosotros podemos moldear un labio, pero no podemos hacerlo igual a lo que traen en una foto publicada en una red social que, además, no es real porque está retocada. Tenemos muchísima gente que viene con fotos de influencer o con publicidad engañosa de algo que se puede conseguir", recalca.

Es aquí donde entra en juego otro de los mayores peligros que rodean esa obsesión por mejorar estéticamente de aquellos que se dejan influenciar por las redes sociales: la mala praxis y el intrusismo. Las consecuencias pueden ser muy graves, incluso, y provocar la muerte.

La doctora Robina advierte de que cada vez se ofrecen más tratamientos estéticos en peluquerías o centros de estética sin el aval de las sociedades científicas de profesionales formados en cirugía y medicina estética. Por ello insiste en que a la hora de someterse a un tratamiento estético es crucial buscar la propia seguridad, es decir, cerciorarse de que se está poniendo en manos de profesionales y tener garantía de los materiales que se están inyectando. "Dentro de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (SECPRE), la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) y, ya localmente, la Asociación de médicos Estéticos del Colegio de Médicos de Sevilla (AMMES) estamos luchando contra el intrusismo y la mala praxis. "Es muy importante que la gente se conciencie de que son tratamientos que pueden conllevar riesgos importantes y que se tienen que poner en manos de gente formada y preparada", recalca.

En esta línea, la facultativa advierte de que a través de las redes sociales no se muestran los posibles efectos adversos y la repercusión que puede tener abusar de estos tratamientos desde edades tempranas. "La mala práctica puede provocar, por ejemplo, la necrosis de un labio o parte de la nariz e, incluso, ceguera si no se tiene conocimiento de dónde se está inyectando", afirma. "También hay contraindicaciones. Las personas con una enfermedad autoinmune que no se pueden inyectar o que tengan antecedentes alérgicos. La población corre mucho riesgo con este tipo de intervenciones en sitios no oficiales y el tema de las influencer y las redes sociales han banalizado mucho lo que son los tratamientos estéticos y eso puede dar lugar a graves repercusiones en el paciente", añade.

La doctora junto a una paciente durante un tratamiento facial con luz pulsada intensa. La doctora junto a una paciente durante un tratamiento facial con luz pulsada intensa.

La doctora junto a una paciente durante un tratamiento facial con luz pulsada intensa. / José Ángel García

Más preocupante es el efecto redes sociales en el aspecto físico también en los menores. La doctora Robina subraya que, aunque es un terreno muy protegido, y para el que es necesario cumplir con un procedimiento muy rígido con autorización de los padres, el intrusismo puede dar lugar a verdaderos dramas. "Me han llegado casos de chicas con la mayoría de edad recién cumplida y que se habían sometido ya años antes a tratamientos estéticos sin consentimiento paterno y eso sólo es posible es clínicas que no cumplen los protocolos. Afecta mucho el tema de las influencer que crean expectativas que no se deben contemplar y puede ser muy peligroso depende de donde aterrice el menor", remarca.

En esta línea, indica que los tratamientos clásicos en este colectivo son las otoplastia de orejas y las rinoplastias, además de tratamientos de acné con luz pulsada y, en algún caso esporádico, la cirugía de la mama o mejora de la sonrisa. "Las otoplastia son las intervenciones que más pronto se hacen porque es un tema que crea complejo entre los niños", explica.

La operación de mama, la 'reina' de las cirugías

Pero no sólo de lo cambios en el rostro vive el auge actual de la medicina estética. El aumento o reducción de mama es un clásico que se mantiene en el tiempo como la cirugía más demandada. La doctora Robina la define como "la reina de las cirugías". "Puede dar lugar a cambios espectaculares y, en muchos casos, deberían ser consideradas cirugías, más que estéticas, reparadoras. Es habitual ver una foto de una chica totalmente plana y pensar que es un hombre y tras una cirugía provocar en ella un cambio espectacular. También al contrario, cuando el volumen de la mama es muy grande suele acarrear verdaderos problemas físicos de espalda y eso también lo soluciona la cirugía de mama", indica la especialista, que destaca la alta petición también de liposucciones, tanto por abdominoplastia o por dermolipectomia, como otra de las demandas que no decae.

La doctora advierte, además, del efecto de la pandemia en una mayor insatisfacción corporal. El teletrabajo, las horas sentando y observándose ante una pantalla de ordenador, la distancia social o el menor gasto en viajes y otros caprichos habría empujado a un mayor número de personas a invertir en la mejora estética de su cuerpo. Pero, ¿cuáles han sido las operaciones estéticas o tratamientos más demandados en los últimos meses? "Fundamentalmente, las rinoplastias", afirma la la médico estética sevillana. "Yo lo achaco a dos cosas fundamentales: por un lado, la gente tiene más tiempo libre y se mira más al espejo; por otra, el teletrabajo ya que la gente se ha estado mirando durante muchas horas en las pantallas y se ha visto muchos defectos que quizás antes pasaban más desapercibido. También considero que ha condicionado el hecho de que la gente ha viajado menos y gastado menos y, por lo tanto, tenía más reservas para hacer retoques estéticos", insiste.

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