Un turista con fiebre puede entrar en un monumento de Sevilla. No hay nada que se lo impida. Ni siquiera los termómetros que se utilizan como medida preventiva frente al coronavirus. Puede acceder libremente al recinto, aunque en las circunstancias actuales se le aconseja que acuda a un centro de salud. Así lo ha aclarado este jueves el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, quien ha destacado que, por ahora, en el Alcázar no ha entrado ningún visitante con un cuadro de fiebre.

Las declaraciones de Muñoz suponen un aviso para sevillanos y turistas. Las medidas de seguridad sirven de prevención, pero no pueden prohibir el acceso a quienes hayan adquirido la entrada para visitar el Alcázar u otro monumento de la ciudad.

“En estos casos, si se detecta que tiene fiebre, se le pide que acuda a los servicios sanitarios para descartar que esté contagiado por Covid”, ha referido el concejal de Turismo, quien ha insistido en que, este supuesto aún no se ha producido en el palacio mudéjar, que reabrió a las visitas el pasado mes de junio tras permanecer cerrado a causa del estado de alarma.

Muñoz ha subrayado que, por ahora, el único caso que hizo levantar sospechas fue el de una persona que llegó “apresurada” al Alcázar porque estaba a punto de cumplirse la hora prevista para su entrada. “Ante el acaloramiento que presentaba se le pidió que descansara un momento y se tranquilizara, pues se le permitiría acceder. A continuación se le tomó la temperatura y se comprobó que no tenía fiebre”, ha recordado el edil socialista. “Por lo demás, no se ha presentado nadie con fiebre entre las 48.000 personas que han visitado el Alcázar desde que lo reabrimos”, ha destacado.

Esta aclaración se produce después de que el recinto mudéjar haya vuelto a registrar colas para visitarlo, una estampa que no se veía desde marzo, cuando se produjo el confinamiento por la pandemia. Aunque tras su reapertura quienes accedían a recorrerlo eran mayormente sevillanos, ahora esta tendencia se ha invertido y el 70% son turistas, lo que para Muñoz supone un síntoma de que esta actividad comienza a “repuntar” en la ciudad, junto con la recuperación de las conexiones aéreas.