Sevilla

La ridícula avería de Metro de Sevilla que obliga a llegar tarde al trabajo

Una imagen de archivo de la estación de Metro de Ciudad Expo.

Una imagen de archivo de la estación de Metro de Ciudad Expo. / Belén Vargas

Una avería en la puerta de acceso de la estación de Metro de Ciudad Expo, en Mairena del Aljarafe, trae de cabeza a decenas de trabajadores que han llegado tarde esta semana ya en varias ocasiones a sus puestos de trabajo al no poder coger el primer tren que sale de dicha estación a las seis y media de la mañana.

Cada día, a partir de las seis de la mañana, decenas de trabajadores procedentes de Mairena del Aljarafe, Bormujos y Palomares del Río, principalmente, esperan pacientemente de pie a la intemperie, llueva o haga frío, a que el personal de Metro de Sevilla abra la cancela de acceso a la estación de Ciudad Expo, de donde sale a las 6:30 el primer convoy de la Línea 1. Esta persiana se abre entre las 6:20 y las 6:25, pocos minutos antes de que salga el primer tren, por lo que no es extraño ver a varias personas entrando en tropel a la estación por miedo a quedarse en tierra cuando la puerta se abre con el tiempo justo porque el tren no espera a nadie.

Desde el lunes, esa paciencia de los ciudadanos que esperan en la puerta ha llegado a su límite, pues una ridícula avería en la persiana de acceso ha dejado en la calle a decenas de trabajadores hasta en dos ocasiones, el pasado martes y este jueves otra vez, obligando a estas personas a coger el siguiente tren, a las 6:38. Sólo son 8 minutos de diferencia entre los convoyes, pero lo justo para llegar a tiempo o tarde al puesto de trabajo. De hecho, el primer Metro del día siempre va más lleno que el segundo.

Durante toda esta semana, el personal de mantenimiento de Metro de Sevilla ha abierto manualmente esta persiana con unas correas. Este jueves, este personal, que entra a trabajar a las seis de la mañana en las Cocheras de Metro, no ha llegado a tiempo hasta Mairena del Aljarafe, y ha empezado a abrir la persiana a las seis y media. Numerosos usuarios que esperaban fuera han empezado a protestar y a aporrear la cancela mientras veían a lo lejos impotentes un cartel luminoso que anunciaba la salida inmediata del tren.

"Es la segunda vez que llego tarde al trabajo esta semana. Esto es indignante", ha gritado un hombre bastante alterado al mismo tiempo que otras personas le daban la razón. Otros trabajadores han optado por coger de nuevo sus coches particulares, aparcados en el garaje de la estación, para llegar a Sevilla viendo que iban a llegar de nuevo tarde a sus puestos de trabajo. Y otros intentaban sin éxito calmar los ánimos de los más alterados, que no paraban de protestar y de gritar, mientras que el personal de Metro se esforzaba por abrir manualmente la persiana.

Al retraso de la apertura de la puerta de acceso se suma que, al tener que hacerlo de manera manual, la cancela tarda varios minutos en subir del todo. De hecho, antes de que la persiana estuviera a la mitad de su recorrido, varias personas optaron por pasar agachadas por debajo y salir corriendo con la esperanza de que no hubiera salido aún el primer tren. Sin embargo, el primer convoy ya había salido de manera puntual y vacío.

"¡Vergüenza! Somos trabajadores. No hay derecho a esto. Es la segunda vez que llego tarde al trabajo!", gritaba otro hombre que golpeó con fuerza con un paraguas la mampara que separa las vías del anden. Varias personas enfadadas rodearon entonces a uno de los empleados de Metro de Sevilla pidiéndole explicaciones, viviéndose unos minutos de tensión.

La cancela de acceso de la estación de Ciudad Expo lleva averiada, al menos, desde el lunes y ya han sido dos los días que no se ha abierto a tiempo para la salida del primer tren.

"¿Sabe usted cuántas reclamaciones se pusieron el martes, el primer día que no se abrió a tiempo la puerta? Ninguna. La única manera de que arreglen ya la persiana es poniendo reclamaciones", aseguraba un trabajador de Metro ante la indignación de los usuarios. Parece que hay que protestar para que se solucionen hasta las más ridículas averías.

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