Herencias: 1.500 renuncias en un año

Las repudiaciones en la provincia siguen aumentando debido a la falta de liquidez y al alto impuesto de sucesiones que grava la Junta

Antes de aceptar una herencia hay que calcular el valor del patrimonio y de las deudas a recibir.
Antes de aceptar una herencia hay que calcular el valor del patrimonio y de las deudas a recibir. / D. S.
Diego J. Geniz

30 de enero 2017 - 02:55

SEVILLA/Lo que antes se consideraba un privilegio hoy se ha convertido en una losa económica que hay que quitarse cuanto antes de encima. Los sevillanos han repudiado 1.554 herencias en el último año, según datos facilitados por el Colegio Notarial de Andalucía. La falta de liquidez para pagar la deuda contraída por el causante (fallecido) y el alto impuesto de Sucesiones que tributa la Junta ha obligado a muchos ciudadanos a desprenderse del legado recibido por un familiar. Una renuncia que, en bastantes casos, sirve para que los descendientes de los herederos puedan repartirse esos bienes sin tener que pagar dicho gravamen, ya que al dividirse el patrimonio su valor no alcanza la cuantía establecida por el Gobierno andaluz para cobrar el impuesto, cantidad que hasta el año pasado estaba fijada en 175.000 euros y que a partir de 2017 se eleva a 250.000 euros, un aumento que da un respiro a muchos sevillanos que han recibido legados.

Fuente: Colegio Notarial de Andalucía
Fuente: Colegio Notarial de Andalucía / Dpto. de Infografía

Antes de la crisis las renuncias a las herencias en la provincia de Sevilla no solían superar las 300 al año. Nada que ver con lo que sucede actualmente. A partir de la debacle económica todo cambió. El decano del Colegio Notarial de Andalucía, José Luis Lledó, explica que hasta 2007 era muy reducido el número de personas que al morir acumulaban deudas. "Por norma general, cuando alguien fallecía con una edad longeva lo hacía con una economía bastante saneada. La crisis alteró esta coyuntura, por lo que muchas personas fallecidas en los últimos años lo han hecho con un pasivo (deudas) considerable", asevera Lledó.

Con las crisis ha crecido el número de fallecidos con deudas en su patrimonio

Una herencia supone asumir tanto el activo (bienes) como el pasivo (deudas). Llegados a este punto, el Código Civil establece dos formas a la hora de aceptar un legado: la pura o a beneficio de inventario. La primera de ellas es la más común. Se trata de recibir una herencia con sus bienes y deudas. El heredero hará frente al pasivo no sólo con el patrimonio recibido, sino con el suyo propio. La segunda fórmula consiste en saldar con el activo heredado las cuentas pendientes con los deudores y los legatarios, es decir, aquellas personas o entidades que sin ser herederos reciban algún bien. Una vez liquidado el pasivo es cuando se recibe el patrimonio, que, en tales circunstancias, puede quedar bastante mermado o nulo. Se opta menos por la segunda fórmula al resultar un proceso más largo.

Para hacer más fácil esta tarea, los notarios llevan años reclamando el acceso al registro de las deudas bancarias, un servicio con el que ya cuenta el sistema financiero español a través del Cirbe (Central de Información de Riesgos del Banco de España).

La forma pura obliga a muchos sevillanos a desentenderse de la herencia, puesto que han de hacer frente al pasivo con su propio patrimonio, una losa económica nada grata en unos tiempos en los que muchos hogares se recuperan aún de la embestida de la crisis. La otra razón para la renuncia obedece al polémico impuesto de Sucesiones establecido por la Junta. De este tributo están exentos aquellos hijos que reciban un patrimonio cuyo valor no supere los 250.000 euros. Hasta el año pasado dicha cifra estaba fijada en 175.000 euros, lo que hacía a muchos sevillanos desistir de un legado. El nuevo mínimo resulta del pacto alcanzado entre el PSOE y Ciudadanos, un acuerdo que incluye otra novedad: el impuesto se gravará de forma progresiva hasta los 350.000 euros, por lo que las herencias millonarias serán las más afectadas. Se prevé que con la entrada en vigor del nuevo mínimo exento las renuncias a herencias decaigan o se congelen durante el presente ejercicio.

La forma pura obliga a pagar la deuda con el patrimonio del beneficiario

El hecho de que hasta ahora ese mínimo fuera de 175.000 euros ha provocado que numerosos sevillanos repudien el patrimonio heredado. Para saber si se alcanza esta cantidad, la Junta multiplica el valor catastral de los inmuebles transmitidos por un coeficiente que en el caso de Sevilla es del 3,81, lo que provoca que el valor final sea, por lo general, bastante superior al del mercado. Una multiplicación que genera las críticas del cuerpo notarial y de los beneficiarios.

Si finalmente se supera el mínimo exento, el heredero tendrá que contribuir a las arcas públicas con un porcentaje sobre el patrimonio que oscila entre el 7,65% y el 36,5% del valor calculado, una cifra mucho mayor en caso de que los beneficiarios no sean familia del causante.

