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Los sanitarios sevillanos aplauden el fin de la mascarilla: "Es una liberación"

Farmacéutica y paciente sin mascarilla en la Farmacia Gaviño, en el centro de Sevilla.

Farmacéutica y paciente sin mascarilla en la Farmacia Gaviño, en el centro de Sevilla. / Antonio Pizarro

Llegar a un centro sanitario o farmacia, pararse en la puerta y buscar en el bolso o el bolsillo la mascarilla ha pasado a la historia. Desde este miércoles ya no es obligatorio el uso de este medio de protección que hace casi 40 meses, y 1.207 días, llegó a nuestra vida cuando se decretó, primero, la emergencia sanitaria, y, después, el estado de alarma. ¿La razón? Un virus desconocido, el SARS CoV-2 o coronavirus, que más de tres años después acaba de pasar a ser considerado una dolencia común, es decir, ya no se exige la aplicación de medidas extraordinarias. En Sevilla, 3.554 persona han muerto con Covid-19 y han pasado la dolencia 334.930, según los últimos datos de la Consejería de Salud y Consumo.

Este nuevo paso en la gestión de la pandemia se decretó el martes en el Consejo de Ministros, que dio por finalizada la emergencia sanitaria y con ello se cierra un capítulo, el único prácticamente que quedaba en relación a la revolución que supuso en nuestras vidas el estallido de la crisis sanitaria, el de la obligatoriedad de las mascarillas en los últimos lugares donde no eran optativas. Esto es, centros sanitarios, residencias y farmacias.

Pocos eran hoy lo que conocía esta medida en Sevilla. A las puertas de la Farmacia Gaviño, en el centro de la ciudad, una señora salía del interior con el cubrebocas puesto. "No sabía que ya la habían quitado", dijo al ser preguntada por su elección de mantener esta medida.

Tampoco estaba al tanto una paciente que salía a mediodía del centro de salud de Marqués de Paradas, también con mascarilla. "Escuché en las noticias que querían quitarla, pero no he estado pendiente de si ya se había aprobado", profería. Una enfermera, que prefirió mantenerse en el anonimato, se congratulaba de la medida. "Ya es hora de que se recupere la normalidad. Hay que tener prudencia y sentido común, pero es una medida acertada", afirmó a este medio.

Y ese es el sentir general que derrochan este miércoles los sectores, hasta ahora, implicados en la obligatoriedad de la mascarilla. "Quizás haya llegado, incluso, más tarde de lo que se pudiera haber hecho", comenta el presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona, en referencia al fin de ese uso obligatorio en otros países de Europa con anterioridad. "Pero bueno, si ha llegado ahora, bienvenida sea, y francamente alabo la aprobación de su retirada", incide.

Carmona es pediatra y lamenta que hay niños que no le han visto la cara "prácticamente desde que nacieron". "Es muy importante para un pediatra el tratar de empatizar con los niños, sonreírles y transmitirle confianza y cariño, y son facciones que se muestran con la cara y que hemos tenido que obviar estos años por el uso de la mascarilla", destaca. También afirma que "a través de la cara se pueden intuir muchas dolencias". 

En definitiva, recalca el presidente de los médicos sevillanos, "la noticia es muy buena". "Yo la acojo con alegría, primero, porque es señal de que la pandemia ha dejado ya de ser lo suficientemente dañina como para poder adoptar esta medida, y, segundo, porque a los médicos nos permite el ejercicio de nuestra función de forma plena, viéndole el rostro a nuestros pacientes desde que entran en consulta", subraya.

La vicesecretaria del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla, Nuria Muñoz, da su opinión al respecto en esa línea: "Esto supone un punto y aparte en la gestión de la pandemia. La mascarilla ha sido un elemento que nos ha ayudado mucho, pero también creo que nos ha marcado a todos y que por fin podemos dejar de utilizar como obligatoria. Eso nos va a permitir volver a ver a nuestros pacientes y que ellos nos vean la cara a nosotros, que es muy importante la comunicación en sanidad y era algo que nos limitaba un poco", manifiesta.

La farmacéutica destaca que la medida supone "una liberación" para pacientes, pero sobre todo para el gremio sanitario. "Ha sido una situación tensa en algunos momentos porque, aunque de manera general la gente traía la mascarilla, ha habido excepciones. Nosotros no somos policías. Era una obligación y nosotros la cumplíamos y pedíamos a la gente que se la pusiera. Más ganas que nosotros no tenía nadie de quitársela. De dejar de estar ocho hora con la mascarilla en la farmacia. Así que hoy lo celebramos", apostilla.

Para el presidente de los enfermeros sevillanos, Víctor Bohórquez, la medida es "acertada", siempre que se sepa actuar "con prudencia" y "cabeza". "Que tanto el personal sanitario como los pacientes sepan qué condiciones invitan a que se sigan utilizando", indica. Bohórquez cree que era el momento de prescindir de esa obligatoriedad por dos razones, fundamentalmente. "Hay datos que apoyan esa medida ya que no se están aumentando los índices de contagios y, además, concurrimos en ambientes de ocio o transporte público donde hace tiempo fueron suprimidas, con lo cual, se supone que el quitarlas en centros sanitarios no va a disparar la cifras", sostiene.

"Sentido común"

No obstante, hay excepciones, Según recoge el BOE, las mascarillas siguen siendo "altamente recomendables" en entornos con personas vulnerables, como UCI, Urgencias o salas comunes de centros hospitalarios. Los portavoces de los médicos, enfermeros y farmacéuticos sevillanos confían en el "sentido común" y en la "responsabilidad" a partir de ahora. "La experiencia lleva al personal sanitario a conocer ante qué tipo de pacientes y patologías lo ideal es el uso de ese tipo de EPI que no es una defensa, sólo de cara al pacientes, sino también a nosotros mismos", apunta Víctor Bohórquez.

En la misma línea, la farmacéutica Nuria Muñoz tiene claro que, pese a que este elemento haya pasado de ser obligatorias en ámbitos sanitarios y a ser recomendables, las mascarillas "han venido para quedarse". "Yo creo que en la conciencia de cada uno debe estar la responsabilidad de saber que están ahí para utilizarlas cuando haya situaciones en las que pueda haber un riesgo mayor, con pacientes vulnerables, o, por supuesto, cuando se sea sintomático. El sentido común creo que va a ser el que haga que los pacientes sepan cuando la tienen que utilizarla. Creo que es un elemento que ha venido para quedarse y no para ser obligatorio", apostilla.

Coincide con ella Alfonso Carmona. "Es un sentido común", insiste el presidente de los médicos de Sevilla. "Se mantiene en quirófanos que es donde siempre se ha utilizado y en las UCI, donde también. No es una medida contraria a razón y creo que debe existir en esos ámbitos. Pero en farmacias y consultas normales no hay razón para que se utilicen", sentencia.

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