Aunque el problema del túnel del tranvía es de los servicios afectados por la excavación de esta estructura subterránea, la empresa metropolitana de aguas está al tanto de los contratiempos que están surgiendo con la estructura soterrada que va sobre el nuevo colector que se ha construido en este punto, cuya instalación se ha hecho coincidir con la obra del tranvía.

El consejero de Emasesa de IU, el ingeniero de caminos Indalecio De la Lastra, ha propuesto en varias ocasiones al Ayuntamiento de Sevilla que tape el túnel del tranvía como solución para desbloquear las obras en la avenida Ramón y Cajal. “He expresado varias veces al Ayuntamiento que lo mejor es quitar del proyecto este túnel que no le hace falta al tranvía. Esto permitiría terminar las obras, mientras se puede dejar el túnel para cuando haga falta”, explica De la Lastra.

La obra del túnel del tranvía se empezó a ejecutar una vez que la empresa metropolitana de aguas de Sevilla (Emasesa) había terminado de ejecutar el nuevo colector de agua. El túnel por el que pasará el tranvía de Ramón y Cajal a San Francisco Javier generó controversia desde el principio del proyecto. En el proyecto constructivo que se sometió a información pública el túnel se mantuvo pese a que supone dar prioridad al tráfico motorizado y relega a este transporte público bajo tierra. El Ayuntamiento descartó que el tranvía pasara por este punto en superficie, pese a que sí lo hace en la Glorieta del Prado.

El paso inferior del tranvía tiene una profundidad de 5 metros, una longitud de 96 metros y una anchura de 7,8 metros. En profundidad es comparable al paso inferior de Bueno Monreal con la Palmera. El túnel requiere una estación de bombeo de aguas pluviales, ya que no se pueden desaguar en la red de saneamiento debido a la cota en la que está, por lo que hay que llevarlas con una bomba a un pozo existente.