La resurrección de San Luis
Todo un complejo artístico recuperado que puede competir con las mejores experiencias culturales de Sevilla. No obstante, debemos esperar que el trabajo no finalice aquí
Las imágenes de la inauguración de la exposición permanente 'Patrimonio Histórico de la Diputación de Sevilla 1500-1900 Arte y Beneficencia'

A la memoria de Félix Pozo Soro.
LA reciente inauguración de parte de los fondos artísticos de la Diputación de Sevilla en el antiguo Noviciado de San Luis de los Franceses, merece una reflexión sobre la historia del edificio y el proceso seguido en esta extraordinaria recuperación.
El conjunto de San Luis ocupaba toda la manzana delimitada por las calles San Luis, Divina Pastora, Hermano Secundino e Inocentes. Fue inicialmente un pequeño alcázar musulmán que se encargaba de guardar la hara mayur o calle mayor de la ciudad islámica. Después de la conquista de Sevilla pasó a la monarquía hasta que el rey Alfonso XI la regaló, en el siglo XIII, a su amante Doña Leonor de Guzmán. Posteriormente, y ya en el siglo XIV, fue la casa de los Ribera, Adelantados de Andalucía, los que construyeron un palacio mudéjar siguiendo el modelo del Alcázar. Esta casa duró hasta que la familia se trasladó a la que es hoy la Casa de Pilatos. En el siglo XVII fue comprada por don Juan Fernández de Castro en 1609 para albergar el Noviciado de los jesuitas, donde formar a los jóvenes que después ingresarían en la orden y, posteriormente, serían enviados a las Indias o a Japón.
El edificio del Noviciado, construido por un arquitecto jesuita, constaba, además, de la iglesia de San Luis de los Franceses, obra extraordinaria de Leonardo de Figueroa como iglesia abierta al público, así como la capilla Doméstica, para uso exclusivo de jesuitas y novicios y la capilla donde se realizaban los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola de la que no queda nada, salvo los muros perimetrales.
Después de la expulsión de los jesuitas en 1767 el edificio fue expropiado por Carlos III y se dedicó a distintos usos, entre ellos a acoger a los frailes de San Diego y varios jesuitas retornados. A partir de la fundación de las Diputaciones Provinciales, creadas por la Constitución de 1812, el edificio pasó a manos de la Corporación Provincial de Sevilla y se dedicó a distintos usos sociales y asistenciales. Estas funciones salvaron el edificio de los incendios intencionados de templos que asolaron el barrio, antes de la Guerra Civil, especialmente las iglesias vecinas de Santa Marina y San Marcos.
En los años setenta del siglo pasado la Diputación dio luz verde a un proyecto de su sección de arquitectura para derribar el Noviciado y construir en su solar pisos para funcionarios de la casa. Afortunadamente varios jóvenes arquitectos estábamos en la Comisión de Patrimonio con otras ideas, así que pudimos paralizar la demolición, aunque ya se había derribado todo el cuerpo trasero de la edificación donde posteriormente se construyó un espacio de experimentación teatral.
En el año 1986 la Diputación cedió el edificio en ruina a la Junta de Andalucía para su rehabilitación como Centro Andaluz de Teatro (C.A.T.). El proyecto y la dirección de obra la llevamos a cabo mi compañero Félix Pozo, desgraciadamente fallecido, y yo mismo. El resultado fue espectacular. En la inauguración del edificio Adolfo Marsillach, famoso actor y director, dijo que “el centro de San Luis es la mejor escuela de teatro de Europa”. En esta escuela impartieron clases y dirigieron la institución directores, actores, y escenógrafos tan conocidos como Roberto Quintana, Pedro Alvarez-Ossorio, Juan Ruesga, entre otros muchos. Más de 180 profesionales se formaron allí. Hoy componen parte de la élite de actores y actrices españoles. El contenido de sus enseñanzas alcanzó gran prestigio internacional. Inexplicablemente, y por causas políticas oscuras, la Junta de Andalucía, después de varios años de éxito y haber financiado la reforma del edificio, la cerró, devolviendo el conjunto de San Luis a la incertidumbre.
Tras un largo periodo de tiempo, el edificio fue devuelto a la Diputación de Sevilla quien me encomendó la restauración de la iglesia y la capilla doméstica. Una vez terminadas las obras, los dos templos fueron abiertos al público, permaneciendo vacío el edificio.
Hace diez años, el historiador del arte y académico Juan Luis Ravé comenzó a catalogar y a localizar un conjunto de cien piezas artísticas, patrimonio de la Diputación, que se encontraban almacenadas. Después de cinco años de arduo trabajo realizado por un equipo de restauradores y dirigido por el mismo Juan Luis Ravé, se han habilitado varias salas en el noviciado para exponer este rico patrimonio artístico procedente de los antiguos hospitales de Sevilla, tales como San Lázaro, San Hermenegildo, Hospital de los Inocentes y Casa Cuna, que ha hecho renacer el edificio.
La visita cultural es hoy mucho más completa: la iglesia de San Luis, su cripta, la capilla doméstica y la colección artística de la corporación provincial se extiende por el antiguo refectorio, las galerías, la sala de profundis y las sacristías gemelas. Todo un complejo artístico recuperado que puede competir con las mejores experiencias culturales de Sevilla. No obstante, debemos esperar que el trabajo no finalice aquí. Quedan por ocupar y exponer extensas zonas del edificio y recuperar el salón de actos, con capacidad para 200 personas. También quedan por sacar a la luz los fondos contemporáneos de la antigua fundación Luis Cernuda y otros ricos tesoros de nuestra provincia. Nuestra felicitación a la Diputación Provincial y a todo el equipo de investigadores, restauradores, diseñadores y museógrafos. Ojalá que se sigan recuperando nuevos espacios del antiguo Noviciado de San Luis y se consolide su función cultural. Mi querido amigo Félix Pozo estaría feliz de ver el resultado.
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