Uno de los motivos que impide a muchos herederos disfrutar del legado es el requisito de pagar este tributo con dinero o con bienes catalogados. Ésta última posibilidad la disfrutan muy pocas familias. En España prácticamente se circunscribe a la aristrocacia o grandes empresarios. Por tal motivo, los fedatarios solicitan que también se haga frente al impuesto de Sucesiones con patrimonio que sea "evaluable".

Para esquivar el pago del tributo, muchos beneficiarios renuncian a la herencia con el fin de que ésta pase a sus descendientes directos. Al repartir el legado entre los nuevos beneficiarios, la parte que corresponde a cada uno es menor, por lo que ya no supera el mínimo exento fijado hasta ahora y queda libre del impuesto de Sucesiones.

Según la estadística del Colegio Notarial de Andalucía, en 2008 se firmaron 298 renuncias en la provincia de Sevilla. Al año siguiente, cuando las consecuencias de la crisis eran más que evidentes, las repudiaciones alcanzaron las 326. En 2011 dieron el salto a las 411 y un año después rozaron las 600. El gran repunte se ha producido en el último trienio. En 2014 la cifra fue de 1.273 renuncias; en 2015, de 1.376; y en 2016, de 1.554. Si la comparativa se efectúa con el primer año de crisis, la diferencia resulta abismal: se han disparado por encima del 420% en ocho años. Una subida especialmente significativa los últimos ejercicios. Desde 2014 a 2016 el número de repudiaciones de herencias ha crecido un 22%.

Solamente Málaga se pone por delante de Sevilla en cuanto al volumen de renuncias

En toda Andalucía, las renuncias llegaron en 2016 a las 7.061, lo que supuso un incremento del 18,12% en dos años, por lo que la provincia sevillana supera en cuatro puntos este porcentaje de subida. Sólo Málaga se pone por delante de Sevilla en cuanto a las repudiaciones de herencias. El año pasado, en esta provincia, las renuncias alcanzaron las 1.590, esto es, 36 más que en la provincia sevillana. En dos años ha aumentado casi un 32% (10 puntos más que en Sevilla) el número de malagueños que han renunciado a los bienes de los que eran beneficiarios.

Un tributo que cada vez eliminan más países

El decano de los notarios andaluces, José Luis Lledó, recuerda que esta comunidad es una de las que poseen un impuesto más alto de Sucesiones. Un reciente informe del Registro de Economistas y Asesores Fiscales alertaba de las grandes diferencias que existen en los tributos cedidos por el Estado a las autonomías, lo que ha provocado importantes desajustes en la presión fiscal que sufren los ciudadanos en función de dónde estén empadronados. En el apartado de sucesiones, dicho estudio realiza una comparativa entre Canarias y la región andaluza, para lo que se toma como ejemplo una herencia valorada en 800.000 euros. Mientras que un ciudadano del archipiélago de 30 años, soltero y sin hijos sólo ha de pagar 134 euros por estos bienes que recibe de su padre, un andaluz, si acepta la herencia, se ve obligado a desembolsar 164.049 euros, una cifra desorbitada que le lleva a decantarse por la renuncia. Esta diferencia ha provocado un intenso debate político y social el último año que se ha saldado con un pacto entre el PSOE y su aliado en el Gobierno andaluz, Ciudadanos, con el que se ha logrado mejorar dicho impuesto. El tributo se mantiene, pero se incrementa el mínimo exento, por lo que sólo pagarán los hijos que hereden fortunas superiores a los 250.000 euros. Pese a ello, aún hay un amplio sector de la sociedad que no considera justo que haya que pagar un impuesto por bienes que en su día ya fueron gravados. Cuando la mirada se amplía más allá de las fronteras españolas la diferencia es aún más brusca. Un informe elaborado en 2015 por Tax Foundation constataba que el sistema fiscal español se ha convertido en uno de los que más "castiga" la transmisión de riqueza de padres a hijos. Hasta tal punto que la tasa fiscal en las herencias puede alcanzar un máximo del 34%, porcentaje que se grava en numerosas ocasiones sobre bienes heredados en Sevilla, lo que lleva a muchos beneficiarios a desistir de ellos. En caso de que éstos no sean descendientes directos, el impuesto se incrementa de forma bastante considerable. El citado estudio demuestra que numerosos países han suprimo por completo este tributo. El impuesto de sucesiones ha dejado de existir en países con una economía muy desarrollada, como Australia, Suecia, Canadá, Luxemburgo, Nueva Zelanda o Austria. También lo han descartado en otros países emergentes, como Estonia, México, República Checa o Hungría. En muchos países donde se encuentra vigente, el porcentaje que grava sobre el patrimonio heredado apenas alcanza el 4% (Italia), el 7% (Portugal y Suiza), el 19% (Finlandia) o el 20% (Grecia). Son muy pocos los estados que mantienen una presión fiscal similar a la de Sevilla: Alemania y Bélgica, con el 30%; e Irlanda, con el 34%. Dicha cifra sólo la superan Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Los países asiáticos marcan el pico más alto, con tramos que llegan al 55%. En el el estado galo es del 45% y en EEUU se alcanza el 40%, aunque sólo se aplica esta presión fiscal en herencias valoradas en más de 5,4 millones de dólares, umbral que hace una década se situaba en los dos milones.

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