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José Luis Cienfuegos

Con el séptimo (arte) de Caballerizas

  • Avilés. Oviedo. Gijón. Tres pilares asturianos de quien vino hace dos años a dirigir el festival de cine de Sevilla. Estrenó el cargo en Cannes y ahora se va a Berlín.

LA semana entrante se marcha al festival de Berlín en busca de películas y contactos. En mayo viajará a Cannes, donde hace dos años llegó recién nombrado director del festival de cine de Sevilla. "No puedo hablar de una primera impresión de la ciudad, porque llegué con el tiempo justo para poner en marcha el festival". A Venecia, por cerrar el ciclo europeo, no va. Lo hace el jefe de programación.

Cuando José Luis Cienfuegos (Avilés, Asturias, 1964) siente la llamada de la tierra no tiene más que cruzar el puente de Triana, su descenso del Sella particular, y acogerse a la hospitalidad de sus amigas y paisanas Lucía Calleja y Susana García Lastra, ésta organista y con muy buena mano para la fabada.

Como a Enrique Morán cuando vino al Betis desde el Sporting de Gijón, a Cienfuegos también lo ficharon del festival gijonés. "Me llamó la delegada, María del Mar Sánchez Estrella. El Sur era algo que me faltaba por conocer". Espacio que suena a película de Erice. "Sabía que no venía a cualquier sitio". Tiene su oficina en el teatro Alameda, donde estuvieron las caballerizas de la Policía.

Le gusta estar detrás de quien está detrás de la cámara, porque al cine no llegó por el cine. "Talento creativo cero". Es de una generación que llega desde el cine-clubismo universitario, como Regordinos, director de San Sebastián, o José Antonio Hurtado, de la Filmoteca de Valencia. "Una gente a la que nos gusta el rock, nos gusta el cómic, y se nota en el cine que programamos".

No le gusta pasear. Eso para empezar. Lo hace a regañadientes, pero la resistencia es muy instructiva. Aparece un tipo que, "puede parecer una extravagancia", gusta de escuchar los programas deportivos de radio, "me parece una manera muy útil de entrar en las claves de la ciudad". Lo dice quien tuvo un programa de cine en Radio Nacional de España en Asturias. Creció en Oviedo, patria literaria de Ana Ozores. Un apellido muy cinematográfico. Detrás de la casa de las Sirenas, estaba el cine Ideal. Su interlocutor le enuncia grandes acontecimientos en ese coliseo de la selecta nevería: ¡Desenfunda!, El tren del infierno, Delta Force, Kárate a muerte en Bangkok.

"En el programa Días de cine me pidieron mi secuencia favorita. A algunos les pareció una impostura que dijera la del asesinato de la ducha de Supervixens. Yo reivindico también el cine de artes marciales, películas de serie b o de serie z". El paisano de Clarín Está leyendo Pulphead, de John Jeremiah Sullivan, y Así es como la pierdes, relatos del Pulitzer dominicano Junot Díaz.

A la ciudad se ha ido acercando sin alharacas. "Puedo decir que ya he ido al fútbol, no voy a decir a qué campo, porque bastante tenía con vivir en Oviedo y ser del Sporting; ya conozco la Semana Santa, me quedo con lo que vi en Montesión, seguiré en el aprendizaje de las saetas y las bandas; la Feria de Abril fue un descubrimiento, iba con el prejuicio de las lamentables y patéticas malas copias. Y a los toros fui con el mejor guía, Manolo Grosso, que además me dio muy buenos consejos para el festival".

Le divierte más hablar de fútbol que de cine, recordar un 4-3 del Sporting al Betis en el Molinón con Morán-Quini-Ferrero. Ambas aficiones se funden en el recuerdo del día que fue con su abuelo a ver Evasión o victoria. Sevilla gana por goleada en talento cinematográfico. Una nueva delantera stuka: Alberto Rodríguez, Santi Amodeo, Fernando Franco, Paco Baños, Paco Cabezas. "El Festival pretende crear un nexo entre directores, actores y espectadores".

En Gijón gobernaba el Foro Astur de Álvarez-Cascos, con la alcaldesa Carmen Morillón. "Con Zoido no he hablado de cine, hablé de lo que teníamos que hablar". La Casa de las Sirenas era el lugar de juegos del niño Juan Belmonte. Le divierte la historia de la escultura del imaginero Manuel Ramos Corona que viajó a su destino, en Villaviciosa, en un camión de sidra El Gaitero.

En junio de 2012 se hizo residente en Sevilla. Va descubriendo esta ciudad que tiene alma de plató, sobre todo cuando no se ruedan películas. Lleva su circuito de santuarios de la tapa: Pasos Largos, en la calle Feria; Lumbreras, esquina con Santa Clara; y la Abacería de San Lorenzo, con el mismo nombre de una de las playas más populares de Gijón.

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