Un empleado de un autolavado apuñala a su compañero de trabajo en un parking del centro de Sevilla

La víctima tiene 22 años y sufrió heridas en una pierna tras una pelea en pleno aparcamiento; el agresor salió huyendo y todavía no ha sido detenido

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Un patrullero de la Policía Nacional, este viernes en la entrada del Parking Magdalena para investigar el suceso.
Un patrullero de la Policía Nacional, este viernes en la entrada del Parking Magdalena para investigar el suceso. / D.S.

Un empleado de un autolavado de coches situado en un aparcamiento subterráneo del centro de Sevilla resultó ayer herido después de ser apuñalado por su compañero de trabajo, que acto seguido salió huyendo antes de que los servicios sanitarios y la Policía Nacional llegasen al lugar de los hechos. En principio, la buena noticia es que las heridas que sufrió la víctima en la pierna izquierda, fruto de varios “pinchazos” en palabras de testigos presenciales, son superficiales, pero lógicamente fue trasladado al hospital por una ambulancia del 061. En cuanto al agresor, al cierre de esta edición todavía no había sido detenido aunque ya está identificado.

El suceso ocurrió poco después del mediodía. La jornada se desarrollaba con la normalidad y el frenesí habituales en el Parking Magdalena, en la calle San Pablo, cuya excelente ubicación lo lleva a ser frecuentado diariamente por decenas de vehículos. En la planta -1, al fondo a la izquierda según se baja por las escaleras, los dos jóvenes implicados en esta historia trabajaban o se preparaban para trabajar en la limpieza de un turismo cuando, sin que hayan trascendido las causas, comenzó una discusión que degeneró en pelea. Durante esa refriega, uno de ellos apuñaló al otro en la pierna izquierda con un cuchillo.

La víctima, que tiene 22 años, pudo zafarse en un momento dado de su compañero y sin embargo enemigo y anduvo unos metros a la izquierda hasta llegar a la garita de control de entradas y salidas que da a la calle Moratín. Las heridas que le infligió el otro joven, de entre 25 y 30 años, no debían de ser muy profundas porque en todo ese trayecto no quedó ningún rastro de sangre. Sí lo había, en cambio, en el pequeño espacio entre la consigna y la garita en la que se quedó para pedir ayuda. Quien lo asistió fue precisamente el empleado del aparcamiento que trabaja en ese control, aunque no estaba allí en aquel momento. Eso sí, llegó rápidamente al oír el jaleo y los gritos.

Tras ofrecerle una silla para que se sentase, el trabajador telefoneó a la Policía, que le dijo que llamase al 112. El aviso entró a las 12.25 horas, según fuentes de este servicio de emergencias. De inmediato fueron activadas la propia Policía Nacional y una ambulancia del 061. Los sanitarios trataron a la víctima de las heridas por arma blanca que había recibido y salieron hacia el hospital sobre las 13.20 horas. El patrullero de la Policía, por su parte, permaneció en el lugar hasta que llegó un relevo, que a su vez aguardó a los compañeros de la Policía Científica para bajar a la escena del suceso pasada ya la una y media.

Una vez abajo, los agentes científicos recogieron distintos restos y sus colegas tomaron declaración al testigo. Esas tareas se prolongaron durante muy pocos minutos, pero la Policía Científica regresó un rato después para completar su examen y seguir fotografiando el recorrido que había efectuado la víctima. En el autolavado, que por supuesto cerró tras el incidente, seguía en su sitio el coche que iban a limpiar el agresor y la víctima. El negocio tiene dos cámaras de seguridad, así que la escena en teoría habrá quedado perfectamente recogida.

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